Lo siento, no todo me parece bien. Pero creo que ese es uno
de los pilares fundamentales de la autentica tolerancia, el ser capaces de
respetar a las personas, y tener opinión acerca de las ideas, aunque no sea una opinión que concuerde con la de la otra persona. Y de la misma
manera que no pido que todo el mundo acepte como lo mejor aquello que yo
pienso, hay ideas, inclinaciones y opiniones que no me parecen bien.
Me temo que estamos entrando en una dinámica de “tolerancia”
intolerante. Y baste un ejemplo para aclararlo.
Mi familia tiene una casa rural en un pueblo. La casa es administrada básicamente por mi madre, y un buen día recibió una llamada telefónica
de un portal de turismo “gay”, le ofrecían el entrar a formar parte de su base
de datos y poder contar con la casa rural para sus clientes. Mi madre trató de
explicarle a la mujer que llamaba que llevaba con la casa abierta ya más de 12
años, que había acogido a todo tipo de personas en ella y que nunca había
preguntado las inclinaciones sexuales de sus clientes, que eso era algo que no
le interesaba en lo más mínimo. Pero, que ella es cristiana, y que piensa que
no es buena cosa la homosexualidad por sus creencias, así que, sintiéndolo
mucho, tenía que rechazar la oferta de entrar a formar parte de este “portal
gay”.
Y entonces fue cuando
se encendieron los siete infiernos. La señorita que había llamado desde este
portal para ofrecer la entrada a una casa rural a su negocio, irrumpió en insultos
y exclamaciones vociferantes contra mi madre que, arrinconada al otro lado de
la línea, tuvo que soportar todas las palabras que salieron de la boca de la
chica del “portal gay”.
“Intolerante”. Ese fue el eje vertebral de la crítica contra
mi madre en ese caso, y contra todo aquel que no acepta todo como bueno.
El tema de la homosexualidad no es el único caso en el que
esto pasa, pero sí que creo que es un buen ejemplo, además, lo más probable, es
que sea uno de esos temas respecto al que la mayoría de vosotros no estaréis de
acuerdo conmigo, pero de eso se trata la tolerancia, de saber respetar a la
persona aún cuando no estás de acuerdo con ella.
Yo tengo amigos que son homosexuales, y creo que en ningún
momento se podrán quejar de que me he metido con ellos o que los he vejado. Pero
lo que pienso es lo que pienso, y el caso es que no me parece algo bueno, no
creo que sea natural y estoy seguro de que Dios rechaza esta práctica. No tengo
nada en contra de los homosexuales, pero sinceramente pienso que es algo malo.
Y si meditamos acerca de la libertad, creo que se trata de
esto mismo. Así como la chica de esta página web tiene todo el derecho del
mundo a especializarse en esta clientela tan selecta, con tanto poder
adquisitivo y tan pocas cargas familiares, mi madre tiene todo el derecho del
mundo a negarse a aceptar esta oferta, faltaría más.
Hoy me gustaría reclamar mi derecho y el de todas y cada una de las personas a ser diferente, a
pensar diferente. Durante mucho tiempo se ha estado luchando para que todo el
mundo pudiera pensar lo que quisiera y actuar libremente dentro de un orden. El
problema es que cuando eso ha llegado, se ha llegado al extremo opuesto y ahora
todo el mundo debe pensar que todo está bien, porque si no aceptas como bueno
todo, serás tildado de intolerante.
Me encanta charlar con otros sobre temas en los que no
estamos de acuerdo. Creo que es un ejercicio que nos enriquece y que nos ayuda
a conocernos todos mejor. No pido que todo el mundo acepte como bueno todo lo
que yo hago o pienso, solo pido que se respete a la gente. La chica esta que
llamó a mi madre retrógrada, intolerante, medieval, homófoba, monja, y todas
las barbaridades que se le ocurrieran, solamente por rechazar su oferta de negocios, sin
haberse metido con nadie ni haber hecho nada por herir sensibilidades, demostró
ser infinitamente más intolerante, más corta de miras, más retrógrada y más de
todas aquellas barbaridades que se le ocurriera decir que mi madre.
Lo dicho, lo siento en el alma, pero no todo me parece bien.
Aceptalo.
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