He
estado 4 años a pleno tiempo en una institución educativa, SEFOVAN,
poniendo todo mi esfuerzo y mi ilusión, y al final no he obtenido
una acreditación del gobierno de que he hecho absolutamente nada. He
perdido el tiempo.
Para mi currículum profesional no vale de nada mi
tiempo, para la universidad española he estado haciendo el tonto,
para mucha gente he estado perdiendo el tiempo. Para cualquier
persona “cuerda”, con los pies en la tierra, me hubiera ido mucho
mejor si hubiera hecho un cursillo del paro y me hubiera puesto a
buscar un trabajo, o si hubiera estudiado cualquier otra cosa, algo
útil para la vida, algo como ingeniería, o químicas, o historia.
La
Biblia, ya ves tú. 4 años estudiando un libro obsoleto, un libro de
mitos y leyendas, un libro de hace milenios. Es como si me hubiera
estado varios años estudiando la Odisea con la esperanza de que
algún día Atenea me regale un piso. El hacer lo que he hecho
debería estar entre los métodos mejores de echar a perder tu propia
vida, y salir tan contento.
Pues
posiblemente estaría ganando más dinero si hubiera hecho
ingeniería, seguramente quedaría más como un tío inteligente si
hubiera tenido lo suficientemente los pies en la tierra como para
sencillamente intentar trabajar de lo que sea y pasar el chaparrón
lo mejor que pueda. Es posible. Y si pensara que todo lo que hay es
lo que veo, si creyera que yo estoy en este mundo para aguantar el
chaparrón y pasarlo lo mejor posible por el camino, si mi esperanza
no pasara del día de hoy, tendría todos los motivos del mundo para
haber hecho cualquier otra cosa. De hecho, estaría en la condición
perfecta para juzgar a cualquiera que hiciera lo que yo he hecho y lo
que estoy haciendo.
Pero
la realidad es bastante diferente. Estoy convencido de que Dios existe, no porque así me lo han enseñado y lo crea a ciegas, sino
porque, en vista de las pruebas, es la explicación más creíble y
consecuente con los hechos y no hacen falta los malabarismos
dialécticos y filosóficos (ya no digamos científicos) necesarios
para intentar explicar la realidad sin un Dios trascendente. Estoy
convencido de que Dios es Personal, para empezar, porque es
indiscutible que es inmensamente inteligente al haber creado todo con
la precisión tan escandalosa con que lo ha hecho. Estoy convencido
de que este Dios Personal, aunque es infinitamente superior a
nosotros, se ha revelado a Sí mismo en Su Palabra, la Biblia, porque
como he afirmado y probado en varias ocasiones, si se le estudia como
a cualquier otro libro, queda patente que verifica todo lo que
reclama ser. Estoy convencido de que este Dios Personal y Revelado ha venido a este mundo, en la persona de Jesús para pagar lo que yo
debía pagar, y así quedó demostrado sin lugar a dudas con las
insalvables evidencias históricas que lo atestiguan. Estoy
convencido que este Dios tiene un propósito para mí, porque así
entiendo que lo dice en Su Palabra, y demasiadas veces me ha
demostrado Su fidelidad, como para ahora echarme atrás.
En
vista del panorama real (me refiero a la auténtica realidad, no al
prejuicio materialista que de antemano rechaza todo lo sobrenatural),
el comunicado anterior torna de una manera espectacular hacia un
nuevo punto de vista completamente diferente. Porque al existir un
Dios Personal y Revelado, no hay mayor empresa que llegar a
conocerle, no existe carrera, negocio, riqueza o placer más
gratificante que acercarse al Creador que se ha dado a conocer. No
hay un propósito mejor en la vida que buscarle con todo el corazón,
cada segundo de la existencia. Al entender que el Eterno Dios
Soberano se ha humillado hasta la muerte por un miserable como yo, al
saberme amado hasta la muerte por el Señor del Universo, no por lo
que yo haya hecho o lo que valga, sino por puro amor, no me queda más
remedio que ponerme a Sus pies y entregarle mi vida, puesto que él
dio la Suya por mí, puedo sumarme al Apóstol Pablo al decir que
para mí, teniendo en cuenta las misericordias de Dios, el culto
lógico y racional no puede ser menos que mi propia vida al completo
y sin reservas, a Su servicio. Al comprender que Dios tiene un
propósito para mí, no existe excusa para no buscar este propósito,
no tengo escondedero para no buscar con todas mis fuerzas el llegar a
ser el Miguel Ángel Pozo que Dios tenía en mente cuando me creó,
cuando me escogió, cuando murió por mí.
Así
pues, estudiar la Biblia no es una pérdida de tiempo, los papeles
del gobierno poco me importan (y a Dios menos aún). No tendré un
colchón económico para los “imprevistos”, quedaré como un
tonto delante de algunos y muchos otros pensarán que “no molo
tanto como molaba antes” o como lo que “podría molar”. Pues
bien, durante todo este tiempo, no me ha faltado de nada, todo lo
contrario, me he casado con una mujer preciosa, he podido estudiar
mientras mi mujer también estudiaba, mientras vivíamos en Madrid
trabajando “de lo mío” (en el seminario donde estudiaba y
pastoreando la Iglesia Bíblica de Barajas), tengo una preciosa hija
en camino y hemos recibido, por medio de SEFOVAN, una beca para poder
ir a hacer el Máster y el Doctorado a una gran institución, el
Southwestern Baptist Theological Seminary.
He
estado 4 años a pleno tiempo en una institución educativa, SEFOVAN,
poniendo todo mi esfuerzo y mi ilusión, y al final no he obtenido
una acreditación del gobierno de que he hecho absolutamente nada. Y
estoy seguro de que, en vista de las pruebas, he tomado la mejor
decisión que podía haber tomado en la vida. Habría perdido mucho más que el tiempo si no hubiera sido así.
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