"- Los cristianos creen en cinco cosas –dije-. Primero, Dios
existe. Segundo, Dios es todo bondad. Tercero, Dios es todo poder. Cuarto, Dios
es todo sabio. Y quinto, la maldad existe. Ahora, ¿cómo cada una de esas frases
son ciertas al mismo tiempo?
- Al parecer no es posible -concedió-. (…) Hay un problema lógico
aquí: uno puede ser inteligente, o sincero, o fundamentalista, o dos de
cualquiera de los tres, pero no los tres. (…) De modo que si todas estas
creencias son ciertas, y los cristianos creen que lo son, parecería que la
consecuencia es que ningún mal puede existir.
- Pero la maldad sí existe -dije-. Por lo tanto, ¿no es lógico
dar por sentado que tal Dios no existe?
- No, yo diría que una de esas creencias referentes a él
deben ser falsas o no lo entendemos como es debido."
Todo poder, todo sabiduría y todo bondad. Aparentemente la presencia de un Dios con estos tres atributos es incompatible con la existencia del mal y del sufrimiento. A continuación explicaré la manera en que, no solamente es perfectamente compatible el mal con este Dios, sino que es una muestra más de la existencia de este Dios.
Todo poder, todo sabiduría y todo bondad. Aparentemente la presencia de un Dios con estos tres atributos es incompatible con la existencia del mal y del sufrimiento. A continuación explicaré la manera en que, no solamente es perfectamente compatible el mal con este Dios, sino que es una muestra más de la existencia de este Dios.
Primer atributo: Dios
es todo poder.
Que Dios es todopoderoso significa que puede hacer todo lo
significativo, todo lo que es posible lógicamente en absoluto, él no puede
hacer que deje de existir él mismo o que lo malo sea bueno. Esto no significa
que deja de ser todopoderoso por no poder hacer ciertas cosas, esto significa
precisamente que al ser todopoderoso hay cosas que no puede hacer. No puede
cometer errores, solo los débiles los cometen. Uno de esos errores podría ser
crear contradicciones lógicas como crear una montaña tan grande que ni él pudiera
moverla.
Ahora, la contradicción aparente en este problema del que
estamos tratando es que no es lógicamente posible tener libre albedrío sin la
posibilidad de maldad moral. Esto quiere decir que Dios creó la potencialidad
del mal, creo un mundo, un ser humano libre, y esto quiere decir que existía la
posibilidad que, en medio de su libertad, incurriera en el mal, esto significa
que el libre albedrío que nos dio, traspasaba la responsabilidad a estos seres
libres, nosotros. El mal no tiene su origen en el poder de Dios, sino más bien
en la libertad del hombre. Si no fuéramos plenamente libres, no existiría la
posibilidad de ser malos, y es porque somos libres, que tenemos la capacidad de
ser malos.
La solución a esto podría haber sido el crear una humanidad
sin la libertad suficiente como para poder hacerlo mal, pero entonces
sencillamente no existiría la humanidad. La realidad de la libertad incluye la potencialidad del mal, aunque también tiene la potencialidad del bien supremo, del amor. Sin mal y sin el sufrimiento que
este trae, no existiría el amor, porque el amor es una elección, la atracción
visceral que no podemos controlar no es amor, es eso, atracción. El amor es un
compromiso, una decisión. Y para que exista esa capacidad de buscar el bien del
otro, debe necesariamente existir la posibilidad de desear su mal. Dios lo hizo
a la perfección, fuimos nosotros quienes lo arruinamos todo mal usando nuestra
libertad.
La evidencia nos lleva a ver que Dios es todopoderoso. El
aspecto a recordar es que la creación de un mundo donde existe el libre albedrío
y no se tiene la posibilidad de pecar es una contradicción en sí misma, y eso
abre las puertas a que las personas escojan el mal antes que a Dios, trayendo
como resultado el sufrimiento. La abrumadora mayoría del sufrimiento en el
mundo se debe a nuestras elecciones de matar, engañar, ser egoístas, romper
nuestras promesas, ser imprudentes, irresponsables, etc.
Segundo atributo:
Dios es todo sabio.
Si Dios es todo sabio, no solamente conoce el bien y el mal
presente, sino el bien y el mal futuro también. Si su inmensa sabiduría excede
a la nuestra, es al menos posible, que un Dios amoroso tolerase a propósito
cosas horribles como el hambre en el mundo, porque prevería que a la larga más
personas estarían mejor en el futuro y más contentas que si él interviniera de
manera milagrosa. Al menos, esto es posible en una forma intelectual.
Esto puede sonar como una evasiva, un poco forzado, pero
viendo un ejemplo, o más bien podría llamarlo “el ejemplo”, quedará mucho más
claro. La peor cosa que ha ocurrido en toda la historia, ha sido para traer la
mejor cosa que ha ocurrido en toda la historia. Me explico, Dios mismo se hizo
hombre hace algo menos de 2000 años, vivió entre nosotros, enseñó muchas cosas
a sus discípulos, incluso querían ya hacerle rey político sobre Israel. Y
entonces le acusaron falsamente, le entregaron a los tribunales romanos y le
mataron salvajemente. Matamos a Dios. Si Nietzsche pensó que esto lo habían
logrado en el siglo XIX, deberían haber preguntado a Caifás y a Pilato. Le
mataron, literalmente. Es la situación más dramática de toda la historia, de la
prehistoria y de lo que está por venir, no puede haber nada peor que aquello. Pero
aquello fue usado por Dios para traer la suprema bondad, la mejor noticia para
los hombres, el acontecimiento más bueno de cuantos ha habido, ya no a nivel
intelectual, religioso general o global, sino la mejor noticia a nivel
individual que puede recibir cada uno. ¡Sí!, ¡Dios mismo pagó tu pena, y ahora tienes la opción de elegir la salvación gratuita que te ofrece! Pero esto, como
casi todo en la vida, es una decisión personal que, en libre albedrío, cada uno
debe tomar bajo su responsabilidad, tomando las consecuencias justas de su
decisión.
Durante la crucifixión, los discípulos no veían cómo
resultaría en algo bueno; de manera similar, a medida que enfrentamos luchas,
pruebas y sufrimientos, a veces no somos capaces de imaginar que vendrá algo
bueno. Sin embargo, vimos que sucedió en el caso de Jesús. No es fácil de
responder fríamente a algo tan duro como el sufrimiento, como el mal y las
situaciones que mucha gente pasa, es difícil entenderlo, yo mismo no lo
entiendo en muchas ocasiones. Pero he visto como Dios lo ha
usado para bien otras veces. Probablemente a nivel intelectual sea capaz de verlo, pero en
la vida real, usando el corazón, debo confiar en Dios, en que Él es sabio para
usar el mal actual para un bien mayor en un futuro.
Tercer atributo: Dios
es todo bondad.
La palabra bueno
es notoriamente engañosa, porque aún en los asuntos humanos tiene una amplia
gama de significados. Sin embargo, una vez más la diferencia entre nosotros y
los animales, y puesto que lo bueno varía de manera considerable entre nosotros
y los animales, debe variar aun mucho más entre nosotros y Dios. Esto significa
que si Dios permite a propósito ciertas cosas, que si nosotros las hacemos nos
convertirían en monstruos, no necesariamente cuenta contra Dios. Explicaré un
poco esto último, si yo le digo a mi hermano David, tres años mayor que yo: “Podría
sacarte de un problema, pero no lo haré”, quizá sería poco serio, y a lo mejor
malvado. No obstante, eso lo hacen los padres constantemente con sus hijos a
cada momento. No les hacen sus tareas, no les ponen en una urna y les protegen
de todo dolor.
Los dentistas, los entrenadores deportivos, los maestros,
los padres, todos saben que a veces ser bueno no es ser amable. Incluso los
antiguos griegos creían que los dioses enseñaban la sabiduría mediante el
sufrimiento. El carácter moral se forma a través de las privaciones, de
subsanar obstáculos, de soportar a pesar de las dificultades. Un ejemplo claro
es la valentía, la valentía sería imposible en un mundo sin dolor.
Enfrentemos esto: aprendemos de los errores que cometemos y
del sufrimiento que traen. El propósito de nuestra vida en este mundo no es la
comodidad, sino la práctica y la preparación para la eternidad. Supongamos que
no tuviéramos sufrimiento alguno, imaginémonos que tuviésemos medicamentos para
cada dolor, entretenimientos gratis, amor libre, todo menos dolor. Sin
Shakespeare, sin Beethoven, sin muerte, sin propósito. Mocosos imposibles y
malcriados… en eso nos convertiríamos.
Hazte a la idea de que eres Dios y tratas de crear un mundo
mejor en tu imaginación. Trata de crear una utopía. Sin embargo, tienes que
pensar en las consecuencias de todo lo que trates de mejorar, cada vez que uses
la fuerza para prevenir el mal, quitas libertad. Para prevenir todo el mal
debes quitar toda la libertad y reducir a las personas a títeres, lo que quiere
decir que ya no tendrían la habilidad de elegir el amor con entera libertad. Terminarías
creando un mundo de precisión que le encantaría a un ingeniero. No obstante,
una cosa es cierta: perderías la clase de mundo que desearía un Padre.
Parando a pensar en qué significan estos tres atributos de
Dios a la luz de la existencia de la maldad y el sufrimiento en el mundo,
podemos ver que pueden coexistir con esta realidad a la perfección. Es más,
podemos ver que si no existiera el mal, Dios no sería omnipotente al incurrir
en la contradicción de que sin la posibilidad de hacer mal no existiría la
posibilidad de la libertad. En la existencia del mal podemos tener la esperanza
de un Dios bueno que está usando y aprovechando lo malvado para crear algo
mejor, y tendríamos que conformarnos con lo presente, sin esperanza en un futuro mejor. Si no existiera el mal, Dios sería ese ser frío e impasible que tiene a
sus criaturas controladas como marionetas sin dejarles pensar por sí mismas,
Dios sería un programador informático en lugar de lo que es, un buen Padre.
Al contrario de lo que podamos pensar, la evidencia de la
existencia del mal en el mundo no solamente no es contradictoria con la existencia
de este Dios todopoderoso, omnisciente y todo bondad, sino que es una de las
tantas pruebas de su existencia, perfectamente compatible con su naturaleza,
con su plan y con su amor por nosotros y nuestra libertad.
* Resumido de "El Caso de la Fe" de Lee Strobel (Cap. 1)
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