Hacía poco leía un artículo (aquí os dejo el link) en el que nos habla de la triste realidad para miles
de españoles, y es la de ser testigos de cómo el banco se queda con
tu casa por no ser capaz de terminar de pagarla. Y es que los
desahucios están a la orden del día. Veía en el telediario hace un
tiempo el caso de una familia que había avalado con la casa que
tanto les había costado pagar para que su hijo pudiera comprarse una
casa. El hijo se había quedado en paro y ahora se habían quedado
sin la casa que se estaba comprando el hijo y el banco les había
desahuciado su casa también.
Son casos muy tristes, y lo más triste
es que están a la orden del día. En este mismo artículo también
dice que desde el 2007, 350000 familias se habían quedado sin hogar
a causa de esta práctica. Y como todos sabréis ya de sobra, de nada
vale que vayas al director del banco en cuestión a rogarle, a
suplicarle o a arrodillarte delante de él para que no te robe tu
casa. Él cobra o tú te quedas en la calle. Punto.
Pues bien, en la Comunidad de Madrid,
una de las primeras en número de desahucios, Caja Madrid, es decir,
Bankia, ejecuta más del 80% de estas operaciones que dejan en la más
absoluta indigencia a familias enteras. Hasta aquí, algunos
pensarán, no es todo tan injusto. Después de todo, ellos prestan el
dinero para las hipoteca con unas condiciones, condiciones que los
“beneficiarios” aprueban con todas sus consecuencias, el quedarse
con el aval la entidad bancaria si no se puede pagar forma parte del contrato, no se lo
inventa el señor banquero, podríamos decir que hasta ahí, por muy
desastroso o incluso cruel que sea, estrictamente hablando se está
haciendo justicia. El banquero es libre de hacer que la ley se
cumpla, que de hecho lo hace, es libre de no tener misericordia con
la pobre gente que se queda en la calle, las cosas como son.
Pero el tema no queda ahí. No es que
solamente la pobre gente que pierde un piso tiene que suplicar
misericordia ante los oídos sordos y metálicos de los banqueros, es
que los banqueros también tienen que pedir misericordia ante otro
oídos, oídos que son mucho más generosos con ellos de lo que ellos
son con los que realmente lo necesitan.
Esto me recuerda a una historia que
contó Jesús hace ya 2000 años, y que nos viene al pelo en esta
situación. Esta historia la podemos encontrar en la Biblia, en el
libro de Mateo, capítulo 18, versículos 23 al 34, permitidme que lo
parafrasee para que se entienda mejor.
Por
lo cual, el reino de los cielos es semejante a un presidente del
gobierno, que quiso analizar la economía de su país. Y comenzando a
analizarla, le fue presentado un banquero que le debía diez mil
millones de euros. Mas a este, no pudiendo pagar, mandó su
presidente echarle en la cárcel, y a su mujer e hijos, con todo lo
que tenía, y que pagase al estado. Entonces aquel banquero,
postrado, le imploraba, diciendo: Señor presidente, ten paciencia
conmigo, y yo lo pagaré todo. El presidente, movido a misericordia
de aquel banquero, le soltó e hizo un fondo de rescate para salvar
su entidad.
Y
saliendo aquel banquero, halló a uno de sus clientes, que le debía
cuarenta mil euros; y agarrándole, le ahogaba, diciendo: Págame lo
que debes. Entonces su cliente, postrándose a sus pies, le rogaba,
diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no
quiso; sino fue, y le echó de su casa por no pagarle la deuda. Y
viendo los periodistas lo que pasaba, se entristecieron mucho, y
viniendo, declararon al presidente todo lo que había pasado.
Entonces llamándole el presidente, le dijo: Banquero malvado, toda
aquella deuda te perdoné y te rescaté con miles de millones, porque
me rogaste: ¿No te convenía también a ti tener misericordia de tu
cliente, como también yo tuve misericordia de ti? Entonces su
presidente, enojado, le entregó a disposición judicial, hasta que
pagase todo lo que le debía.
Creo que ha quedado bastante claro.
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