miércoles, 2 de abril de 2014

Sola Fide

Hace unos años, escribía una entrada en la que planteaba que solamente había dos clases de religiones, en la que el hombre tiene que hacer algo por acercarse a Dios y, por así decirlo, tiene que cumplir con una serie de preceptos y ritos para impresionar lo suficiente a la deidad como para que le haga digno de ser salvado, y en la que el hombre no puede hacer nada, no tiene manera de impresionar a Dios, ni de pagar la tremenda deuda que tiene pendiente con su Creador, y tiene que depender de lo que haga Dios.

Ahí es exactamente donde nos posiciona la Sola Fide, eso es lo que hace del cristianismo bíblico, es decir, aquel que sigue anclado en la Sola Scriptura, diferente a todo el resto de las religiones, a todo lo demás. Eso es lo que hace de la Biblia los únicos escritos sagrados que presentan como ciertos la segunda religión de la que hablábamos.

Sola Fide es una frase latina que significa Solo por la Fe. Y esto es algo completamente revolucionario, algo que no tiene que ver con ninguna religión que haya surgido antes o después, y algo que va, de manera absoluta, en contra de la naturaleza humana. Porque lo que dice es que nuestra salvación es obtenida con el único requisito de nuestra fe, nada más es necesario.

Cuando hablaba acerca de las dos religiones, decía que “así se podrían resumir todas y cada una de las religiones que hay en el mundo. En esencia son todas la misma. Hay algunos cambios en cuanto a algunas cuestiones, como por ejemplo, unas se basan en unos escritos y otras en otros, algunos toman como base la Biblia, otros el Corán, el Talmud, el Libro del Mormón, el Rig Veda o el Tipitaka son algunos de ellos. Otros ni siquiera se basan en ningún libro. Unos creen que llegarán a trascender, a convertirse en dioses, otros afirman que todos somos dios, o que dios está en todas partes, o que todo es dios, otros dicen que no hay dios, y solo hay una fuerza que mantiene todo. Todo esto son detalles, detalles más o menos importantes, pero la base de esta religión universal es la misma, que debemos hacer algo para obtener algo. Ahí está la clave de todo. En llegar a ser lo suficientemente buenos, o santos, o a saber suficiente, o a ser lo suficientemente “algo”. Si lo logramos, tendremos algo mejor, ya sea Nirvana, ir al cielo, convertirnos en dioses en otros planetas, o ser uno con la Madre Tierra. Los artificios y los detalles no cambian la base de la religión, el hacer algo para obtener algo.”

El ser humano necesita tener la impresión de que controla su propio destino, que es el único escritor del libro de su vida y que no depende de nadie. Es por eso que hemos creado todas estas religiones, para sentirnos seguros, para sentir que nos estamos mereciendo algo mejor. El problema es que, como muchas veces he dicho, y la Biblia se empeña en recordarnos una y otra vez, Dios no puede ser engañado, Dios no va a ser comprado por nuestras buenas obras, el Juez Justo no va a hacer otra cosa que Justicia, y tú y yo saldremos mal parados, más específicamente, saldremos parados al infierno eterno.



Esto no es una invención mía, ni siquiera de los reformadores del s. XVI que vindicaron esta afirmación. Esta es una verdad profundamente arraigada en la Biblia, basta con leer los tres primeros capítulos de Romanos, el salmo 14 o el 51. El ser humano no tiene ninguna esperanza por sí mismo, y no hay nada que podamos hacer para lograr ganar nuestra salvación. Para que nos entendamos, nunca podremos ganarnos el cielo.

Pero el hecho de estar tan claro en la Biblia no es algo que sirva para que la Iglesia Romana se haya dado por aludida, y es por esto que protestaron con esta consigna los reformadores. Ellos dicen que hay una serie de sacramentos, de normas o rituales que, de ser realizados de la manera correcta, puede hacerte ganar puntos para ir al cielo, doctrina completamente opuesta a lo que nos enseñan las Escrituras.

Dios es justo, no puede permitir la maldad en absoluto, y nunca perdonará a nadie porque sí o porque le soborne con esta o la otra buena obra. Así que lo que pide del hombre nunca puede ser el que haga nada para ganarse la salvación. Pero, como ya he explicado muchas veces, Él mismo pagó la pena de nuestra maldad, el sacrificio perfecto, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, Cristo pagó lo que nosotros merecíamos. ¿Qué tenemos que hacer nosotros para apropiarnos de este regalo tan valioso? Nada, solamente creerlo (Hechos 16:31, Romanos 4:4-5, Romanos 5:8 Gálatas 2:16)

Fe, sola fe y nada más que la fe. Eso es lo que pide Dios de ti, nada más, nada menos. ¿Por qué? Porque Él ya lo ha hecho todo, porque la deuda está saldada, porque tratar de hacer más para tratar de ganar el cielo es decir que el sacrificio de Cristo no fue suficiente, y rechazarlo significa afirmar que puedes burlarte de Dios.


La salvación no es un premio, no es un pago. La salvación es un regalo. Para recibir un regalo, no tienes que hacer nada más que aceptarlo, solamente extender la mano y recibirlo. Así es la salvación que Dios ofrece, así es la salvación que enseña la Biblia. 

Sola Fide significa que hoy mismo, ahora mismo, puedes cambiar tu estado para siempre. Puedes pasar de ser enemigo de Dios a ser hijo de Dios por los méritos de Cristo, por el sacrificio de Jesús, el Mesías prometido, el Hombre perfecto, Dios hecho carne, a tu favor. Sola Fide, solo por la fe. Confía en Dios hoy, créele ahora, con tus problemas y tus dificultades, y dentro de mil años seguirás disfrutando de este regalo. 

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