El tren resoplaba con la fuerza de un millar de caballos. La
densa nube que dejaba a su paso se podía ver desde kilómetros de distancia. El
gran prodigio de la ciencia llevaba a sus pasajeros de un punto a otro de Francia
con la perfección de la maquinaria que el avance había provisto para la
humanidad.
En un vagón, un universitario que volvía a su hogar para
disfrutar de las vacaciones estivales con su familia, leía un manual de
ciencias con avidez. Desde siempre le había encantado la naturaleza, su meta más
alta era la de llegar a ser como uno de esos grandes catedráticos que sabían
absolutamente todo acerca de la vida, que habían estudiado hasta los más recónditos
rincones de la existencia y poseían la verdad que después enseñaban a sus
alumnos. Le encantaba saber explicar el por qué de las cosas.
A su lado, un anciano de unos 70 años leía con mucho interés un
libro bastante gordo, de tapas oscuras. Un marca-páginas rojo colgaba entre las
páginas corroídas por el uso. En seguida, identificó el libro que leía el
viejito, era una Biblia. Se fijó un poco, estaba abierta por el evangelio de
Marcos. El chico esbozó una sonrisa y dejó escapar un soplido ante la lectura
de aquel anciano. No era posible que aún siguiera aquella gente creyendo toda
esa clase de patrañas.
- Perdone, señor. – El anciano llevó cansinamente un dedo a
la zona donde estaba leyendo para no perderse antes de levantar la vista con
una sonrisa en el rostro.- ¿Usted aún cree en ese libro con toda esa sarta de fábulas
y cuentos que es la Biblia ?
- Pues la verdad es que sí.- El viejito se quitó las gafas
mientras miraba al joven a los ojos, con una sonrisa cándida.- De hecho, creo
que esto es mucho más que un libro, que es la Palabra de Dios. ¿Estoy
equivocado al creer eso?
- Claro que sí, señor. Si usted dejase de mirar cuentos y
estudiase un poco de la Historia Universal ,
verá que hace más de 100 años, ocurrió un hecho conocido como la Revolución Francesa
que demostró la miopía de la religión.- El joven se emocionaba según proseguía
en su argumento que, sin duda, dejaría derrotado al pobre viejito ignorante. – La
ciencia ha demostrado que el cuento que dice ese libro de que Dios creó el
mundo en 6 días es una mentira que solo creen los ignorantes. Debería estudiar
un poco de ciencia y entender lo que dicen los científicos hoy en día.
- Entonces, ¿eso es lo que dicen los científicos sobre la Biblia ?
- Lo siento, señor. Tengo que bajar ya en la próxima estación,
pero me gustaría hacerle llegar algún material para que estudie y entienda un
poco lo que dice la ciencia sobre la
Biblia y sobre las leyendas y mitos que usted cree. ¿Tiene
una tarjeta de visita para que pueda mandarle algunos libros y artículos acerca
de esto mismo?
El anciano asintió, mientras se llevaba la mano a la cartera
para sacar una tarjeta que le extendió al chico, que la guardó en su bolsillo. Se
levantó para dar la mano al joven mientras el tren paraba en el final del
camino para el universitario. Fue cuando ya se hubieron despedido y el chico
estuvo en la estación que se llevó la mano al bolsillo y se quedó boquiabierto
al leer lo que decía la tarjeta:
Profesor Doctor Louis
Pasteur
Director General del Instituto de Investigaciones Científicas
Universidad
Nacional de Francia
'Un
poco de Ciencia nos aparta de Dios.
Mucha,
nos acerca a Él'
2 comentarios:
Impresionante como siempre Pozo.
Muchas gracias, de verdad!
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