El más sabio de cuantos
reyes hayan hollado este mundo. El más inteligente de todos los
hombres que se han parado a pensar, a recapacitar, a sopesar. Más
inteligente que tú, mucho más que yo, sin duda alguna. Este rey
llegó a una conclusión después de mirar el mundo, de estudiar cada
aspecto de esta vida, después de un minucioso estudio a todo lo que
le rodeaba.
Vanidad de vanidades,
todo es vanidad.
Todo es un soplo, una
ilusión, un suspiro. Nada vale la pena. No hay ningún fin que
merezca tu vida, no hay nada, debajo del sol, que merezca tu esfuerzo.
Dust in the wind, all we are is dust in the wind (polvo en el
viento, todo lo que somos es polvo en el viento), que diría el grupo
americano Kansas. Estudiando todo lo que pasa debajo del sol, este
sabio rey solo vio vacío, sinsentido, nada.
Todo el trabajo con el
que se esfuerza día y noche el trabajador, es desolado en un solo
día de devastación, y nada queda de aquello por lo que sudó. El
sol sale, corre por el firmamento perseguido por la oscuridad, solo
para volver a salir por el mismo lugar por el que salió el día
anterior, sin que nada haya cambiado. El agua cae por el río, chocando con
cada roca por el camino rumbo al mar, solo para ser elevada por el
calor y volver a caer de las nubes en dirección a ese río, mientras
todo sigue igual.
Buscas y buscas un
trabajo sin cesar, solo para volver a casa derrotado, con las manos
vacías, aún si tienes la fortuna de estar trabajando, gastas tu
dinero en lo que no necesitas, para volver a casa derrotado, con la
única intención de descansar para volver a hacer lo mismo el día
siguiente, solo para haber gastado otro día más de vida. Nada hay
nuevo, nada hay que merezca la pena. Las injusticias se arreglan,
solo para que otro venga detrás y pueda volver a aprovecharse del
más débil y volver a lo que había, o a algo peor.
Este hombre se dedicó a
conocer profundamente esta rueda de la inutilidad, en la que el sudor
cae al suelo sin motivo, en la que las lágrimas son derrochadas sin
razón, en la que nada merece la pena, y en su búsqueda encontró
algo más que desesperación, algo más allá del vacío. Este sabio rey se dedicó con toda su
inteligencia a experimentar y buscar razones de la sinrazón, a
escudriñar la locura de la rueda de la futilidad. Aprovechó su
posición para buscar donde nadie había buscado, para experimentar,
conocer más, tener más, hacer más, ser más. Y sus conclusiones
son tan abrumadoras que hoy, 3000 años después, siguen hablándonos
cara a cara, siguen dándonos lecciones vitales.
Porque esta rueda sigue
girando en el mundo, en tu vida. Porque, debajo del sol, nada merece
la pena, porque lo que fue es lo mismo que será, porque todo el
esfuerzo que pones en salir adelante, en luchar contra todo, en
correr tras el viento, es vanidad, es vacío, no vale nada, debajo
del sol.
Vamos a recordar la tesis
de este sabio rey, vamos a recorrer los senderos por los que él
anduvo, y buscar la sabiduría oculta en la rueda de la inutilidad
para llegar a la sorprendente conclusión que lleva transformando
vidas desde hace nada más y nada menos que 30 siglos.
Acompañadme, si os
interesa escapar de esta inutilidad, debajo del sol...
(Basado en el libro de Eclesiastés)
No hay comentarios:
Publicar un comentario