martes, 11 de febrero de 2014

La Rueda de la Inutilidad (Había un sabio rey...- Parte I)

El más sabio de cuantos reyes hayan hollado este mundo. El más inteligente de todos los hombres que se han parado a pensar, a recapacitar, a sopesar. Más inteligente que tú, mucho más que yo, sin duda alguna. Este rey llegó a una conclusión después de mirar el mundo, de estudiar cada aspecto de esta vida, después de un minucioso estudio a todo lo que le rodeaba.

Vanidad de vanidades, todo es vanidad.

Todo es un soplo, una ilusión, un suspiro. Nada vale la pena. No hay ningún fin que merezca tu vida, no hay nada, debajo del sol, que merezca tu esfuerzo. Dust in the wind, all we are is dust in the wind (polvo en el viento, todo lo que somos es polvo en el viento), que diría el grupo americano Kansas. Estudiando todo lo que pasa debajo del sol, este sabio rey solo vio vacío, sinsentido, nada.

Todo el trabajo con el que se esfuerza día y noche el trabajador, es desolado en un solo día de devastación, y nada queda de aquello por lo que sudó. El sol sale, corre por el firmamento perseguido por la oscuridad, solo para volver a salir por el mismo lugar por el que salió el día anterior, sin que nada haya cambiado. El agua cae por el río, chocando con cada roca por el camino rumbo al mar, solo para ser elevada por el calor y volver a caer de las nubes en dirección a ese río, mientras todo sigue igual.

Buscas y buscas un trabajo sin cesar, solo para volver a casa derrotado, con las manos vacías, aún si tienes la fortuna de estar trabajando, gastas tu dinero en lo que no necesitas, para volver a casa derrotado, con la única intención de descansar para volver a hacer lo mismo el día siguiente, solo para haber gastado otro día más de vida. Nada hay nuevo, nada hay que merezca la pena. Las injusticias se arreglan, solo para que otro venga detrás y pueda volver a aprovecharse del más débil y volver a lo que había, o a algo peor.

Este hombre se dedicó a conocer profundamente esta rueda de la inutilidad, en la que el sudor cae al suelo sin motivo, en la que las lágrimas son derrochadas sin razón, en la que nada merece la pena, y en su búsqueda encontró algo más que desesperación, algo más allá del vacío. Este sabio rey se dedicó con toda su inteligencia a experimentar y buscar razones de la sinrazón, a escudriñar la locura de la rueda de la futilidad. Aprovechó su posición para buscar donde nadie había buscado, para experimentar, conocer más, tener más, hacer más, ser más. Y sus conclusiones son tan abrumadoras que hoy, 3000 años después, siguen hablándonos cara a cara, siguen dándonos lecciones vitales.

Porque esta rueda sigue girando en el mundo, en tu vida. Porque, debajo del sol, nada merece la pena, porque lo que fue es lo mismo que será, porque todo el esfuerzo que pones en salir adelante, en luchar contra todo, en correr tras el viento, es vanidad, es vacío, no vale nada, debajo del sol.

Vamos a recordar la tesis de este sabio rey, vamos a recorrer los senderos por los que él anduvo, y buscar la sabiduría oculta en la rueda de la inutilidad para llegar a la sorprendente conclusión que lleva transformando vidas desde hace nada más y nada menos que 30 siglos.


Acompañadme, si os interesa escapar de esta inutilidad, debajo del sol...

(Basado en el libro de Eclesiastés)

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