miércoles, 4 de enero de 2012

2012

Bueno, pues aquí estamos, ya hemos llegado. El 2012 vino, fue recibido, al menos en mi caso, con 12 uvas y ya lo tenemos encima. Y este año no es uno cualquiera, es un año que promete, para bien o para mal, pero promete, y mucho.

Para empezar, estamos metidos, como ya he recordado, para vuestro regocijo personal, en multitud de ocasiones, en una de las mayores crisis económicas que se recuerdan, o al menos que yo recuerdo. Con cifras de paro históricas, de déficit y de no sé cuantas cosas más. El caso es que, entre todos, nos hemos dejado contagiar del pesimismo de los estadistas y los telediarios parecen más grises, la gente anda con el ánimo caído. Estamos metidos en algo de lo que no sabemos salir, y ahora, el nuevo gobierno, va a hacer recortes durísimos. Empezamos el año de la manera más oscura posible.

Además, por si fuera poco, no faltan los presuntos profetas, intérpretes del saber antiguo y agoreros en general que se afanan en aclamar cataclismos para este fantástico año. Según parece, en un principio, se dijo que los mayas habían hecho muchas profecías que habían sido reales, nadie decía cuales, pero el caso es que las había, en algún sitio. Estos mayas, habían puesto la fecha del fin del mundo en diciembre del 2012. Después se decía que no, que los mayas tenían un sentido de la vida cíclico y que, por lo tanto no podían predicar el fin del mundo porque no creían en él, sino más bien debía ser un cambio de ciclo. Recientemente he leído que lo que pasaba en realidad es que los mayas tampoco eran tan profetas como se pensaban y que todo esto del fin del mundo fue un invento de un escritor de los 70. Pero ahí queda. Y hay mucha gente que piensa que, si no el fin del mundo, algo catastrófico va a suceder a finales de este año.

Lo que está claro es que este no será un año normal. Puede ser que sea muy malo el comienzo, o las expectativas que tenemos de este 2012 sean que bien nos irá si logramos sobrevivir. Pero no todo lo que creemos que comienza mal, termina mal.

Como estuve hablando hace un tiempo, la palabra “crisis”, en japonés, viene de la unión de la palabra “peligro” con “oportunidad”. Este es un año peligroso, seguramente será duro. Muchas familias lo pasarán realmente mal para salir adelante. Otros vivirán con miedo a que a fin de año les caiga encima un asteroide, o a que estalle una guerra mundial o mil cosas más. El peligro está ahí, y es más palpable que nunca. Estamos rodeados de una seria de situaciones contra las que no podemos y que nos nublan la vista, nos hacen verlo todo gris. Pero más allá de la crisis hay vida, más allá de todo lo malo que parece que nos amenaza a la vuelta de la esquina. Tenemos que aprovechar la oportunidad que tenemos cada día. No centrarnos en todo aquello que tenemos a nuestro alrededor tan malo tan malo que no podemos cambiarlo, sino mirar directamente a lo que sí podemos cambiar, a aquellos que tenemos alrededor por los que merece la pena cambiarlo. A buscar las oportunidades para salir adelante.

Yo no soy profeta, ni falta que hace, a finales de este año ya veremos si tengo razón o no. Pero la verdad es que tengo una sensación muy positiva con este año, creo que será muy bueno y que, si sabemos aprovechar las oportunidades y escapar de los peligros, esta crisis puede ser de lo más beneficiosa para todos.

Seguramente todos pensamos que nos iría mucho mejor con más dinero. Yo lo pienso. Pero debemos recordar que el dinero no soluciona todos los problemas, solo soluciona los problemas de dinero, que, visto lo visto, son de los menores problemas que tenemos por delante.

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