Richard
Cohen (Filadelfia, 1952), es autor del polémico libro ‘Comprender
y sanar la homosexualidad’. Se define como un exgay que tiene la
clave para corregir las tendencias homosexuales. Su libro, escrito
originalmente en 2000, ha sido editado por Libros Libres en España.
El
martes pasado, El Corte Inglés lo retiró de su librería, tras las
protestas de varias agrupaciones homosexuales. Cohen define esa
decisión como “un atentado contra la libertad de expresión”. No
es la primera vez que su libro genera polémica. En 2009 se empleó
en Uganda para apoyar un proyecto de ley que castigaría las
conductas homosexuales con pena de muerte. Cohen asegura que se
malinterpretó su mensaje y que no odia a los gais. Aquí en Estados
Unidos es el principal representante de lo que se llama "terapia
de conversión", que promete a los pacientes hacer desaparecer
tendencias homosexuales.
Cohen
no es psiquiatra. Obtuvo un máster en terapia psicológica por la
Universidad de Antioch. En este momento tampoco tiene licencia para
ejercer como psicoterapeuta. Regenta una organización llamada
International Healing Foundation, para la que trabajan otros
terapeutas. Recibe a EL PAÍS en su casa en las afueras de
Washington, en una consulta decorada con una pequeña bandera gay,
muchos libros y una foto con su mujer y sus tres hijos.
Pregunta:
¿Cree que la homosexualidad se puede curar?
Respuesta:
¿Qué
quiere decir con curar? No entiendo la palabra.
P:
¿Sanarla, entonces? Es la palabra que emplea en el libro.
R:
En
2008, la Asociación Norteamericana de Psicología dijo que aunque ha
habido muchas investigaciones sobre las posibles causas genéticas,
biológicas u hormonales de la orientación sexual, no ha habido
descubrimientos que les permitan a los científicos llegar a la
conclusión de que la orientación sexual esté determinada por uno o
varios factores particulares. La ciencia dice que la gente no nace
gay.
P:
Lo que usted hace, ¿es una terapia que revierte una supuesta fase
gay?
R:
Yo
creo en el derecho del cliente a la autodeterminación y libre
albedrío. Si alguien quiere vivir una vida gay, lo respeto. Y si
alguien quiere explorar las posibilidades de cambiar de gay a
heterosexual, también lo respeto.
P:
Pero niega la posibilidad de que la homosexualidad sea biológica.
R:
Si
hay algo biológico en ella, mi experiencia dice que es que aquellos
que experimentan sentimientos homosexuales son hombres y mujeres
extremadamente sensibles.Viven una relación con sus padres, con sus
compañeros y con su entorno, distinta a la de sus hermanos y a las
de otra gente a su alrededor. Esa sensibilidad puede sentar las bases
para los sentimientos homosexuales.
P:
Por lo que usted ha escrito, cree que es el entorno familiar,
escolar, de amistades, lo que determina la homosexualidad.
R:
Efectivamente,
es algo de suma importancia.
P:
Y, ¿cómo hace usted que alguien evolucione de tendencias
homosexuales a tendencias heterosexuales?
R:
Durante
los pasados 21 años, en los que trabajé como psicoterapeuta,
desarrollé un protocolo para aquellos que quieran cambiar, no para
los que estén contentos siendo gais. Yo mismo viví como gay, tuve
una pareja gay durante tres años.
P:
¿Había algo dentro de usted que le decía que aquello no era
correcto?
R:
No.
Lo que pasa es que desde pequeño, siempre tuve un sueño: estar
casado con una mujer y tener una familia. No fue la presión de mis
padres, de la sociedad o de la religión. Era yo mismo, que tenía el
sueño de casarme con una mujer y tener niños.
P:
¿Fue fácil para usted dejar de ser gay?
R:
No.
Se me dijeron muchas mentiras. Que encontrara a la mujer adecuada que
me volviera heterosexual. Me casé. Pero reprimía los deseos
homosexuales. No los había resuelto. Hice mi terapia después de
casarme. Fue un proceso complejo, duro. Muchos terapeutas me decían
que yo había nacido gay, que no había nada que hacer. Que debía
aceptarlo y vivir una vida gay.
P:
¿Nunca tuvo una aventura con un hombre después de casarse?
R:
Tuve
una relación con un hombre. Y se lo dije a mi mujer. No buscaba
sexo, sólo un mentor masculino. Bajo mi deseo por los hombres había
una herida. No recordaba que mi tío había abusado sexualmente de
mí. Es algo que reprimí durante 25 años, hasta que hice mi
terapia. Entonces encontré a un mentor masculino, heterosexual.
Cuando experimenté el luto por ese abuso mis tendencias homosexuales
desaparecieron.
P:
Usted hace especial insistencia en la figura del abuso sexual como
una razón para desarrollar sentimientos homosexuales. ¿Cree usted
que es una razón común?
R:
Es
una de las 10 razones posibles que detallo en mi libro. Nunca es una
cosa sola. Es una combinación de varios factores. Un 50% de mis
clientes sufrió abuso sexual por parte de alguien de su mismo sexo.
P:
¿No cree que esto se puede interpretar como que usted caracteriza a
los gais como abusadores sexuales?
R:
Es
lo opuesto. Si se da cuenta de las proporciones de la población, la
mayoría de abusadores son heterosexuales.
P:
¿Por qué?
R:
Porque
en la sociedad no hay más de un 2 o 3% de homosexuales. Es una
cuestión de proporcionalidad. En mi caso, fue un hombre heterosexual
quien abusó de mí.
P:
Hace usted una reflexión en su libro sobre por qué los homosexuales
tienden a cultivar su cuerpo, cuidar su apariencia... algo muy
asociado a los tópicos que hay sobre la cultura gay.
R:
Es
lo que se llama sobrecompensación, porque no sienten su propia
masculinidad. He tratado a hombres culturistas, con físicos
increíbles. No importa cuántos músculos desarrollen, aun se
sienten inferiores interiormente.
P:
Usted habla de un mito, reforzado por los medios, Hollywood, las
novelas...
R:
Es
el mito de que se nace gay, que es una afirmación que
científicamente no es válida. Pero tampoco se puede decir que ser
gay sea una opción. Uno no se despierta un día y decide ser gay.
Hay una serie de factores combinados que hacen que alguien se
comporte como gay. Tratando a cientos de homosexuales he descubierto
que hay una serie de contextos comunes en todos ellos. En las
biografías de los famosos queda claro también: tuvieron
experiencias similares. Rosie O’Donnell, Greg Luganis, Elton John,
Ricky Martin, Ellen DeGeneres... todos tienen historias similares. Es
algo clínico. Decir que alguien ha nacido así es contrario a la
naturaleza.
(*)
Reproducción de la entrevista publicada en el diario español El
País
©Protestante
Digital 2011
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