lunes, 28 de marzo de 2011

Respeto

Supongo que todos en algún momento habremos sentido en nuestras carnes el dolor de cuando alguien se está riendo de ti. Es algo bastante doloroso, sobre todo dependiendo de en qué momento de tu vida, si eres niño te afecta mucho más, sin contar que los niños pueden ser especialmente crueles, y también depende de la persona que lo hace. No es lo mismo que se ría de ti alguien que pasa por la calle y ni conoces siquiera a que lo haga una persona que estimas, alguien cuya opinión de ti influye en gran manera en la que tú mismo tengas.

Y es que es muy importante lo que piensa el resto de la gente de nosotros, realmente nos afecta, nos hace estar más tristes o más felices, incluso influye en cuánto nos queremos a nosotros mismos. Ciertamente el grado en que nosotros nos respetamos a nosotros mismos está influido por el grado en que somos respetados por aquellas personas que estimamos importantes en nuestras vidas.

Pero claro, también debemos tener en cuenta que no siempre somos las víctimas de la malicia y las faltas de respeto por parte de aquellas personas sin ningún tipo de humanidad ni compromiso con la verdad, lo cierto es que nosotros también somos esos que ofenden a los demás, que faltamos el respeto a otras personas por no opinar como nosotros, por no tener los mismos gustos o incluso por errores que hayan tenido. Es probable que esté meando fuera del tiesto diciendo que vosotros habéis faltado el respeto a alguien a lo largo de vuestras vidas, pero, por lo menos por mi parte, puedo decir, y muchos de los que leeréis esto habréis sido víctimas, que en demasiadas ocasiones he faltado el respeto a la gente, a menudo a aquellos que quiero, y que también, como aquellos que lo han hecho conmigo, debemos cambiar en este tema.

Pero hoy quiero recapacitar sobre otro tema. Yo pienso que todas las personas merecen respeto, probablemente no por sus propios méritos, sino por nosotros mismos. Porque el hecho de faltar el respeto a alguien significa que tú crees que eres más importante que esa persona, que sientes que puedes pisarle, aunque sea dialécticamente, ya que te has puesto en un trono por encima del suyo, y por lo tanto te sientes con todo el derecho del mundo a juzgarle, a usar el dolor que le provocarás por hacerlo para tu propio deleite. El problema, según mi punto de vista, llega cuando pensamos que todas las ideas son merecedoras del mismo rango de respeto.

Puede ser que parezca una obviedad, pero muchas veces he hablado con gente que exigía de mí el mismo respeto para todas las ideas, incluso en alguna ocasión yo mismo he caído en esta trampa.
Hoy en día vivimos un tiempo en que el relativismo ha inundado toda la corriente filosófica que la gente sigue, cualquiera que cree o afirma cualquier sentencia absoluta, como hablaba en otras ocasiones de la creencia en un dios concreto o, como decía Daniel, la creencia en la interferencia de vida extraterrestre inteligente en nuestra historia, inmediatamente es tachada de tontería. Porque el hecho es que, y de esto también me gustaría hablar otro día, cuando alguien hace una afirmación categórica respecto a un tema, automáticamente está negando todas aquellas afirmaciones que están en contra de esta primera. Esto es algo que puede parecer una tontería en sí mismo, pero es una idea que tenemos muy presente en todo lo que pensamos.

No quiero entrar hoy en temas religiosos, pero voy a usar un ejemplo religioso para que entendáis lo que os estoy intentando decir. Yo creo y afirmo que Jesús es Dios. Jesús dijo que es el único camino para lograr la salvación. En el momento que yo estoy afirmando esto, automáticamente estoy negando validez a todas las demás religiones que afirman que tienen un método para lograr llegar a Dios, salvarse, trascender o lo que sea cada una, incluso estoy negando a aquellos que, y es a lo que voy, dicen que todas las religiones son iguales y te van a dar la salvación si eres más o menos bueno o si cumples con una serie de normas. Con lo cual, estoy diciendo, así con todas las letras, que todos los demás profetas, misticismos, karmas o lo que sea no pueden acercarte lo más mínimo a Dios.

Y así es con todo, en el momento que hacemos una afirmación categórica, estamos cerrando muchas puertas, y hoy en día ponemos más énfasis en intentar respetar todas las ideas que en buscar la verdad. Incluso es posible que penséis que la verdad no existe, o que cada persona tiene su propia verdad. Yo no lo pienso, y de hecho este relativismo es una paradoja, pero eso lo hablaremos en otra ocasión.

Las ideas o las opiniones pueden ser respetables, pueden ser buenas o pueden pasar sin pena ni gloria por nuestro filtro particular. Pero también pueden ser malas, las ideas sí que pueden ser indignas de respeto, incluso abiertamente despreciables. Esta es la razón por la que, por ejemplo, se cierran páginas web, por orden judicial. Esta es la razón por la que muchas personas están en la cárcel. No todas las ideas, no todos los planteamientos son dignas de respeto, o al menos hay algunas que yo nunca respetaré, bajo ningún concepto.

Nunca respetaré que alguien se considere más valioso que otra persona, llegando incluso a matar por desprecio hacia otro ser humano. Nunca respetaré una idea que nazca de una malinterpretación de mis palabras, o de unas palabras que se dice que yo dije aunque nunca hice. Nunca respetaré que alguien maltrate a otra persona, sea cual sea el fin. Nunca respetaré que aquella persona que es lo suficientemente adulta para tener relaciones sexuales tenga tanta valentía como para matar a su hijo. Nunca respetaré a aquellos que pretenden obligarme, a mí o a otros, para que piense, crea o sienta como ellos.

Hay muchas ideas que no respeto, y que nunca haré. Porque pienso que, a pesar que todas las personas deben ser respetadas, no todas las opiniones deben serlo. Por esto mismo, está bien que algunos de vosotros no respetéis lo que yo pienso, o que penséis de algún tema que lo abordo con algo de dureza, o que soy iluso.

Seguramente vuelva a faltar al respeto a más gente a lo largo de mi vida, está mal y estará mal, no lo disculpo. Pero por lo menos prometo intentar no hacerlo, y pedir perdón cuando lo haga, espero lo mismo de todos vosotros. Lo que sí que haré, será decir cuando no comparto vuestra opinión, incluso cuando no la respete. En esto, como en lo otro, espero ser tratado de la misma manera, porque por supuesto que sé que muchas veces me he equivocado en el pasado, y que lo seguiré haciendo en el futuro.

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