miércoles, 23 de abril de 2014
lunes, 21 de abril de 2014
I see love
THIRD DAY, STEVEN CURTIS CHAPMAN & MERCYME
I SEE LOVE
Algunos
ven a un maestro
En
pie sobre una colina
Hablando
con sabiduría.
Algunos
ven a un sanador
Extendiendo
su mano
Para
dar vista a un ciego.
Algunos
ven a un soñador
Gastando
su vida
En
lo que nunca podrá ser.
Algunos
ven a un tonto
Muriendo
por sus sueños.
Pero
yo veo amor,
Veo
amor
Luz
de los cielos atravesando.
Veo
gracia,
Veo
el rostro de Dios.
Brillando
con amor puro y perfecto.
Cuando
te veo,
Veo
amor.
Algunos
ven a un prisionero,
Solo
ante su juicio,
Sin
nadie que lo defienda.
Algunos
ven a una víctima,
Mordida
y abusada,
Con
todo el mundo en su contra.
Algunos
ven a un mártir,
Cargando
con su cruz
Por
lo que cree.
Algunos
ven a un héroe
Que
libera a su pueblo.
Pero
yo veo amor,
Veo
amor
Luz
de los cielos atravesando.
Veo
gracia,
Veo
el rostro de Dios.
Brillando
con amor puro y perfecto.
Cuando
te veo.
Con
tu último aliento, veo
amor.
En
tu muerte, veo
amor.
Veo
paz en los ojos del Rey.
Veo
esperanza en Tu sufrimiento.
Veo
la calma en medio de la tormenta
Veo
al Salvador.
Algunos
le ven saliendo de una tumba vacía.
martes, 8 de abril de 2014
Sola Gratia
Sola
Gratia, solamente por la gracia. Eso es lo que dice el siguiente
estandarte que levantaron los reformadores hace ya casi cinco siglos,
y lo hicieron porque era absolutamente necesario hacerlo para
declarar cómo era el Evangelio de Cristo, en qué consisten las
Buenas Noticias que Dios nos había dejado en la Biblia.
En la
primera entrega de las Cinco Solas, nos detuvimos en la Sola Scriptura, y estuvimos viendo cual debe ser la base sobre
la que se edifique toda creencia y doctrina, de qué se trata el
Fundamento Apostólico sobre el que debemos cimentar todo lo
demás, y vimos que la Biblia no nos deja otra opción que tomar todo
aquello que está en contra de lo que enseña en sus mismas páginas
como falsedad, y aquí están incluidas muchas de las creencias,
prácticas y enseñanzas supuestamente cristianas. En la segunda,
estuvimos viendo el cómo se recibía la salvación según la
Biblia, y esto es por la Sola Fide, solamente por la
fe, sin tener que hacer nada más para recibirla, solamente
extender la mano y recibirlo. Hoy vamos a ver el por qué, cuál
es la razón que Dios nos regalase una salvación tan grande.
Sola
Gratia establece que la salvación del hombre es un “favor
inmerecido”, es decir, que ni tú ni yo tenemos nada en
nosotros mismos que haga que Dios nos regale esta salvación. Ya
vimos que no hay nada que podamos hacer para obtenerla, que no hay
nada con que podamos pagar lo que Dios nos regala, solo se puede
aceptar por fe. Pero tampoco hay nada en nosotros que merezca, ni
de una manera muy remota, lo que Dios hizo por nosotros al entregarse
a sí mismo, no hay una bondad escondida, un futuro de servicio
ciego, las buenas obras que sean, nada que nos haga, ni en el
presente ni en el futuro, merecedores de esta salvación (Isaías
64:6).
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es un regalo de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8,9).
Entonces,
¿por qué? ¿Qué hizo que un Dios que no nos necesitaba para nada
se hiciera hombre para pagar la cuenta que le debían a Él mismo sus
mayores enemigos?
Pero Dios demuestra Su mismo amor hacia nosotros en que, siendo nosotros aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).
La
razón es el amor. No hay ni habrá nada en nosotros que nos haga
merecedores, no hay necesidades por satisfacer en el Creador de todo,
ningún sentimiento de soledad o carencia afectiva. La razón es el
amor. Gracia pura, inmerecida, derramada sin medida, derrochada
por aquellos que ni la merecíamos, ni la apreciamos, ni siquiera la
queríamos. Amor incondicional, inmerecido y eterno, esa es la Sola
Gratia.
Algunos
piensan que hay una parte de la salvación que es por gracia, que
Dios hizo que la humanidad pudiera llegar al punto en que puede
ganarse su propia salvación mediante una serie de buenas obras,
sacramentos, ritos o lo que sea, pero la Biblia afirma que esto no es
posible, porque si es por gracia, ya no es por obras (ritos,
sacramentos o lo que sea), de otra manera, la gracia ya no es
gracia (Romanos 11:6). Es decir, si es un regalo, no tienes
que pagarlo, porque si lo pagas, ya no es un regalo.
Así
que no hay nada que podamos hacer, y esto es por la razón de que
nadie se gloríe, nadie piense que se lo merece, que nadie se
crea mejor que nadie, más justo, santo o superior a nadie, porque
todo ha sido un regalo de Dios para todos.
La
salvación por la gracia, por la Sola Gratia, es algo tan tremendo,
tan espectacular, tan bello y tan amoroso que apenas podemos llegar a
entender, que no podemos abarcar, que no podemos comprender; pero sí
podemos aceptar. Podemos aceptar que, aunque no hay nada en
nosotros que nos haga merecedores, Dios ha pagado, la cuenta está
saldada, y si lo aceptamos, el regalo será nuestro para siempre.
Hace
poco más de 200 años, un traficante de esclavos cruel llamado John
Newton, descubrió esta gracia, viendo que no tenía absolutamente
nada para merecerla, y al recibirla, cambió su vida para siempre. Cuando se dio cuenta de esta grandeza, de este regalo
tan tremendo de parte de Dios, compuso un himno memorable que quedó
para la posteridad llamado Amazing Grace (Sublime Gracia).
Aquí os dejo una versión un poco más renovada de Chris Tomlin,
para que disfrutéis conmigo de la grandeza del amor grandioso de
Dios por vosotros, para que disfrutemos de la Sola Gratia.
AMAZING GRACE- CHRIS TOMLIN
lunes, 7 de abril de 2014
Evolucionismo Bíblico
El
relato bíblico de la Creación es uno de los temas más polémicos
en la iglesia hoy en día. La
Evolución Darwiniana
ha dado al mundo secular la excusa para ignorar el Génesis, y dentro
de la iglesia ha intentado hacer que la Biblia comulgue con esta
“Teoría científica”, y así ha nacido el llamado “Creacionismo
de la Tierra antigua”,
que no ha hecho más que añadir aun más confusión al asunto. Ellos afirman que el relato del Génesis no es un recuento histórico de lo que sucedió, sino una poesía figurativa que hoy en día debemos interpretarla a la luz de la Evolución Darwiniana. Los días bíblicos serían edades, millones de años, y Dios sería el gran creador evolutivo. Aun
así, hay varios puntos significativos que no tienen ningún sentido,
si no se lee de forma literal el relato de Génesis 1-11.
El primer punto es tan sencillo como que hay que leerlo literalmente. Los eruditos en lingüística hebrea están de acuerdo en que el relato de la Creación no fue escrito en forma de poesía metafórica, que tiene su propio estilo gramatical, sino como narrativa histórica. Otra consideración es que, aunque la palabra hebrea para día (יום) pueda ser utilizada en algunos contextos para expresar un periodo de tiempo que no tiene por qué ser un día de 24 horas (Gn. 2:4), en este pasaje específicamente, podemos ver que la intención del autor era expresar la medida de tiempo de un día natural. Esto lo podemos ver en que van numerados (podemos ver cómo dice “día primero”, “día segundo”, “día tercero”, etc. por todo el primer capítulo de Génesis) y también podemos verlo por la frase “y fue la tarde, y fue la mañana” (vss. 5, 8, 13, 19, 23), cuando esto ocurre, no cabe ninguna duda que se está refiriendo aun día natural, el tiempo que tarda la Tierra en rotar sobre su propio eje.
Si esto es así, si Génesis 1-11 fue escrito literalmente pero es incorrecto, entonces deberíamos comenzar a dudar de todo el mensaje de la Biblia. Si Moisés estaba confundido en el principio fundamental, sobre el que se cimentó toda la Escritura, entonces todos sus libros son igualmente sospechosos; más aún, Jesús aseguró que estaba usando a Moisés como la autoridad que guiaba a Su identidad (Jn. 5:46-47). Él dijo que quien creyera en Moisés debería saber quién era Jesús. Si los escritos de Moisés estuvieran equivocados, ¿para qué le usaría Jesús como Su testigo? Si Moisés estaba equivocado, entonces Jesús también debería estar equivocado, así que los cristianos somos “los más dignos de lástima de todos los hombres” (1 Cor. 15:19).
El relato del Génesis de la Creación es crucial para la teología cristiana de una manera absolutamente fundamental. Génesis 1-3 nos muestra que, en el momento de la creación de Adán y Eva, no había pecado. No había entrado la muerte en el mundo. Pero si el mundo ha existido millones de años antes de que Adán entrase en escena, la muerte debía haber sido inevitable (para los animales, y para los supuestos ancestros de la humanidad). Pero si la muerte (y el pecado) es una parte natural del desarrollo evolutivo, ¿cómo podría Dios haber dicho que “todo era bueno” (Gn. 1:31)? Y si Adán y Eva fueron los primeros en pecar, ¿cómo habría podido ser el pecado la causa de la muerte, como establece Romanos 5:12? Adán debería haber pecado antes de que el mundo experimentase la muerte.
Si no lo hizo, si la muerte era una parte natural y normal de la Creación, y no una consecuencia del pecado, no tenemos ninguna necesidad del sacrificio de Cristo. Si la muerte no está relacionada con el pecado, la muerte no es una paga suficiente para el pecado (y la resurrección no es una certificación de que el pago es aceptable y ha sido completado).
Sin los “seis días” literales del relato de la Creación, Dios creó un mundo “muy bueno” que degeneró a la violencia y a la vanidad de forma natural, no como una maldición por el pecado. La misma muerte no es, entonces, una maldición o una desviación del mundo y el plan que Dios creó “muy bueno”. Sin los “seis días” literales del relato de la Creación, Dios incluyó muerte, violencia y enfermedad en Su mundo. Y si la muerte es un aspecto natural y “muy bueno” de la Creación, no necesitamos a Cristo para que nos salve de ella.
Los argumentos anteriores están dirigidos directamente a varios tipos de creacionistas de Tierra antigua. Aquellos que creen que los hombres llegaron a existir estrictamente a través de una evolución que no tuvo asistencia divina, pintan un panorama aún más oscuro, si cabe. Sin un Creador que nos de valor, solo tenemos el valor de lo que conseguimos. Sin un Espíritu que nos “insufle aliento de vida” (Gn. 2:7), no tenemos alma. Amor, bondad, odio y pasión no tienen ningún sentido. La vida no tiene sentido. Los individuos no tienen sentido. Tú no tienes sentido. Nada tiene sentido.
Afortunadamente, la Biblia nos dice otra cosa. La Biblia nos dice que Dios, el Creador, hizo el mundo y dijo que era “muy bueno”. Dice que el primer hombre y la primera mujer pecaron y llevaron la muerte y el sufrimiento al mundo. Y porque el pecado de un hombre trajo la muerte al mundo, la muerte y la resurrección de otro hombre, uno sin pecado, Cristo, conquistó el pecado y la muerte para todos nosotros (Rom. 5:12-15).
Traducido y adaptado de http://www.compellingtruth.org/biblical-creationism.html por Miguel Ángel Pozo.
miércoles, 2 de abril de 2014
Sola Fide
Hace
unos años, escribía una entrada en la que planteaba que solamente había dos clases de religiones, en la que el hombre tiene que hacer
algo por acercarse a Dios y, por así decirlo, tiene que cumplir con
una serie de preceptos y ritos para impresionar lo suficiente
a la deidad como para que le haga digno de ser salvado, y en la que
el hombre no puede hacer nada, no tiene manera de impresionar
a Dios, ni de pagar la tremenda deuda que tiene pendiente con su
Creador, y tiene que depender de lo que haga Dios.
Ahí
es exactamente donde nos posiciona la Sola Fide, eso es lo que
hace del cristianismo bíblico, es decir, aquel que sigue anclado en
la Sola Scriptura, diferente a todo el resto de las
religiones, a todo lo demás. Eso es lo que hace de la Biblia los
únicos escritos sagrados que presentan como ciertos la
segunda religión de la que hablábamos.
Sola
Fide es una frase latina que significa Solo por la Fe. Y
esto es algo completamente revolucionario, algo que no tiene que ver
con ninguna religión que haya surgido antes o después, y algo que
va, de manera absoluta, en contra de la naturaleza humana. Porque lo
que dice es que nuestra salvación es obtenida con el único
requisito de nuestra fe, nada más es necesario.
Cuando hablaba acerca de las dos religiones, decía que “así
se podrían resumir todas y cada una de las religiones que hay en el
mundo. En esencia son todas la misma. Hay algunos cambios en cuanto a
algunas cuestiones, como por ejemplo, unas se basan en unos escritos
y otras en otros, algunos toman como base la Biblia, otros el Corán,
el Talmud, el Libro del Mormón, el Rig Veda o el Tipitaka son
algunos de ellos. Otros ni siquiera se basan en ningún libro. Unos
creen que llegarán a trascender, a convertirse en dioses, otros
afirman que todos somos dios, o que dios está en todas partes, o que
todo es dios, otros dicen que no hay dios, y solo hay una fuerza que
mantiene todo. Todo esto son detalles, detalles más o menos
importantes, pero la base de esta religión universal es la misma,
que debemos
hacer algo para obtener algo. Ahí
está la clave de todo. En llegar a ser lo suficientemente buenos, o
santos, o a saber suficiente, o a ser lo suficientemente “algo”.
Si lo logramos, tendremos algo mejor, ya sea Nirvana, ir al cielo,
convertirnos en dioses en otros planetas, o ser uno con la Madre
Tierra. Los artificios y los detalles no cambian la base de la
religión, el hacer
algo para obtener algo.”
El
ser humano necesita tener la impresión de que controla su propio
destino, que es el único escritor del libro de su vida y que no
depende de nadie. Es por eso que hemos creado todas estas religiones,
para sentirnos seguros, para sentir que nos estamos mereciendo algo
mejor. El problema es que, como muchas veces he dicho, y la Biblia se
empeña en recordarnos una y otra vez, Dios no puede ser engañado,
Dios no va a ser comprado por nuestras buenas obras, el Juez Justo no va a hacer otra cosa que Justicia, y tú y yo saldremos mal parados,
más específicamente, saldremos parados al infierno eterno.
Esto no es una invención mía, ni siquiera de los reformadores del s. XVI que vindicaron esta afirmación. Esta es una verdad profundamente arraigada en la Biblia, basta con leer los tres primeros capítulos de Romanos, el salmo 14 o el 51. El ser humano no tiene ninguna esperanza por sí mismo, y no hay nada que podamos hacer para lograr ganar nuestra salvación. Para que nos entendamos, nunca podremos ganarnos el cielo.
Pero
el hecho de estar tan claro en la Biblia no es algo que sirva para
que la Iglesia Romana se haya dado por aludida, y es por esto que
protestaron con esta consigna los reformadores. Ellos dicen que hay
una serie de sacramentos,
de normas o rituales que, de ser realizados de la manera correcta,
puede hacerte ganar puntos para ir al cielo, doctrina completamente
opuesta a lo que nos enseñan las Escrituras.
Dios
es justo, no puede permitir la maldad en absoluto, y nunca perdonará
a nadie porque
sí
o porque le soborne con esta o la otra buena obra. Así que lo que
pide del hombre nunca puede ser el que haga nada para ganarse la
salvación. Pero, como ya he explicado muchas veces, Él mismo pagó la pena de nuestra maldad, el sacrificio perfecto, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, Cristo pagó lo que nosotros merecíamos. ¿Qué tenemos que hacer nosotros para apropiarnos de
este regalo tan valioso? Nada, solamente creerlo (Hechos 16:31,
Romanos 4:4-5, Romanos 5:8 Gálatas 2:16)
Fe,
sola fe y nada más que la fe. Eso es lo que pide Dios de ti, nada
más, nada menos. ¿Por qué? Porque Él ya lo ha hecho todo, porque
la deuda está saldada, porque tratar de hacer más para tratar de
ganar el cielo es decir que el sacrificio de Cristo no fue
suficiente, y rechazarlo significa afirmar que puedes burlarte de
Dios.
La salvación no es un premio, no es un pago. La salvación es un regalo. Para recibir un regalo, no tienes que hacer nada más que
aceptarlo, solamente extender la mano y recibirlo. Así es la
salvación que Dios ofrece, así es la salvación que enseña la
Biblia.
Sola Fide significa que hoy mismo, ahora mismo, puedes cambiar tu estado para siempre. Puedes pasar de ser enemigo de Dios a ser hijo de Dios por los méritos de Cristo, por el sacrificio de Jesús, el Mesías prometido, el Hombre perfecto, Dios hecho carne, a tu favor. Sola Fide, solo por la fe. Confía en Dios hoy, créele ahora, con tus problemas y tus dificultades, y dentro de mil años seguirás disfrutando de este regalo.
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