martes, 2 de julio de 2013

Tu sonrisa


Una puesta de sol con el mar de fondo. Un frondoso bosque cubierto por la nieve. El espectáculo de las montañas impertérritas cubiertas por una constantemente cambiante capa de árboles con cada hoja en un tono diferente de color. Una limpia y perfecta noche estrellada. Un precioso acantilado con las olas rompiendo como si tratasen de tirar abajo el mundo.

Podría seguir enumerando espectáculos que puedo disfrutar y emocionarme viéndolos. ¡Qué regalo poder ser testigo de semejante belleza! Estoy profundamente agradecido por poder tener semejante privilegio.

Pero hay un privilegio que me hace aún más afortunado. Aún hay un cuadro más bello que puede pintarse delante de mí. Uno que me hace aún más especial, mucho más feliz. Una imagen que prefiero tener delante antes que cualquier otra, antes que cualquier privilegio, que cualquier otra estampa. Tu sonrisa.

Me da fuerzas, me hace respirar tranquilo, me ilusiona, me empuja, me enamora, me hace estar agradecido, me hace ver que merece la pena seguir luchando, me encanta. Tanto me gusta que quiero dedicar mi vida a que nunca se apague, que ningún día te falte una sonrisa en el rostro, que jamás se extinga tu alegría.

Dios me ha entregado a una amiga encantadora, a una compañera preciosa, a una novia bellísima, a una mujer valiosa, a ti. Y ahora, ya en la cuenta atrás de nuestro gran día, quiero, más que pedirte que seas la mujer perfecta para mí, encargarme de ser el hombre perfecto para ti, el que cuide tu sonrisa y tu corazón con todas sus fuerzas y hasta que se acaben.
Este es el tiempo que me queda para verte venir vestida de blanco hacia mí. Disfruta tu tiempo de soltera, y mantén tu sonrisa. A partir del 10 de agosto, me ocupo yo.

Te amo, Rebeca.



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