Por tanto, a menos que yo sea persuadido o convencido por el testimonio de la Escritura, o por el más claro razonamiento, - a menos que sea persuadido por medio de los pasajes que he citado, - y a menos que mi conciencia sea sometida de esta manera por la Palabra de Dios, no puedo retractarme y no lo haré, porque es peligroso para un cristiano el hablar en contra de su conciencia. ¡Me mantengo firme, no puedo hacer otra cosa; que Dios me ayude! ¡Amén!
Estas
fueron las palabras con que terminó su comparecencia Martín Lutero
en la Dieta
de Worms,
a la que había sido convocado ante los príncipes alemanes y el
emperador Carlos V, para que se retractara de sus famosas tesis, con
las que había puesto en relieve los excesos de la Iglesia Católica
Romana, y es en estas palabras en que vemos con toda claridad la
primera de las consignas protestantes, las llamadas cinco
solas.
Sola
Scriptura
fue el grito de guerra de la Reforma Protestante. Esta es la primera
de las protestas protestantes, valga la redundancia, y lo primero que
tenía que cambiar la Iglesia del Papa para llegar a ser la Iglesia
de Cristo, que era la intención de los reformadores, no la de
constituir un cisma que dividiera la Iglesia, más bien era hacer
volver a la Iglesia a la doctrina de la Palabra de Dios, la doctrina
de los apóstoles. Paradójicamente, la intención era la de hacer
volver a la Iglesia que se decía apostólica a lo que los apóstoles
mismos dijeron, de lo cual se habían desviado.
Sola
Scriptura
es una expresión latina que significa “solamente por los
Escritos”, “con la única base de la Escritura”, es decir,
solamente basándose en la Biblia. Significa que la Biblia es la
única que tiene la autoridad última, y todos los ritos, dogmas,
creencias y tradiciones de la iglesia, deben estar supeditadas
siempre a la Biblia, porque se la considera completa, autoritativa y
verdadera, y tiene la última palabra en materia de fe y práctica
para el cristiano. La Biblia, en 2 Timoteo 3:16, dice: “Toda
la Escritura es ‘inspirada por Dios’ (dada
por la inspiración de Dios)
y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir
en justicia....”.
Desde
entonces, y a través de los siglos, la Iglesia Romana ha negado la
validez de la Sola Scriptura, y su principal argumento para negarla
es que no se encuentra explicitamente declarada en la Biblia, lo cual
es completamente cierto, en ningún lugar en las Escrituras se dice
que no debe haber más autoridad que la Biblia, pero lo que debemos
ver es lo que sí podemos encontrar ahí. La Biblia se reconoce a sí
misma como inspirada por Dios, que no falla y con autoridad total,
también podemos ver que Dios no cambia de opinión ni se contradice
a sí mismo. Así que, mientras está claro que la Biblia en ningún
momento menciona la Sola Scriptura, el hecho es que no permite que
existan tradiciones que, mientras que se dicen “cristianas”,
contradigan su mensaje. Por lo que podemos concluir que no es la
Biblia la que condena las tradiciones en sí misma, sino que son
éstas, las tradiciones, los dogmas, las decisiones conciliares,
bulas y demás invenciones humanas anti bíblicas, las que se
condenan a sí mismas al ir en contra de lo que Dios ha dicho en Su
Palabra, sabiendo que Él nunca va a contradecirse. Dios mismo se ha
ocupado de que tengamos un libro donde podamos ver qué es lo que Él
espera de nosotros. Si un hombre, por representante de Dios que se
diga, viene y nos presenta algo que contradiga lo que Dios mismo
ha declarado para que lo creamos como Palabra de Dios, la única
respuesta auténticamente piadosa sería la que dio Lutero, con la
que abro esta entrada, porque como dijo Pedro, junto al resto de los
apóstoles: ¡Es
necesario obedecer a Dios antes que a los hombres!
(Hechos 5:29), y como dijo el apóstol Pablo: Mas
si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio
diferente del que os hemos anunciado, sea anatema
(Gálatas 1:8), opinión esta, la de San Pablo (inspirado por el Espíritu Santo), que deja en muy mal lugar a los que se atreven a seguir a Roma en detrimento de la Biblia.
Aún
así, la Sola Scriptura no nos dice que no podamos tener una
tradición eclesiástica, o que no podamos tener una serie de ritos o
de prácticas, incluso aunque estos ritos no aparezcan explicitados
en la Biblia, eso es perfectamente posible, pero siempre debemos
tomar la Biblia como la base y como la máxima autoridad para poder
edificar sobre el cimiento que nos dejaron aquellos que vivieron con
Cristo durante todo Su ministerio, para que podamos edificar sobre
aquellos a quienes Dios mismo escogió, capacitó e inspiró para
guiarlos
a toda verdad
(Juan 16:13). Es sobre esa verdad, la Biblia, sobre la que debemos
basar, no solamente las normas y criterios de la iglesia, sino sobre
la que debemos basar nuestras vidas, para hacer como le fue ordenado
a Josué: Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de
noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo
que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino,
y todo te saldrá bien.
(Josué 1:8).
Las
tradiciones no son el problema, el problema son aquellas tradiciones
que van en contra de la Biblia, más aún cuando es en base a esas
tradiciones que se rige la iglesia que se dice venir de aquel que dio
la Biblia. No es lógico que la Iglesia haya mantenido la misma
Biblia como libro prohibido durante siglos, condenando a millones de
fieles a la mentira y a la manipulación, cuando los apóstoles a los
que dicen suceder elogiaron la actitud de los habitantes de Berea,
que buscaban en la Biblia para ver si lo que San Pablo decía era
cierto o no (Hechos 17:11). No es lógico que una lista como esta exista, más aún viendo cómo dicen representar a Dios en este
mundo.
Sola
Scriptura es la primera de las cinco solas, las consignas de la
Reforma Protestante, y hoy más que nunca, a tan poco tiempo de
cumplirse el quinto centenario de aquel acontecimiento histórico,
debemos recordar contra lo que lucharon aquellos hombres, por qué lo
hicieron, y por qué estamos tan cerca de lo que llevó a hacerlo
necesario, ahora entre las filas de los que salieron del lado de la
Sola Scriptura en aquel momento. Es necesario recordarlo no sea que,
llevando 5 siglos buscando pajas en ojos ajenos, dejemos de ver,
hipócritamente, las vigas que crecen tan peligrosamente en los
nuestros.
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