jueves, 29 de marzo de 2012

Carta desde el corredor de la muerte


Ya hace un tiempo, hablé sobre el caso del pastor iraní Youcef Nadarkhani, encarcelado y en el corredor de la muerte por el crimen de ser cristiano en su país.  Al poco tiempo de enterarse de su condena a muerte por blasfemia contra el Islam, escribió una carta a los cristianos de todo el mundo, aquí os la dejo para que saquéis vuestras propias conclusiones. La he extraído de la página web Noticiacristiana.com.


Gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2.

Cuando uno entiende la revelación de la verdad, esa persona va a estar dispuesta a compartirla con otras personas y las generaciones futuras. Estamos muy agradecidos por aquellos que en el pasado lucharon por la Verdad, que nos permitieron tener acceso a esta revelación gloriosa de Jesucristo. Estos creyentes a comprendieron la riqueza y belleza de la revelación, y estaban dispuestos a luchar con el fin de transmitir el fruto de la revelación.

¿Cómo podemos dar frutos similares a la vida eterna? Depende de lo que hacemos. En primer lugar tenemos que cerrar nuestros oídos a la voz de la oscuridad, como está escrito en el primer salmo: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado”, Salmo 1:1.

La segunda cosa es abrir nuestros oídos a la voz del Espíritu que habla a través de la Palabra de Dios, como está escrito: Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Salmo 1:2.

El fruto de la comunión con el Señor por medio de Su Palabra es el dador de vida que garantiza la estabilidad de la vida y el impacto en las vidas de otras personas que dan su fruto para siempre, como dice la Escritura: Él es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará. Salmo 01:3.

“Un salto de fe”

Mucha gente admira a Jesús como un único modelo a seguir para las generaciones, a muchos les gustaría imitarlo. Jesús vino no sólo para ser admirado, nos dio un modelo perfecto a seguir. Si quieres ser como Él, debemos dar un paso en la fe, al igual que Pedro. Cuando Pedro vio caminar a su Señor en el mar embravecido, pidió ir al encuentro de Jesús sobre el agua. Entonces Jesús le dijo: “Ven.”

Todos optaron por seguir al Señor y de alguna manera han escuchado: “¡Ven!” Una orden que implica un paso de fe. Como es evidente en las Escrituras, no podemos ver la fe. La fe, la Biblia define: “La fe es la sustancia de las cosas esperadas, la evidencia de las cosas que no se ve”.

Tenemos que dar un paso de fe “a pesar de las dificultades”, “a fin de experimentar el poder de Dios. Pero debemos recordar que todo debe hacerse de acuerdo a la Palabra de Dios. Pedro, no experimentó la capacidad de caminar sobre el agua debido a que simplemente decidió abandonar el barco, pero a causa de la Palabra del Señor. La Palabra de Dios nos dice que “nos metemos en problemas” y desgracia a causa de su nombre.

Nuestra fe, no es genuina si pasamos por alto estas palabras, sino se manifiesta en los sufrimientos nuestro Señor. Cualquier persona que hace caso omiso de ellas se sentirá avergonzado de ese día.

Recuerde que a menudo el paso de la fe, nos enfrenta a algunas dificultades. Como la Palabra guió a los israelitas fuera de Egipto y se puso delante un obstáculo llamado Mar Rojo. Estas dificultades entre las promesas de Dios y su cumplimiento, sirven para cuestionar y fortalecer nuestra fe.

Los creyentes deben aceptar estos desafíos como parte de su viaje espiritual. El Hijo en el Calvario fue impugnado, el camino más difícil, está escrito en las Escrituras: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia”, Hebreos 5:7-8.

El grito de “¡Elí, Elí, ¿lama sabactani?” (Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?) Es suficiente para expresar los sufrimientos de nuestro Señor en el Calvario. Detrás de esta petición de ayuda, podemos identificar la gran fe que le llevó a aceptar la voluntad del Padre, Sí, Él sabía que Dios no permitiría que “el Santo sufriera descomposición,” y que en tres días, se levantaría de entre los muertos. Además del poder de la muerte, el Señor vio el poder de la resurrección victoriosa.

No necesito escribir nada sobre la base de la fe. Recuerde que independiente de los tiempos buenos o malos, sólo tres cosas permanecen: la fe, la esperanza y amor. Es importante para los cristianos asegurarse de qué tipo de fe, esperanza y amor está siguiendo. Sólo lo que recibimos de acuerdo con la Palabra permanece para siempre. Quiero animarles a vivir una vocación digna de la Santa Palabra.
Vamos hermanos, ustedes que son herederos de la gloria de Cristo, sean ejemplos para otros con el fin de ser un testimonio del poder de Cristo para el mundo.
Les pido que vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, con el fin de rechazar las acciones que generan dudas de oscuridad en sus corazones. La verdadera victoria elimina las dudas, porque viene del oír la Palabra de Dios con fe.
Sólo una iglesia basada en las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo con la ayuda y la protección de la Palabra de Dios que no podrá destruir el devorador.

“Demos un testimonio santo”

Su hermano en Cristo,

Yousef Nadarkhani


Traducido y adaptado por NoticiaCristiana.com de Góspel Prime

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