Bueno, pues aquí estamos, ya hemos
llegado. El 2012 vino, fue recibido, al menos en mi caso, con 12 uvas
y ya lo tenemos encima. Y este año no es uno cualquiera, es un año
que promete, para bien o para mal, pero promete, y mucho.
Para empezar, estamos metidos, como ya
he recordado, para vuestro regocijo personal, en multitud de
ocasiones, en una de las mayores crisis económicas que se recuerdan,
o al menos que yo recuerdo. Con cifras de paro históricas, de
déficit y de no sé cuantas cosas más. El caso es que, entre todos,
nos hemos dejado contagiar del pesimismo de los estadistas y los
telediarios parecen más grises, la gente anda con el ánimo caído.
Estamos metidos en algo de lo que no sabemos salir, y ahora, el nuevo
gobierno, va a hacer recortes durísimos. Empezamos el año de la
manera más oscura posible.
Además, por si fuera poco, no faltan
los presuntos profetas, intérpretes del saber antiguo y agoreros en
general que se afanan en aclamar cataclismos para este fantástico
año. Según parece, en un principio, se dijo que los mayas habían
hecho muchas profecías que habían sido reales, nadie decía cuales,
pero el caso es que las había, en algún sitio. Estos mayas, habían
puesto la fecha del fin del mundo en diciembre del 2012. Después se
decía que no, que los mayas tenían un sentido de la vida cíclico y
que, por lo tanto no podían predicar el fin del mundo porque no
creían en él, sino más bien debía ser un cambio de ciclo.
Recientemente he leído que lo que pasaba en realidad es que los
mayas tampoco eran tan profetas como se pensaban y que todo esto del
fin del mundo fue un invento de un escritor de los 70. Pero ahí
queda. Y hay mucha gente que piensa que, si no el fin del mundo, algo
catastrófico va a suceder a finales de este año.
Lo que está claro es que este no será
un año normal. Puede ser que sea muy malo el comienzo, o las
expectativas que tenemos de este 2012 sean que bien nos irá si
logramos sobrevivir. Pero no todo lo que creemos que comienza mal,
termina mal.
Como estuve hablando hace un tiempo, la
palabra “crisis”, en japonés, viene de la unión de la palabra
“peligro” con “oportunidad”. Este es un año peligroso,
seguramente será duro. Muchas familias lo pasarán realmente mal
para salir adelante. Otros vivirán con miedo a que a fin de año les
caiga encima un asteroide, o a que estalle una guerra mundial o mil
cosas más. El peligro está ahí, y es más palpable que nunca.
Estamos rodeados de una seria de situaciones contra las que no
podemos y que nos nublan la vista, nos hacen verlo todo gris. Pero
más allá de la crisis hay vida, más allá de todo lo malo que
parece que nos amenaza a la vuelta de la esquina. Tenemos que
aprovechar la oportunidad que tenemos cada día. No centrarnos en
todo aquello que tenemos a nuestro alrededor tan malo tan malo que no
podemos cambiarlo, sino mirar directamente a lo que sí podemos
cambiar, a aquellos que tenemos alrededor por los que merece la pena
cambiarlo. A buscar las oportunidades para salir adelante.
Yo no soy profeta, ni falta que hace, a finales de este año ya veremos si tengo razón o no. Pero la verdad es que tengo una sensación muy positiva con este año, creo que será muy bueno y que, si sabemos aprovechar las oportunidades y escapar de los peligros, esta crisis puede ser de lo más beneficiosa para todos.
Seguramente todos pensamos que nos iría
mucho mejor con más dinero. Yo lo pienso. Pero debemos recordar que
el dinero no soluciona todos los problemas, solo soluciona los
problemas de dinero, que, visto lo visto, son de los menores
problemas que tenemos por delante.
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