Estoy completamente de acuerdo con él. Es solo por la gracia de Dios que puedo dar la cara, que puedo hacer algunas cosas a derechas. Soy malo, soy un desastre, sencillamente no doy la talla. Pero lo bueno es que no depende de mí, no se trata de mí. Porque cuando intento hacer las cosas en mis fuerzas fallo, porque cuando dependo de Dios, de una manera o de otra, salgo victorioso.
Puede ser que a muchos de vosotros no os importe lo más mínimo todo esto, o penséis que todo es un autoengaño, pero aún así, yo quiero dar las gracias y reconocer el mérito de quien realmente lo tiene, y en este caso, no soy precisamente yo.
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