jueves, 31 de marzo de 2011

Algunas conclusiones

Muy buenas a tod@s. Ayer se cerró la encuesta que propuse sobre qué temas preferiríais que tratase con mayor frecuencia. Según he podido comprobar, los temas históricos y personales, son los que menos os interesan (solamente os interesan al 18% de los que habéis opinado) seguido de cerca por los socio/políticos (le interesan al 25% de vosotros). Casi la mitad de vosotros (el 43%) estáis interesados porque siga hablando de temas científico/religiosos. De todas maneras, la mitad de vosotros queréis que hable un poco de todo. (Es normal que no os concuerden los porcentajes para que entre todos formen un 100%, ya que cada persona podía votar a más de una opción.) Así que, según mi punto de vista, y si no os gusta hacedmelo saber, lo que debo hacer es seguir hablando un poco de todo pero poniendo especial hincapié en los temas científico/religiosos, ya que los otros 3 están más o menos igualados (solamente vencen los socio/políticos por un 7%).

Por otro lado, según podéis comprobar, he eliminado la publicidad del blog, pienso que tampoco era algo muy apropiado, sobre todo porque algunos anuncios eran un poco de mal gusto y para nada iban con la tónica que pretendo crear en la pajarería. Además, los beneficios que ofrecían eran completamente irrisorios teniendo en cuenta el trabajo que supone llevar esto al día. No creo que merezca la pena tener toda clase de anuncios de a saber qué empresas que, como todos bien sabemos, suelen usar el sexo y otras cosas para vender, y mucho menos por los beneficios tan minúsculos que ofrecen. Pero, de todas maneras, estoy planteándome el poner una pequeña pestaña donde cada uno pueda colaborar según su voluntad, con total libertad, ya sea con tarjeta de crédito, por paypal o por transferencia bancaria. Son solamente ideas tengo que, por supuesto, quiero también someter a vuestro consejo.

Para terminar en el día de hoy, quiero recapacitar un poco sobre algunas de las entradas que más éxito han tenido. Para empezar, está claro que la votación de la encuesta se corresponde con la realidad. En las gráficas de visitas por día puedo ver que, hasta hace bien poco, las entradas más visitadas con mucho son las que hablan de ciencia específicamente, seguidas por las religiosas. Estos son los temas que más os gustan.

Hace como un mes, escuché de labios de un amigo el paralelismo entre el porqué basamos muchísimos de nuestros anuncios, de nuestra publicidad en temas sexuales, incluso cuando no tiene nada que ver, incluso cuando ni siquiera puede ayudar a la venta, comparándolo con que fuésemos a un país donde todo lo vendieran usando como reclamo la carne. Con esta idea hice la entrada de “La tierra de las chuletas”. He podido comprobar qué verdad es. El pasado 29 de marzo, publiqué “SEXO”, una serie de pensamientos en torno a mi manera personal de ver este tema. Pues bien, ese día casi se duplicaron el número de visitas del día que había entrado más gente. Esta entrada, específicamente, ese mismo día, pasó a ser la tercera más visitada, igualando o incluso venciendo en número de visitas a otras que tenían más de un mes de antigüedad y que, supuestamente, estaban en el grupo de las “más visitadas”. Así que, está claro, el sexo vende. Es una conclusión a la que ya había llegado y que esta experiencia me ha ayudado a afianzarme, y eso que en esta ocasión solamente usé el nombre, por ninguna parte aparecía la imagen de un pecho o nada que pudiera hacer entrever que iba a poner algún tipo de documento pornográfico ni nada por el estilo.

Yo no sé si estaréis aprendiendo algo en mi pajarería, pero al menos yo sí qué os puedo decir que estoy aprendiendo muchísimo, no solamente de ver vuestras reacciones ante lo que escribo, viendo que os gusta y qué no tanto, sino también estoy aprendiendo de vuestros comentarios que me ayudan a recapacitary, por supuesto, me dan nuevos conocimientos. Recuerdo la conversación entre Dante y Alfonso en la entrada del “Ajuste fino”, de verdad que me quito el sombrero.

Hoy no diré nada más, solamente quería informaros de este par de cosas y, de verdad, de corazón, daros las gracias a todos los que, cada día, visitáis mi humilde pajarería en busca de algo, de lo que sea. Espero ser capaz de cumplir con vuestras expectativas, de verdad os puedo decir que pongo esfuerzo para hacerlo, que cada día os escribo ilusionado, que me encanta hacerlo. Como siempre os digo, si hay algo que pensáis que puedo cambiar, quitar o mejorar, decidmelo, quiero que, de alguna manera, esto lo construyamos entre tod@s, y si en algún momento necesitáis hablar conmigo personalmente, de una manera un poco más intima de alguno de los temas que trato en el blog o de lo que sea, quiero estar disponible para todos vosotr@s. Podéis escribirme sin ningún problema y sin ningún miedo a buba1107@gmail.com . Dentro de mis posibilidades, intentaré ayudaros en todo lo que pueda.

¡Un saludo a tod@s!

miércoles, 30 de marzo de 2011

Héroes

Cuando vas a una librería a comprar la biografía de alguien que admiras, normalmente estás buscando un ejemplo, una vida que pueda servirte de arquetipo de bondad, determinación, valentía, sabiduría, fuerza o lo que fuera.

Más aún, cuando estamos buscando en las figuras religiosas presentadas por sus propios seguidores, esperamos que en ellos se pongan en relieve sus virtudes, intentando camuflar en la medida de lo posible sus fallos y maximizando sus capacidades, porque el interés está en presentar lo mejor posible a sus héroes. La meta es que todo el mundo vea qué bueno es aquel a quien ellos siguen, de quien están tomando ejemplo es ciertamente digno de seguir, con muy pocos o ningún error y cargado de santidad, poder y misticismo. Así es en la mayoría de los escritos sagrados de casi todas las religiones.

Pero los escritos judíos y seguidamente los cristianos de la Biblia para nada son así. La idealización de los héroes que podemos ver en los escritos narrativos, mucho más en los religiosos de todo el mundo y aún más en la antigüedad tiene esta enorme excepción. Y es que parece que los escritores del antiguo y del nuevo testamentos están empeñados en sacar toda la basura de sus, teóricamente, héroes a la luz, para que todo el mundo pueda verlo, para que cualquiera pueda decir cualquier cosa sobre ellos. ¡Qué extraño!, ¿verdad?.

Y es que a poco que investiguemos, nos encontramos con que los líderes del judaísmo y cristianismo, los que, al menos a ojos de su pueblo, tendrían que ser ejemplo de santidad y pureza, quedan como unos villanos de cuento de los Grimm.

Para empezar, el gran Abraham, el primer patriarca, aquel de quién se dijo que su fe le contó por justicia, aquel a quién se le prometió que llegaría a ser padre de naciones, que por medio de su descendencia llegarían a ser benditas todas las familias de la tierra, éste, comenzó sus días viviendo en la tierra de Ur, un lugar pagano en el que se adoraba a multitud de dioses, incluso con sacrifios humanos en su honor. Abraham mismo comenzó su vida en esta cultura adorando a estos dioses a los que se sacrificaban personas. Él intentó mentir al faraón diciéndole que su mujer Sara realmente se trataba de su hermana, para que no tuviera problema en acostarse con ella. Este Abraham estuvo dispuesto a mentir para que un hombre se acostase con su mujer. Me resulta difícil de imaginar alguna cosa peor.

Moisés, el gran libertador, aquel que Dios eligió para que liberase a su pueblo de la esclavitud en Egipto, por el que hizo grandes proezas y milagros, aquel que partió el Mar Rojo en dos, como todos sabemos gracias a Charlton Heston, aquel con quién Dios habló directamente y le reveló su Ley, el escritor de la Toráh; este Moisés, durante cuarenta años fue criado en la corte de faraón como un príncipe. Durante estos años, él mismo fue testigo de la manera en que su propio pueblo era esclavizado para darle este rango, para proporcionarle su bienestar y su grandeza. Durante este tiempo podríamos compararlo a algunos de los tiranos que hoy en día señalamos por vivir como dioses mientras su pueblo se muere de hambre. Este hombre asesinó a sangre fría a un soldado del ejército que le servía. Este gran líder, o al menos eso se piensa, era tartamudo, no era especialmente bueno hablando. Y sin embargo Dios llegó a afirmar que él era el hombre más manso y humilde del mundo.

David, el rey de Israel, el niño que derrotó al gigante Goliath, el que pacificó toda la tierra de Israel, al que Dios mismo prometió que de su linaje nacería un rey que reinaría por siempre en clara alusión a Cristo, el que siendo niño mataba leones y osos para cuidar de sus ovejas, el que compuso la mayoría de los salmos, el cantor de Jahweh, el conquistador de Jerusalén; este David desobedeció a Dios en multitud de ocasiones. Este David usó su poder como rey para acostarse con una mujer y, ante la noticia de que ella estaba embarazada, trató de hacer volver de la guerra a su marido, uno de los soldados de su ejército, para que se acostase con su mujer y así tratar de tapar su error. Al ver que no lo conseguía, por la integridad de Hurías, mandó matarle. Este asesino, este mentiroso, este adultero, de él dijo Dios que tenía el corazón conforme al suyo.

Pedro, el que según los católicos fue nombrado por Jesús como el primer Papa, uno de los discípulos más cercanos a Cristo, él pasó mucho tiempo cerca de Jesús, él fue uno de los fundadores de la Iglesia, aquel que con una valentía y una sabiduría impropias de un pescador del Israel del primer siglo lideró la primera iglesia con determinación y humildad, sin duda una de las figuras clave del libro más leído y más trascendental de la historia de la humanidad; este Pedro, traicionó a su maestro en los momentos más críticos de su vida, cuando más le necesitaba, le dio la espalda. Este hombre impulsivo usó la violencia cuando debería haber usado la humildad y el amor, Jesús mismo le reprendió llamándole “Satanás”.

Pablo, el apóstol que Jesús llamó después de haber ascendido al cielo, el hombre que ha escrito más libros de la Biblia, una de las figuras más influyentes en la iglesia de los primeros tiempos, aquel cuyos escritos más han influido en la teología en casi todos los aspectos en toda la historia, el que pasó penalidades, cárceles, desnudez, naufragios, sufrimientos, el que fue martirizado en Roma por ser seguidor de Cristo; este Pablo, fue uno de los más fanáticos perseguidores de los cristianos en los años anteriores a su conversión al cristianismo, él mismo consintió la muerte de Esteban, el primer mártir del cristianismo. Este Pablo, una vez era apóstol, tenía un temperamento que era ciertamente dificil tratar con él, la gente no quería pasar tiempo con Pablo porque era lo que hoy consideraríamos un “gruñón”.

Es muy curiosa la tendencia de la Biblia a humillar a sus héroes. Esa es la idea que podemos sacar leyendo por encima las historias de estos personajes. La solución nos llega cuando comenzamos a ver el personaje que está detrás de todos ellos. La Biblia no trata que sus héroes sean repudiados por lo que han hecho, solamente los pone en su sitio. Ellos son hombres como tú y como yo, no son semidioses ni gente con un poder de santidad sobrehumano, simplemente son personas que hicieron grandes cosas porque se pusieron en manos de Dios.

Pero hay un héroe, el mayor de toda la Biblia, que sí que es alabado, exaltado, puesto en lo más alto. Toda la biblia, no solamente los evangelios, sino lo que hay antes y lo que va después, trata del plan de Dios y su realización en la persona de Jesús, él es el único digno de ser puesto en lo más alto, y el más digno de ser llamado héroe. Los hombres, por muy importantes que fueran, los trata como lo que son, hombres.

Porque todos los hombres somos malos, todos fallamos. Absolutamente todos.

martes, 29 de marzo de 2011

SEXO

Hace un tiempo hablé de la influencia que tiene en nosotros la sociedad y que no somos tan libres como presumimos. Otro ejemplo es el que hoy os traigo. El caso es que en España, la media de edad cuando se pierde la virginidad, según he podido ver en algunas páginas web, está en torno a los 16 años. Esta es una cifra más o menos media, en el mapa que veis encima de estas palabras podéis observar, de los países que se tienen datos, la media de edad a la que se tiene sexo por primera vez.

El caso es que, está claro, la cultura de cada país influye en la edad a la que se se practica el sexo por primera vez, incluso influye en las condiciones en que se hace. Como todos sabemos, hay culturas en que practicar el sexo fuera del matrimonio está penado, sencillamente no se contempla esta posibilidad, todo lo contrario en nuestra cultura, en que prácticamente está fomentado, ya sea por medio de los anuncios, como hablábamos también, por medio de la presión de los amigos, o de las facilidades que hoy en día existen, está claro que en nuestro país, en los últimos años esta media ha bajado, y según vemos cómo se desarrollan los acontecimientos, lo seguirá haciendo.

Ayer os exponía que, según mi opinión al menos, no todas las ideas son dignas de la misma tasa de respeto. Y no espero que esta sea una excepción. No lo espero porque sencillamente sé que mi opinión respecto a este tema no va para nada con la corriente que lleva todo el mundo a mi alrededor, y lo sé por propia experiencia, pero quiero contaros qué opino yo de este tema.

Tengo 26 años, 10 más de la edad en que, teóricamente, pierden la virginidad las personas como yo, las que viven en mi mismo país, con mi nivel cultural y adquisitivo. Y, sin embargo, soy virgen. Sé que en medio del mundo en que me muevo, este es un dato que debería avergonzarme, por todos es sabido que un chico de 26 años aún siendo virgen es todo un fracasado, así que, a ojos del resto de la gente, es probable que sea un fracasado, pero creo que tengo mis razones para no haberlo hecho, y que estas razones son más importantes que la opinión de la gente o incluso que “la llamada de la naturaleza”.

Para empezar, quiero dejar claro que la razón por la que sigo siendo virgen no es que no le dé la importancia suficiente al sexo. Yo creo que el sexo es algo muy importante para el ser humano, para la vida de una pareja y para Dios. De hecho, fue Dios mismo el que lo diseñó para el disfrute del hombre (y de la mujer, claro). La razón se basa precisamente en todo lo contrario, si aún sigo siendo virgen, es porque le doy mucha importancia al sexo. Le doy tanta importancia que prefiero guardarlo como uno de los más grandes regalos que puedo hacer a alguien, para una mujer en especial, para aquella con quien decida compartir mi vida. No quiero compartirlo con nadie más que con ella. Sabéis que soy un poco friki, así que pondré un ejemplo friki; para un coleccionista de figuras de Star Wars, siempre es mucho más valioso, y de hecho se paga más, si la figura en cuestión está aún envuelta, si nadie ha abierto el plástico. Mi intención es hacer el regalo completo, pagando el coste de la pureza.

Otra de las razones por las que creo que debo esperar, y por las que, de hecho, lo hago, os lo podréis imaginar, es porque creo que Dios mismo así lo ordena. Partiendo de la base que Dios nos ha creado, creo que él sabe perfectamente cómo funcionamos, y porqué ha puesto ciertos límites en nuestras vidas, y este es uno de ellos. Así como el diseñador de un coche que funciona con gasolina se negaría rotundamente a que intentásemos alimentarlo con agua destilada, por mucho que alguien que no entienda cómo funciona el motor se empeñe en que va a ir mejor con el agua, porque es más pura y seguramente mejor para esto, sobre todo si el agua está de la nevera. De la misma manera, prefiero confiar en los consejos de aquel que me creó para guiarme en la manera en que funcionaré porque, de hecho, sabe exactamente cómo funciono. Así que, aunque muchas veces no entienda lo que se supone que tengo que hacer, creo que es mucho más sabio hacer más caso al que me dio la vida que a los que me rodean o incluso que a mi propio consejo.

Estas son dos razones que tengo para procurar mantener la virginidad hasta el día en que me case. Hay otras e incluso estas que he dado están muy resumidas, pero solamente quería declarar esto hoy, quería afirmar que, en mi opinión y en la de Dios, el sexo es bueno, está bien no solamente por el hecho de procrear y reproducirse, sino como la expresión absoluta de la intimidad entre dos personas, como fuente de placer, tanto físico como emocional, incluso espiritual. Y al mismo tiempo, quería declarar que es bueno esperar, que no debemos menospreciar el sexo hasta el punto de compartirlo con cualquier persona que se cruza en nuestras vidas, ni siquiera con aquellas que queremos o nos atraen físicamente. A todos aquellos que aún no se han casado, os animo a mantenerlo, aunque parezca que llegáis tarde, nunca es tarde para pedir perdón al dador de la vida y buscar la restauración, no física, sino espiritual.

Aunque parezca mentira, hay gente que sigue creyendo en estas cosas, yo he conocido a varias personas que han sabido esperar hasta el matrimonio y lo han logrado, entre ellos mi hermano, y aún no he conocido a nadie que se arrepienta de haberlo hecho, todo lo contrario, están muy contentos y orgullosos. A pesar que, obviamente, y como yo mismo sé, no fue nada fácil, saben que ha merecido la pena, saben que, no solamente dieron el mejor regalo posible a sus cónyuges, sino que respetaron el plan de Dios y en esto, como en todos los aspectos en que obedezcamos al creador, fueron bendecidos.

lunes, 28 de marzo de 2011

Respeto

Supongo que todos en algún momento habremos sentido en nuestras carnes el dolor de cuando alguien se está riendo de ti. Es algo bastante doloroso, sobre todo dependiendo de en qué momento de tu vida, si eres niño te afecta mucho más, sin contar que los niños pueden ser especialmente crueles, y también depende de la persona que lo hace. No es lo mismo que se ría de ti alguien que pasa por la calle y ni conoces siquiera a que lo haga una persona que estimas, alguien cuya opinión de ti influye en gran manera en la que tú mismo tengas.

Y es que es muy importante lo que piensa el resto de la gente de nosotros, realmente nos afecta, nos hace estar más tristes o más felices, incluso influye en cuánto nos queremos a nosotros mismos. Ciertamente el grado en que nosotros nos respetamos a nosotros mismos está influido por el grado en que somos respetados por aquellas personas que estimamos importantes en nuestras vidas.

Pero claro, también debemos tener en cuenta que no siempre somos las víctimas de la malicia y las faltas de respeto por parte de aquellas personas sin ningún tipo de humanidad ni compromiso con la verdad, lo cierto es que nosotros también somos esos que ofenden a los demás, que faltamos el respeto a otras personas por no opinar como nosotros, por no tener los mismos gustos o incluso por errores que hayan tenido. Es probable que esté meando fuera del tiesto diciendo que vosotros habéis faltado el respeto a alguien a lo largo de vuestras vidas, pero, por lo menos por mi parte, puedo decir, y muchos de los que leeréis esto habréis sido víctimas, que en demasiadas ocasiones he faltado el respeto a la gente, a menudo a aquellos que quiero, y que también, como aquellos que lo han hecho conmigo, debemos cambiar en este tema.

Pero hoy quiero recapacitar sobre otro tema. Yo pienso que todas las personas merecen respeto, probablemente no por sus propios méritos, sino por nosotros mismos. Porque el hecho de faltar el respeto a alguien significa que tú crees que eres más importante que esa persona, que sientes que puedes pisarle, aunque sea dialécticamente, ya que te has puesto en un trono por encima del suyo, y por lo tanto te sientes con todo el derecho del mundo a juzgarle, a usar el dolor que le provocarás por hacerlo para tu propio deleite. El problema, según mi punto de vista, llega cuando pensamos que todas las ideas son merecedoras del mismo rango de respeto.

Puede ser que parezca una obviedad, pero muchas veces he hablado con gente que exigía de mí el mismo respeto para todas las ideas, incluso en alguna ocasión yo mismo he caído en esta trampa.
Hoy en día vivimos un tiempo en que el relativismo ha inundado toda la corriente filosófica que la gente sigue, cualquiera que cree o afirma cualquier sentencia absoluta, como hablaba en otras ocasiones de la creencia en un dios concreto o, como decía Daniel, la creencia en la interferencia de vida extraterrestre inteligente en nuestra historia, inmediatamente es tachada de tontería. Porque el hecho es que, y de esto también me gustaría hablar otro día, cuando alguien hace una afirmación categórica respecto a un tema, automáticamente está negando todas aquellas afirmaciones que están en contra de esta primera. Esto es algo que puede parecer una tontería en sí mismo, pero es una idea que tenemos muy presente en todo lo que pensamos.

No quiero entrar hoy en temas religiosos, pero voy a usar un ejemplo religioso para que entendáis lo que os estoy intentando decir. Yo creo y afirmo que Jesús es Dios. Jesús dijo que es el único camino para lograr la salvación. En el momento que yo estoy afirmando esto, automáticamente estoy negando validez a todas las demás religiones que afirman que tienen un método para lograr llegar a Dios, salvarse, trascender o lo que sea cada una, incluso estoy negando a aquellos que, y es a lo que voy, dicen que todas las religiones son iguales y te van a dar la salvación si eres más o menos bueno o si cumples con una serie de normas. Con lo cual, estoy diciendo, así con todas las letras, que todos los demás profetas, misticismos, karmas o lo que sea no pueden acercarte lo más mínimo a Dios.

Y así es con todo, en el momento que hacemos una afirmación categórica, estamos cerrando muchas puertas, y hoy en día ponemos más énfasis en intentar respetar todas las ideas que en buscar la verdad. Incluso es posible que penséis que la verdad no existe, o que cada persona tiene su propia verdad. Yo no lo pienso, y de hecho este relativismo es una paradoja, pero eso lo hablaremos en otra ocasión.

Las ideas o las opiniones pueden ser respetables, pueden ser buenas o pueden pasar sin pena ni gloria por nuestro filtro particular. Pero también pueden ser malas, las ideas sí que pueden ser indignas de respeto, incluso abiertamente despreciables. Esta es la razón por la que, por ejemplo, se cierran páginas web, por orden judicial. Esta es la razón por la que muchas personas están en la cárcel. No todas las ideas, no todos los planteamientos son dignas de respeto, o al menos hay algunas que yo nunca respetaré, bajo ningún concepto.

Nunca respetaré que alguien se considere más valioso que otra persona, llegando incluso a matar por desprecio hacia otro ser humano. Nunca respetaré una idea que nazca de una malinterpretación de mis palabras, o de unas palabras que se dice que yo dije aunque nunca hice. Nunca respetaré que alguien maltrate a otra persona, sea cual sea el fin. Nunca respetaré que aquella persona que es lo suficientemente adulta para tener relaciones sexuales tenga tanta valentía como para matar a su hijo. Nunca respetaré a aquellos que pretenden obligarme, a mí o a otros, para que piense, crea o sienta como ellos.

Hay muchas ideas que no respeto, y que nunca haré. Porque pienso que, a pesar que todas las personas deben ser respetadas, no todas las opiniones deben serlo. Por esto mismo, está bien que algunos de vosotros no respetéis lo que yo pienso, o que penséis de algún tema que lo abordo con algo de dureza, o que soy iluso.

Seguramente vuelva a faltar al respeto a más gente a lo largo de mi vida, está mal y estará mal, no lo disculpo. Pero por lo menos prometo intentar no hacerlo, y pedir perdón cuando lo haga, espero lo mismo de todos vosotros. Lo que sí que haré, será decir cuando no comparto vuestra opinión, incluso cuando no la respete. En esto, como en lo otro, espero ser tratado de la misma manera, porque por supuesto que sé que muchas veces me he equivocado en el pasado, y que lo seguiré haciendo en el futuro.

viernes, 25 de marzo de 2011

El fin de semana

Hoy es viernes, lo que significa que comienza el fin de semana. Para la mayoría, esta es una genial noticia. Significa que, al fin, podemos descansar de la semana, podemos concentrarnos más en nosotros y dejar de lado las preocupaciones que nos asedian diariamente.

El fin de semana intentaremos disfrutar de la paz, o del movimiento, depende de cada uno. Y seremos un poquito más felices durante un par de días para después volver al lunes y desear que pasen las horas y nos lleven a un nuevo fin de semana.

Esta es la dinámica que me lleva dirigiendo ya varios años, y, teóricamente, esta es la tónica que regirá mi existencia durante mucho más tiempo del que llevo vivido, o al menos eso espero.

Con un poco de suerte, un día encontraré a una chica que merezca la pena y con quien desee pasar el resto de mi vida. Procuraré conseguir un trabajo que no sea demasiado malo, comprarme una casa, un coche, casarme y tener hijos. Todo dentro de esta dinámica, constantemente esperando al fin de semana para que pase rápidamente y vuelva a esperar su llegada.

Envejeceré, mis hijos crecerán y me darán nietos, serán buenos chicos. Seguramente en algún momento hagan cosas un poco feas, pero, tampoco será para tanto. Puede ser que, incluso, engañe a mi mujer con alguna otra en algún momento, pero, tampoco será para tanto, porque, aunque físicamente la engañe, por dentro seguiré queriendo a mi esposa.

Al final de mi vida, tengo que irme empezando a mentalizar, mis hijos me dejarán en alguna residencia, me vendrán a ver una vez o un par de ellas al año.

En mi lecho de muerte, pensaré que, en mi vida, he hecho lo que he podido, he intentado ser lo más bueno posible. Como decía Frank Sinatra, “lo he hecho a mi manera”. Probablemente se acordarán de mí mis familiares, por lo menos durante diez o veinte años. Después, el olvido eterno. Al fin habrá terminado mi espera, ya no tendré que contar las horas para el fin de semana.

Si este es tu plan de vida, si realmente piensas que has nacido para morir, y ser recordado por algunos años. Si crees que la complejidad de tu vida, todos los sentimientos que te embargan cada noche, esa necesidad de sentirte amado, comprendido, aceptado, son producto de una serie de casualidades naturales sin ningún fin. Si piensas que, después de todo, somos como un soplo en medio del viento del universo. Si la meta de tu vida es tener la mejor muerte posible, si tu único destino es el ser recordado, debes saber algo.

No has sido creado para morir. He estado hablando acerca de un dios durante un tiempo. Un dios que creó el universo y a ti mismo con un gran propósito, con un plan que ni siquiera puedes imaginar. Este dios, tan alto que, como decíamos el otro día es imposible llegar a conocerle, no podemos agradarle, no podemos siquiera llegar a comunicarnos con él. Pero, a pesar de todo, este Dios desea tener una relación personal contigo. Puedes tener claro, que su plan para ti no es el olvido, ni siquiera el mero recuerdo, y lo puedes tener tan claro porque, aún a pesar de nuestra bajeza, a pesar que en ningún momento buscamos seguir su voluntad o agradarle, envió a su Hijo como el sacrificio perfecto, estuvo dispuesto a sacrificar lo más valioso, lo más importante, solamente por pagar tu pena, por ofrecerte la posibilidad de instaurar esta relación, para que, al fin, pudieras cumplir este propósito que el mismo Dios tiene para ti.

No has sido creado para vivir una rutina hasta la muerte. No has nacido simplemente para morir. No eres un accidente del destino sin un propósito.

En el día de hoy tu creador te está buscando, Dios mismo ha bajado para rescatarte. Si quieres aceptar el plan de Dios para ti no dejes pasar un día más, no malgastes tu dolor o tu vaciedad. Hoy puede ser un día más de tu rutina, o el primer día del resto de tu vida, una vida con un propósito increíble.

jueves, 24 de marzo de 2011

Las cien mil voces

Uno de los rituales que, probablemente, más nos repugnan, o por lo menos a mi, de los indígenas americanos que vivían antes de la llegada de Cristobal Colón son los sacrificios humanos que ofrecían a sus dioses, especialmente cuando estos sacrificios eran de niños. Había gente dispuesta a sacrificar a sus propios hijos en los altares de sus dioses por la promesa que les hacían los sacerdotes. Probablemente pensaban que si ofrecían a sus propios hijos a estas divinidades iban a ser recompensados con riquezas, con salud, con tranquilidad y paz. Ciertamente viéndolo desde la distancia, podemos afirmar sin ninguna duda que se trataba de una barbaridad, de una aberración.

Recientemente me he enterado que el abogado general del Tribunal de la Unión Europea (TUE) ha dictaminado que “las células pluripotenciales, que aparecen desde la fusión de los gametos y que sólo subsisten con esta forma durante los primeros días del proceso, presentan la característica esencial de tener cada una por sí misma la capacidad de desarrollarse hasta formar un ser humano completo”. También añadió: “Dichas células, en la medida en que constituyen el primer estadio del cuerpo humano en el que van a convertirse deben calificarse jurídicamente de embriones, cuya patentabilidad deberá excluirse”.

Esta noticia tiene mucha más trascendencia de la que parece en un principio. Significa que, a nivel supra-nacional, se reconoce la identidad, a efectos jurídicos, de un embrión como ser humano desde el mismo momento de la fecundación. Esto significa, ni más ni menos, que, a nivel europeo, el aborto que se permite, practica e incluso fomenta en España, es considerado como asesinato.

Supongo que ya la mayoría de vosotros sabréis, y si no os informo, que personalmente estoy en contra del aborto. Es algo que nunca he tratado de ocultar y que, al igual que mi creencia en Dios, ha sido causa de que se me tache de retrógrado, de alguien que está tan anquilosado en lo antiguo que no puede ver la realidad presente, que no acepta que la sociedad cambia y que hay que adaptarse a estos cambios. Con total convicción digo, sin ningún miedo de parecer reaccionario, que si para defender la vida de un ser humano tengo que ser retrógrado, tengo que permanecer anquilosado en lo antiguo, tengo que estar ciego ante la realidad presente y no aceptar la sociedad que cambia y adaptarme a estos cambios, lo haré. Lo haré una y mil veces si es necesario.

Actualmente, según la legislación vigente (si estoy equivocado, por favor, corregidme), en España está permitido el aborto hasta la semana número 12 de gestación. No estoy muy enterado de las razones por las que han puesto este límite para poder practicar un aborto, seguramente estará relacionado con el concepto que tienen los “entendidos” de en qué momento de la gestación el feto se puede considerar como persona con derecho a la vida. De todas maneras, considero realmente absurdo este límite.
Baste con ver, a la derecha de estas palabras hay un par de imágenes. La primera es de un feto con 12 semanas menos un día de gestación, la imagen de abajo corresponde a este mismo feto con 12 semanas y un día de gestación. La imagen de arriba corresponde, según la legislación vigente a un ser humano en potencia sin derecho a vivir y perfectamente matable. La de abajo corresponde a un ser humano, con derecho a la vida y cuyo asesinato supone un crimen.

Hablando de esto con diferentes personas, se ha presentado el caso de niñas muy jóvenes que se quedan embarazadas, el tener ese niño es un gran riesgo para su salud física y emocional. O el caso de que el bebé podría salir con alguna deficiencia psíquica, o que el embarazo es fruto de una violación. Está claro que hay casos un poco delicados acerca de los cuales puedo hablar personalmente con quien quiera, pero, en cualquier caso, yo considero, y el TUE me da la razón, que el embrión es ser humano desde el mismo momento de la concepción, lo que supone que cualquier aborto es un atentado directo contra una persona. Cualquiera que sea la situación en que se efectúa el aborto, no estoy a favor.

Ahora bien, considero que hay algunos casos más graves que otros. Me parece una auténtica vergüenza que una joven pareja tenga relaciones sexuales sin ningún tipo de protección, por el placer de hacerlo así, o por la borrachera que llevan, y que, ante la noticia del embarazo de ella, opten por asesinar a su hijo por no tener la edad, los recursos o la madurez suficientes para criarlo. Pero si esto me parece ya bastante vergonzoso, aún más es que el gobierno no lo condene, es más, lo acepte, lo potencie y lo publicite como una opción favorable para todos. Sé que esto es ser retrógrado, pero, sinceramente, prefiero serlo a ser cómplice de los más de cien mil asesinatos que se celebran cada año en nuestro país.

Los indígenas americanos, probablemente hubieran pensado de alguien que les intentara convencer que sacrificar a sus hijos es una barbaridad, cuanto menos, que es alguien que no está muy enterado de la realidad, alguien que no se entera, que no es capaz de ver los beneficios que te darán los dioses si tú matas a tus hijos en su honor. Hoy en día se hace lo mismo. No tenemos aquellos dioses precolombinos pero tenemos otros altares en los que muchos se congratulan en sacrificar a sus propios hijos. Sacrifican a sus hijos en los altares de la justicia, de la libertad, de la salud, del placer. Muchos os llevaréis las manos a la cabeza al leer esto, pero en esto, como en otras muchas cosas, no pienso dejarme influir por lo que dice nuestra sociedad, no aceptaré miles de asesinatos de inocentes criaturas por encajar, porque la gente piense que soy parte, que no soy tan antiguo.

Hoy quiero denunciar en voz alta la atrocidad, la barbaridad que suponen cien mil asesinatos legales anuales, quiero hablar con la voz de cien mil niños que, solamente este año, perderán la oportunidad de ver el sol, de comer, de abrazar, de amar. Hoy quiero reclamar por la sangre de los más inocentes, de los que no pueden quejarse, de los más débiles. Hoy quiero gritar con la fuerza de las cien mil voces que nunca podrán hacerlo. Por todos ellos, por los genios muertos, por los sueños que nunca fueron mostrados, hoy digo con toda la fuerza que tengo: ¡Sí a la vida!

miércoles, 23 de marzo de 2011

El mundo real

Una caña con un pincho de tortilla de patata a media mañana, 1'2 euros.

Una camisa en oferta en Springfield, 19'9 euros.

Salario medio de un español, en torno a los 1500 euros.

Así es como vivimos, esta es la realidad de nuestro país. Como decíamos ayer, es un hecho obvio que podríamos vivir mejor, está claro que podríamos tener una mejor economía y una existencia más fácil. Pero hoy me gustaría que meditásemos un poco en algunos otros datos del resto del mundo.

Hay más de mil trescientos millones de personas que viven con menos de un euro al día. Esto significa que alrededor de treinta veces la población de España sobrevive con bastante menos de lo que gastamos en la caña de media mañana.

Imagínate que esa caña es lo único que tienes al día, no solamente para comer o beber, sino para tener un sitio donde dormir, para alimentar a tu familia, para comprar la camisa en oferta de Springfield, para conseguir las medicinas que necesita tu hijo para sobrevivir. Si de esa caña dependiera nuestra supervivencia y de nuestra gente, me temo que nos tomaríamos la vida de otra manera.

Digo esto porque en todo el mundo, 15 millones de niños mueren al año por enfermedades fácilmente curables solamente si tuvieran los medios adecuados. 11 millones lo hacen simplemente porque no tienen nada que llevarse a la boca. Sería algo positivo si pensáramos esto la próxima vez que malgastemos nuestro dinero en tonterías como solemos hacer. 4500 niños mueren cada día por beber agua en mal estado. Para ellos, seguramente sería algo increíble que te puedas levantar entre la noche para beber un vaso de agua limpia y pura. Ellos tienen que andar varios kilómetros para llegar al pozo más cercano, uno que además no contiene agua potable, contiene un agua que los mata. Aunque la falta de ella los mata más rápidamente aún.

En este mundo hay más de 150 millones de niños malnutridos. En este momento, 350 millones de niños trabajan en lugar de ir a la escuela. Solamente en el noreste de Asia, más de dos millones de niños son esclavos.

No estoy diciendo esto para que todos vendamos todo lo que tenemos y lo demos a los países pobres, o para que no lo hagamos. Estoy dando estos datos solamente para que todos seamos un poco más conscientes de la fortuna que tenemos de haber nacido donde hemos nacido.

Debes saber que si tienes tres comidas al día, si tienes una cama limpia para dormir cada noche, si tienes la posibilidad de entrar a Internet para leer la entrada diaria de “La pajarería del tío Poe” (y el inmenso placer de poder pinchar en los sponsors para colaborar con la causa pajarera), si tienes un teléfono móvil y vives en un sitio donde existen las infraestructuras necesarias para poder usarlo, si cuando te duele la cabeza tienes una aspirina para que se pase, si cuando tienes sed tienes un grifo que te suministra agua limpia y sana, si tus hijos pueden ir a la escuela, pueden jugar en lugar de trabajar como esclavos para poder sobrevivir, estás entre el 1% de la población más afortunada del planeta. Debes saber que tienes una inmensa suerte de poder tener lo que tienes y disfrutar lo que disfrutas.

La próxima vez que tengas quejas de tu situación, que consideres injusto que te falte tal o cual cosa, piensa en esta realidad. Debemos ser conscientes de todo lo que tenemos, debemos saber que realmente tenemos que estar agradecidos por estar aquí, por tener lo que tenemos.

Hoy hagamos un gesto de justicia con aquellos que no tienen nada, y que por lo poco que tienen están tan agradecidos. Hoy me gustaría que fuera un día en que nos diéramos cuenta de nuestra inmensa suerte, de nuestra gran ventura. Seamos agradecidos, sepamos reconocer nuestra fortuna. Y, sabiendo lo que tenemos, compartámoslo con los que realmente lo necesitan.

martes, 22 de marzo de 2011

Pues anda que tú...

A poco que veáis las noticias o que os intereséis un poco por la política, ya sea a nivel nacional como local o regional, veréis una tónica que dirige las líneas de actuación de todos los partidos, o al menos todos los que yo he visto.

Esta línea de actuación que rige las mayores instancias de la sociedad, esto es, aquellos encargados de dirigirnos y representarnos, no es ni más ni menos aquello que tenemos impreso en nuestro ser tan profundamente que ni siquiera somos capaces de darnos cuenta. Solamente tenemos que observar cómo los bebés, una de las primeras cosas que hacen es aprender a excusarse con todo tipo de inverosímiles razones para no tener que aceptar la responsabilidad de lo que hicieron. Vemos cómo esto es uno de los impulsos más básicos, más simples que tiene el ser humano, la tendencia a excusarnos.

Siguiendo con el tema en la política, podemos ver cómo, cuando algún partido político, por las razones que sea, se ve comprometido en un escándalo, ya sea de malversación, corrupción o sencillamente un pufo político, lo primero, y demasiadas veces, lo único que hace es justificarse en que el partido de la oposición, cuando gobernaba, hizo algo similar o aún peor. Y con esto ya queda justificado todo lo que pueda llegar a hacer.

Esto es algo que puedo ver en la ciudad de donde soy, Béjar. Es impresionante cómo los que ahora están gobernando, justifican sus propios errores en que cuando gobernaba el PP lo hizo peor. ¡Y se quedan tan anchos!. Yo no sé como lo veréis vosotros pero esto a mí me indigna mucho, sobre todo cuando veo que el PP critican sin parar a los que gobiernan, cuando ellos hacían lo mismo si no peor, y está claro que cuando vuelvan a gobernar, seguirán haciendo lo que hacían cuando gobernaban antes, y exactamente lo mismo que hacen los que actualmente están en el poder. Y digo yo, ¿no sería mucho mejor que cada partido se preocupara de hacer las cosas mejor y que dejen de jugar con la población desviando la atención de sus propios errores en los errores de otros?. Esto es algo que, por supuesto, también podemos ver en los gobernantes a nivel nacional.

Esto me recuerda a algo que decía Jesús y que puede resumir todo esto que estoy hablando. Jesús decía que si ves a alguien que tiene una mota en su ojo, y tu tienes una viga en el tuyo, lo primero que deberías hacer es dejar de ser tan estúpido, lo segundo es quitar la viga de tu ojo y lo último tratar de ayudar a tu vecino a que pueda quitarse la mota de su ojo. Porque, de otra manera, si tu sigues con la viga incrustada en el ojo, y con la estupidez rondando por tu cabeza, no verás para poder quitar la mota del ojo del otro ni serás lo suficientemente inteligente como para poder hacerlo sin hacerle daño a quién pretendes ayudar.

Pero claro, nuestros políticos, la inmensa mayoría de las veces no pretenden ayudar a los otros políticos, ni siquiera a sus votantes. Me molesta mucho que su única intención sea ganar elecciones, no buscar lo mejor para absolutamente nadie más que para ellos mismos. Entonces su filosofía es que pueden hacer lo que sea, siempre y cuando tengan a alguien que haya hecho más o menos lo mismo, o incluso algo peor, tienen la excusa perfecta para desviar la atención y que nadie pueda echarles nada en cara.

Realmente es algo que me molesta mucho y que me hace pensar en si ellos realmente nos representan, pero después de plantearme la idea, me veo obligado a aceptar que sí que lo hacen, ellos nos representan perfectamente. Por mucho que intentemos ver estos errores solamente en nuestros gobernantes, el hecho es que a nosotros mismos también nos pasa. Nos pasa y es posible que, antes de intentar ayudar a los políticos a que quiten su viga del ojo, tengamos que pararnos frente a un espejo y ver que esa rama de olmo que nos sale de la retina, posiblemente no sea buena para la vista, que probablemente seamos tan estúpidos que no seamos capaces, en nuestra situación, de juzgar de una manera satisfactoria a absolutamente nadie.

Es evidente que hay muchas cosas a nuestro alrededor que necesitan cambios, empezando por la cúspide de nuestra sociedad y terminando por la gente que tenemos a nuestro alrededor. Y es bueno que intentemos denunciar esas situaciones para que, entre todos, podamos llegar a vivir en un mundo, dentro de lo que cabe, mejor. Pero, personalmente, pienso que para poder acertar mejor en dónde están los auténticos problemas y para ser capaces de ofrecer soluciones con lucidez, lo primero que deberíamos hacer es pararnos frente al espejo y tratar de solucionar los evidentes problemas que nosotros mismos tenemos. Porque muchas veces pensamos que el problema lo tienen los demás, aquellos con esa gran viga que tanto nos escandaliza, pero lo que pasa en realidad es que, no solamente tenemos otra hincada, probablemente más grande, sino que, y esto es más importante, somos lo bastante estúpidos como para no darnos cuenta de esta realidad.

lunes, 21 de marzo de 2011

¡Todo gratis!

Es obvio que, a lo largo del tiempo, las palabras van cambiando, las expresiones, incluso la gramática de un idioma. Baste ver cómo del latín, en apenas 15 siglos, han surgido decenas de lenguas diferentes por todo el territorio que fue dominado por el gigante romano. En nuestra lengua podemos ver muchos ejemplos de diferentes términos que apenas han evolucionado desde la lengua madre de nuestro castellano, hoy quiero hablar de una en concreto. “Gratis”.

La verdad me sorprende bastante que una de las palabras más usadas y que más gustan en nuestro idioma, sea una que para nada haya variado a lo largo de los siglos que nos separan de nuestros antepasados con faldas y cascos. Te puedo asegurar que, en un cartel en latín, hay una palabra que podrían entender sin problema un moderno habitante de Albacete y un habitante de la antigua Capua, "Gratis".

Paradójicamente el concepto de “gratis”, es uno de los que más vende en nuestro país. Puedo asegurarte que si preparas un evento, y incluyes en la invitación la promesa de que, de alguna manera, se regalará algo de manera totalmente gratuíta, tienes asegurado un llenazo absoluto, especialmente si lo que es gratis es comida o bebida. No hay más que pararse un momento a buscar en google la palabra "gratis", el resultado, en 0,26 segundos, es de “aproximadamente 1.500.000.000 resultados", y si nos paramos a leer un poco las primeras entradas que aparecen, vemos muestras gratis, películas gratis, descargas gratis, etc.

El encontrar algo gratis es algo que nos alegra el día, pero yo me pregunto, ¿hay 1.500.000.000 empresas o páginas web que trabajan por el feliz sentimiento de alegrarnos el día a los demás? Me parece un poco extraño.

Analicemos un poco las primeras opciones que tuvimos cuando lo buscamos en google. “Muestras gratis”. Eso lo entendemos todos, esta empresa quiere vendernos su producto y, partiendo de la calidad de lo que vende, su estrategia es que renuncia a parte de sus beneficios a priori para mostrar a cuánta más gente posible que realmente merece la pena comprarles, su objetivo es engancharnos para que compremos su producto. Es gratis para que tú les termines pagando lo que te han regalado y más.

En la mayoría de las otras, como sabemos que pasa en las televisiones, cadenas de radio, páginas web y demás, existen una serie de contenidos gratuítos que se sostienen gracias a la publicidad que se hace. Las empresas que pagan esa publicidad, realmente son los que están financiando los contenidos. Este es el caso de este blog que, en mayor o menos medida (más menos que mayor) es pagado por los clics que hagáis en los sponsors (cosa que casi nadie hace, que a mí no me engañáis).

Hay otro tipo de cosas que pueden ser gratis dentro de nuestro querido internet. Hay contenidos que sencillamente son gratis porque sí. Es posible que los creadores de estas páginas web sin publicidad simplemente quieran transmitir un mensaje, hacer publicidad de su negocio o entidad, o cualquier otra cosa.

Y ajeno a internet o cualquier medio de comunicación, hay más maneras que podemos encontrar algo gratis, podemos regalar una flor a nuestra novia porque la queremos, o porque queremos pedirla perdón por algo que hemos hecho, o porque tenemos pensado pedirle algo en un futuro próximo y vemos necesario el “ablandar el terreno”. Podemos invitar a un amigo a un café porque de esta manera podremos disfrutar más tiempo de su presencia, porque queremos tratar un tema importante con él o porque sencillamente él lo pagó ayer y hoy nos toca a nosotros. Podemos regalar un juguete a nuestro hijo porque queremos que disfrute jugando con él o porque deje de molestarnos mientras intentamos trabajar. Hay miles de motivos por los cuales podemos regalar algo, miles de razones por las que usar esta palabra mágica, “gratis”.

Hubo un día en que estaba con unas compañeras de universidad y estabamos buscando un sitio para comer. El caso es que yo conocía un sitio en Salamanca en que unos amigos tienen una asociación que dan de comer a los estudiantes de una manera gratuíta. Cuando se lo plantee rechazaron de pleno la opción, desconfiaban de un lugar en el que ofrecían comida gratis. Un tiempo después me planteaba la cuestión. Realmente ellos no estaban dando la comida gratis. A ellos sí que les costaba, ellos invitaban a los que quisieran a comer, pero la comida para nada era gratis.

Cuando el sábado hablaba del accidente que sufrí hace casi 4 años, podría pensarse que ese accidente no tuvo consecuencias, que aquello fue gratis. Es posible que sobre mí no tuviera las cosecuencias propias de lo que ocurrió, pero os puedo asegurar que aquellas consecuencias fueron pagadas, quizá no por mí, pero sí por mis padres. Aquello no fue en valde, eso está claro.

Todo esto me hace pensar hasta qué punto llega la realidad de la palabra “gratis”. En unos casos, es solamente un reclamo para que quién te ofrece lo que sea sea compensado con tu dinero y tu fidelidad, en otros es, de alguna manera una manera de atraerte hasta otro sitio que sí que pagará a su intermediario, en otros casos es una manera de pedir perdón u otros cientos de cosas. En casi todos los casos es simplemente un medio para lograr un fin.

En los menos casos, la gratituidad es solamente para el que lo disfruta, mi amigo me regala algo por mi cumpleaños. A mí no me cuesta nada ese regalo (en principio, porque podría derivarse que este amigo espera que yo le regale algo por su cumpleaños, incluso que le invite a algo para celebrar este día con él, ya que él me ha regalado algo), pero a él sí que le cuesta, para él no es gratis, la cuenta corre de su bolsillo.

Así que, pensemos un poco,¿realmente hay algo que sea “gratis”?. ciértamente, lo dudo bastante. Por otra parte, tendemos a despreciar lo que conseguimos sin esfuerzo, pero yo creo que deberíamos comenzar a fijarnos que, de todo lo que podemos conseguir sin mover un dedo, hay alguien detrás que ya pagó la cuenta, y esa cuenta, la mayoría de las veces, costó mucho esfuerzo.

sábado, 19 de marzo de 2011

Justo reconocimiento

Era el 7 de junio del 2007, como las once y cuarto de la noche. Iba conduciendo de Béjar a La Calzada, después de estar un rato en el gimnasio y otro con unos amigos tomando el fresco en la calle. Sonaba Sistem of a Down en el equipo de música del Peugeot 206. En el pueblo me esperaba mi madre en el bar que llevábamos durante un par de años con la cena preparada.

Cantaba yo alegremente mientras tomaba las curvas que separan Béjar de La Calzada, y en un instante, todo se estropeó. En una curva noté cómo la parte de atrás del coche se resbalaba por la arena. Lo que pasó después lo recuerdo como un nudo de sensaciones. Sentí que el coche iría a la cuneta, que mi padre me iba a matar, sentí cómo explotaba en pedazos el cristal delantero mientras gritaba, acompañado de Serj Tankian, el cantante de los Sistem, sentí cómo todo a mi alrededor se revolvía, sentí miedo, mucho miedo.

Estaba colgado del cinturón de seguridad, metido en un 206 que berreaba con la canción de BYOB. Ante mí se encontraba un airbag deshinchado, una luna rota. Desabroché el cinturón, caí al techo del coche. Abrí la puerta y salí, arrastrándome. El maletero estaba abierto y lo que llevaba dentro estaba esparcido por toda la carretera. Sin pensar, en silencio, mientras las lágrimas recorrían mis mejillas, comencé a recoger mis pertenencias desparramadas. Entonces me di la vuelta para ver el coche. Era un amasijo de hierros. La única zona que estaba respetablemente bien era en la que yo había estado. Si hubiera habido alguien en el asiento del copiloto, le habría ido muy mal. Sistem seguían tocando, como si no hubiera pasado nada. Me aventuré a volver a entrar en lo que instantes antes era un coche para apagar la música que me estaba carcomiendo la moral. Apagué el motor. Se apagó la música y las luces. Me quedé solo en medio de la carretera, en silencio, llorando.

Agarré mi móvil y llamé a mi madre, no me lo cogió, habría gente en el bar y no podría atenderme. No quería llamar a mi padre, me daba demasiado miedo, pero necesitaba hacerlo. Marqué su número y me senté en la cuneta, con la mano temblorosa sujetaba el teléfono para dar la peor noticia que he dado en mi vida, enfrentarme a las consecuencias de mis actos y suplicar ayuda a mi padre en medio de aquella pesadilla. No cogió el teléfono, sabía que estaba trabajando desde las diez y media, así que llamé al ayuntamiento. Lo cogió un compañero, Elías. Con evidente temblor de voz, como pude, le pregunté por “Pozo”, en seguida me lo pasó. Os aseguro que lo recuerdo como si estuviera pasando ahora mismo.

“Papá, he tenido un accidente” fue todo lo que pude articular en un enorme ejercicio de fuerza, realmente estaba derrumbado en aquella cuneta. “¡No, Dios, no!” fue la contestación de mi padre.

10 minutos después, vi aparecer el coche en el que llegaba mi padre, no quería enfrentarme a su ira, realmente en ese momento hubiera preferido haber muerto en el accidente a tener que enfrentarme a la realidad, a la, aquella noche, terrible realidad.

Mi padre aparcó el coche algo detrás del 206 y salió. Me levanté y me quedé quieto, llorando, esperando, con la cabeza agachada. Se acercó, aquellos momentos se hicieron eternos. Entonces me abrazó. Jamás un abrazo ha significado más para mí. A partir de aquel momento, el miedo se tornó en dependencia, en el conocimiento que aquel a quién yo temía, iba a protegerme, iba a cargar él mismo con las consecuencias de mis actos. Él se hizo cargo de todo, de absolutamente todo. Un amigo que había venido como consecuencia de mi llamada me llevó al bar.

Jamás he recibido un reproche por parte de mi padre. Es como si no se acordara. Para él fue un susto impresionante, un disgusto. Pero cargó con eso, lo hizo y no lo proclamó después, o lo usó en alguna discusión o me lo recordó para intentar sacar algo.

Mi padre no es perfecto, eso creo que lo podemos decir todos. Pero os puedo asegurar que tengo la completa certeza que, en los tiempos malos, se puede recurrir a él, se puede confiar en él en medio de la tormenta. Cuanto peor es la situación, tanto más saca de la flaqueza unas fuerzas que jamás habría imaginado posibles. A mi me lo ha demostrado muchas veces, cuanto más difícil es la situación, más fuerzas saca, más valentía, más amor.

Yo no sé si habrá un padre más perfecto, pero lo que sí que tengo claro es que, si tuviese que elegir a un padre entre los hombres, sin ninguna duda elegiría al mío. Eso lo tengo clarísimo, esa es la decisión que tomaría si lo tuviera que hacer cada día.

Dios me ordenó que honrara a mi padre, y yo quiero hacerlo. Pero no solamente por cumplir el mandato de Dios, quiero hacerlo porque le quiero, porque lo que soy, en mucha parte, es gracias a él, porque cuando yo no he podido sostenerme, él me ha apoyado como nadie ha sabido, porque apuesta por mí conociendo como conoce mis deficiencias.

Por todo esto, a mi padre y a todos los padres, tened un muy feliz día del padre.

viernes, 18 de marzo de 2011

La gran noticia

Por supuesto me gustaría continuar más adelante presentando algunos otros argumentos que puedan dar un enfoque más objetivo a lo que creo, pero hoy me gustaría cambiar un poco el tono. Creo haber dejado claro que, al menos en mi opinión, tiene sentido creer lo que creo, no es una locura, ni el producto de una mente débil que necesita una “muleta” para sobrellevar las dificultades y la dureza de la vida. Hoy quiero hablaros de mí, quiero ser subjetivo, que veáis que, al menos en mi caso, lo que creo funciona, no es solamente un conjunto de ideas y valores que me diferencian de un musulmán, por ejemplo, sino que realmente trasciende lo intelectual o lo religioso.

Aunque casi desde que tengo uso de razón asisto a la Iglesia Evangélica de Béjar, realmente no siempre he sido cristiano. Hubo un momento en que yo tuve que tomar una decisión personal, es evidente que el hecho de que mis padres me hayan educado en unos valores, digamos, cristianos ha sido algo que ha influído, pero tengo claro que no ha sido en absoluto determinante, ha sido completamente una decisión personal, hecha con total libertad y conocimiento de las consecuencias.

Según la Rae, religión es un conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. En este sentido, hay cientos de religiones, de maneras en que los hombres creen interpretar el mundo y dar veneración y temer a diferentes deidades o espíritus. La tónica general de las religiones es que el hombre descubre que hay alguien ahí arriba, o en un mundo espiritual no visible, y que por lo tanto, este hombre debe desarrollar una serie de ritos o de buenas obras para hacerse válido a los ojos de estos dioses o seres, y que de esta manera pueda el alma del hombre llegar a trascender o a alcanzar un nivel de salvación o aceptación. En resumen, la religión es el intento del hombre de alcanzar a Dios.

Pero durante estos días he estado hablando acerca de un dios específico, alguien que ha creado todo lo que vemos, tan sumamente inteligente para hacer una obra tan precisa. Ese es el dios en quién yo creo, pero, aceptando la existencia de este dios tan alto, tan poderoso, tan lejano a nosotros, que hemos visto que ni siquiera podemos encargarnos de nosotros mismos, considero sinceramente que no podríamos llegar a ser capaces de conocerlo, de llegar a él, y mucho menos, de tener una relación con él. Este es un principio que muchas veces me han comentado algunos amigos y estoy de acuerdo con ellos, si es que existe algún dios, le es imposible al hombre acercarse a él, es demasiado inaccesible, demasiado puro para que podamos encontrarlo. Creo que ahí es donde está el punto flaco de las religiones, muchas veces pensamos que podemos, cumpliendo una serie de preceptos, llegar a alcanzar y a impresionar o “comprar” a Dios, al ser tan inteligente que describía tiempo atrás. Considero la misma idea como una inmensa sobrevaloración de nosotros mismos y, al mismo tiempo, una infravaloración del creador.

Yo coincido con los que pensáis que, de haber un creador, es imposible que le lleguemos a conocer, aunque ahí incluyo un “pero”. Por nuestros propios medios es imposible que le podamos llegar a conocer o a impresionar, la solución llega cuando es Él mismo quién se acerca a nosotros, cuando el mismo Dios se hace hombre para estar con nosotros, para hablarnos, y lo más importante, para hacer que podamos acercarnos a Él, para pagar el precio de la culpa que nos separaba de su altura, de su pureza. Nosotros no podemos llegar a Él, pero ciertamente Él sí puede llegar a nosotros, y eso hizo.

En otro momento intentaré mostraros algunas razones que tengo para pensar, no solamente en la realidad histórica de la persona de Jesús de Nazaret, sino en que él era quién afirmaba ser y cumplió su tarea de una forma perfecta. Hoy seré subjetivo, y hablaré de lo que creo sin tapujos.

Creo que la Biblia es la palabra de Dios, que Él ha guiado a los diferentes escritores a lo largo de miles de años, para crear un libro que nos diga exactamente lo que necesitamos saber para llegar a conocerle en la medida que precisamos. Allí está lo que necesitamos, ni más ni menos. Y en este libro dice que es imposible para nosotros acercarnos a Dios por nuestros medios, por lo tanto, Dios se hizo hombre en la persona de Jesús, el Mesías largamente anunciado en el Antiguo Testamento, y pagó exactamente la pena que debíamos nosotros, suplió nuestras evidentes debilidades, cargó con nuestra maldad en su muerte en la cruz y resucitó al tercer día para comprobar que era quién decía ser, que no era uno más. Mediante este sacrificio nos dio la posibilidad de llegar a Él y de tener una relación personal, de tú a tú, con el creador.

Ese es el fundamento de mi fe, de mi experiencia, mi relación con Dios, que te aseguro es completamente real. Esa es la buena noticia que quiero trasmitir, que me gustaría que la gente entendiera. El ser humano ciertamente es malo, somos lobos para nosotros mismos, aunque nos empeñemos en camuflarlo. En nuestra situación, el llegar a Dios es un atrevimiento que no podemos permitirnos. Pero Él tomó la iniciativa, Él mismo llevó a cabo la mayor y más importante operación de rescate de la historia. Jesús no vino a indicarnos el camino a Dios, Él dijo que es el camino, no una indicación hacia este.

La decisión de aceptar este rescate es algo personal, nadie puede decidir por ti, y las consecuencias de tu sí o tu no son tan trascendentes que literalmente es cuestión de vida o muerte. El aceptar el sacrificio de Jesús, como el justo pago de tu propia deuda, aquella que no podrías pagar de ninguna otra manera es algo que cada persona debe hacer por su cuenta. Mi cometido es ofrecerte esta posibilidad, la decisión es totalmente tuya.

jueves, 17 de marzo de 2011

El Azote de Dios

Enero del 453.
Palacio de Atila.

Los soldados, los líderes de las tribus que se habían rendido voluntariamente al dominio de Atila el huno, las mujeres de la servidumbre, los sacerdotes, los nobles hunos, todos dormían. La fiesta de la noche anterior fue algo escandaloso, casi inmoral. Pero la ocasión lo merecía. Atila había contraído matrimonio con la hermosísima Idico, una princesa goda tan preciosa que Atila no lo dudó en cuanto la vio, como hacía con todo lo que quería, simplemente lo conquistaba, por las buenas o por las malas, para eso él era el escogido, según los cristianos “El azote de Dios”, según sus sacerdotes, “El escogido de Marte”.

Al menos esa es la idea que quería seguir dando. Hacía poco que había regresado de tierras itálicas, generando una de las principales incógnitas del mundo antiguo. Después de destruir toda oposición en el norte, había hecho huir al emperador Valentiniano de la capital, Rávena, a Roma. Parecía imparable, de hecho, era imparable. Atila tenía un arma secreta, un arma que nadie podía vencer, que le garantizaba el poder de Marte en la batalla.

8 años atrás ocurrió algo que rubricó su elección por parte del gran Marte. Un ganadero encontró, siguiendo el rastro de sangre de una bestia, una espada escondida en una cueva de la costa este del Adriático, una espada negra que brillaba con brillo literalmente celestial. Aquella espada, según descripciones del mismo ganadero cuando se la entregó, fue creada por el mismo Marte, para que la portara su elegido, el gran Atila. Con ella heriría el costado de los Romanos, destruiría su corazón, derrumbaría Constantinopla, subyugaría la tierra.


Desde ese día, nadie había sido capaz de resistir a su mando supremo, casi divino. Ni siquiera su hermano Bleda, que en cuanto supo de la existencia de la espada de Marte, tuvo que encontrar la muerte.

Cuando se acercaban a Roma, un emisario romano informó que se aproximaba una embajada para llegar a un acuerdo sin que se derramara más sangre. Atila puso una serie de condiciones para que tuviera lugar esa reunión, como la concesión automática de tierras y de mujeres para “El azote de Dios”.

A orillas del río Po, Atila y su corte militar se reunieron con el Papa León I, el prefecto Trigecio y con el cónsul Avieno. El resto del mundo no sabía que pasaba en esa reunión secretísima, nadie en la historia tendría conocimiento jamás, aquella sería una de las mayores dudas de la historia. El caso es que a aquella reunión Atila llegó como el gran conquistador, el Azote, el semidios, el destructor; y cuando salió, prácticamente huyó a su palacio, sin reclamar ni siquiera lo que había exigido antes de la reunión, ni las tierras que ya había conquistado en la península Itálica. Entró como el rey y salió como un esclavo que huye.

Pero Atila sabía lo que había pasado. Instantes antes de la famosa reunión, cuando Atila se estaba poniendo su armadura de gala, no localizó la espada de Marte. En ese momento se volvió loco, necesitaba esa espada, era su seguro, sin ella no podía reclamar todo lo que quisiera al líder de los cristianos, sin ella él era un hombre normal, no era un semidios, ni el elegido por nadie, no era absolutamente nada. Sin ella era uno más, y él no se podía permitir eso, sencillamente no podía. Así que, después de buscarla por todas partes infructuosamente, se vio obligado a reunirse sin ella, pero dejó todo un batallón de hombres removiendo el campamento para encontrarla.

Fue en el momento preciso en que Atila tenía que empezar a hacer sus exigencias, cuando su capitán entró y le informó, la espada había desaparecido, probablemente hubiera sido robada. Todo lo que Atila pudo hacer fue pactar una retirada lo más honrosa posible, tratando de ocultar toda la información que pudiera para que nadie supiera de su patética vuelta a casa.

Desconocía quién podía haber sido el que le robó el mítico instrumento de control, solamente sabía de una persona que hubiera podido ser, su escudero que desapareció aquel aciago día. Ahora, su único consuelo era el quedarse en sus tierras y confiar en que nadie tratara de destruirle, ahora el miedo llenaba su cuerpo, sabía que estaba indefenso, sin esa espada era un mortal más, y eso después de haber tocado el Olimpo era algo frustrante.

Así que aquella boda logró olvidar un poco su traumática situación. El vino siempre le había venido bien para olvidar los fracasos, y si estaba acompañado de mujeres bellas, todavía tenía más gracia.

Aquella mañana soñó con su niñez, con las peleas que hacía con su hermano Bleda mientras entrenaban, hermano que mató con aquella espada, bajo la atenta mirada de su padre Mundzuk. Al menos en su sueño aquellos eran buenos tiempos. Pero la plácida batalla con las espadas de madera, fue truncada por la suave mano de su recientemente adquirida esposa. Cuando se despertó, vio su rostro, tan bello que dañaba la vista. Ella demandaba más de él, aquella primera mañana de casados, ella quería más de lo que hubo en la mágica noche de bodas, o al menos eso pensaba él. Pero antes, para que Atila lograse superar sus fracasos y su resaca, Idico le ofreció una copa de vino, que Atila bebió sin muchas ganas, la cabeza le dolía.

Fue unos pocos minutos después cuando Atila se dio cuenta que algo andaba mal. Su vista se nublaba más de lo normal, incluso más que la noche anterior. La cabeza le comenzó a doler aún más y las caricias de su mujer empezaron a arder como agujas hincadas en su piel. Aquella zorra le había envenenado, tendría que haber hecho caso a su difunto hermano y nunca fiarse de un godo. Pero entonces ya era demasiado tarde, lo que su reina quisiera hacer de él, podría hacerlo. Dejó de poder moverse. Poco a poco, sus ojos se fueron cerrando sin que pudiera hacer nada, estaba vendido a la goda.

Lo último que vio fue al hermano de su reciente mujer entrar por entre las cortinas que flanqueaban su lecho. Iba con su armadura, él parecía no haber bebido la noche anterior, había tenido algo mejor que hacer, y es que en cuanto vio lo que tenía en su mano, y quién le seguía, lo comprendió todo.

Detrás de él estaba el escudero de Atila, el maldito traidor, desaparecido mientras tenía lugar la reunión a orillas del Po. Y en su mano blandía una bella espada negra forjada por el mismo Marte. Espada que daría a los godos 3 años más tarde las llaves de Roma, y de los tesoros de todo el imperio romano de occidente. Espada que otorgaría a su tribu un nombre que perduraría en la historia.

miércoles, 16 de marzo de 2011

La tierra de las chuletas

Te llaman una mañana, de un número desconocido, de esos de muchas cifras que parece que te llaman desde el extranjero pero que realmente son de alguna empresa. Al principio dudas si descolgar el teléfono porque piensas que seguramente sean de alguna compañía telefónica que pretende venderte algo o de alguna factura que tienes pendiente con alguien, ese tipo de cosas que te alegran el día. Pero en un acto de valentía sin precedentes, contestas esa llamada misteriosa.

Es de una página web, el chico con voz amable te pregunta si tú eres don... (pon aquí tu nombre y primer apellido), obviamente, le respondes que sí mientras te preguntas de dónde narices habrán sacado esos del número largo tus datos. Esa voz al otro lado del teléfono se presenta también con un nombre que olvidas en el mismo instante que lo escuchas, y te pregunta si recuerdas haberte apuntado a una promoción en tal página web. Tu no lo recuerdas, fue de aquellas cosas que te apuntas casi por inercia por una invitación del amigo de un amigo por email, pero le dices sí te apuntaste, mientras puedas salir ganando algo, da lo mismo que recuerdes haberte apuntado o no.

“Señor... (pon aquí tu apellido), me gustaría darte personalmente la enhorabuena, has sido elegido entre los miles de usuarios de nuestra página web para disfrutar, junto con la persona que tú elijas, de unas vacaciones a gastos pagados en el país de Carnelandia, la legendaria tierra de las chuletas. Un poco extrañado, le das las gracias por el premio, le preguntas algunos detalles sobre el viaje, te toman los datos y cuidadosamente seleccionas a tu acompañante.

Un mes después, el avión aterriza en la tierra de las chuletas. En cuanto llegas, notas que el olor a carne asada llena todo el ambiente, ese olor que terminará asqueándote después de tenerlo metido en las fosas nasales durante 24 horas al día, te abre el apetito, unas deliciosas chuletas de cordero aderezadas con ajo y perejil te reciben en un gran cartel en cuanto sales del avión, parece que pudieras saborearlas, el cartel es de un bar que está en el mismo aeropuerto. La imagen, junto con el delicioso olor a esas mismas chuletas que inunda el ambiente, te hace salivar y te abren el apetito hasta tal punto que no puedes resistirte a una caña en el bar que viste anunciado junto con una riquísima chuleta de cordero recién asada en la barbacoa.


Según saboreas la carne, te fijas en el resto de los anuncios que hay a tu alrededor. Es curioso que en todos y cada uno de los carteles hay carne. Ves anuncios de coches rodeados de sabrosas piezas de chorizo asado, de gafas puestas sobre filetes, de ordenadores portátiles siendo usados por carne animada, incluso te parece ver un anuncio de un restaurante vegetariano que usa en su cartel un graso chuletón sangrante. Todo te parece tan extraño que no puedes evitar preguntarle al camarero del bar que a qué se debe que todos los anuncios tengan carne como principal reclamo.

El camarero te mira extrañado, como si su hijo le acabase de preguntar que porqué cuando salta vuelve a caer al suelo. “Está claro que aquí en Carnelandia, la carne vende. Pon un anuncio incluyendo un jugoso y bien hecho filete de ternera y tendrás éxito asegurado en el negocio, sea cual sea.”

El resto de los 10 días que estás en La tierra de las chuletas, ves que todo es rojo, carne asada, frita, en salsa, a la brasa, de todo tipo. Pero siempre carne. Cuando tomas el avión de regreso a tu casa después de estas grasientas vacaciones, ya eres vegetariano.

Entonces llegas al aeropuerto, ya estás en tu país y has dejado atrás aquella pesadilla de carne roja. No te imaginabas que alguien pudiera estar tan obsesionado con algo, y que se pudiera anunciar cualquier cosa con carne, sencillamente no entiendes porqué existe ese sitio en que todo se reduce a la carne.

Abres la puerta del aeropuerto para tomar un taxi que te lleve a casa. En la puerta del taxi hay un anuncio de una compañía telefónica, exactamente la misma que anteriormente temiste que te llamara para reclamar alguna factura. En su anuncio, aparece una chica prácticamente desnuda hablando animosamente con alguien. No le prestas atención, es un anuncio normal. De camino a casa apenas prestas atención a los anuncios que inundan las calles, el trasero de una chica, apenas cubierto por un hilo del tanga anuncia una marca de yogures, los pechos desnudos de una jovencita para que veas la necesidad de cambiar de gafas, la fotografía de una pareja teniendo sexo para anunciar un colchón. Todo es normal, te alegras de volver a estar en casa.

Cuando llegas a tu hogar, enciendes la televisión, ves el anuncio de un coche que te promete que te acostarás con muchas chicas si adquieres el vehículo, la misma promesa de parte de un desodorante, el anuncio de un aceite para masajes te muestra de nuevo una escena calurosa entre una pareja joven, poco difiere entre esas escenas y las películas pornográficas. Después, cansado de la cantidad de anuncios que ponen en la televisión, enciendes el ordenador. Pones el Tuenti, allí el vídeo de un anuncio te recibe, otra escena de sexo, incluyendo las vistas de más pechos desnudos, desconoces realmente de qué es el anuncio, tampoco importa. Buscas en Google el mapa de tu pueblo, las recomendaciones que te da es de varios locales de prostitución de la zona, así como de alguna página para encontrar compañía femenina para esa misma noche.

Pero a tí te parece normal, después de todo, “está claro que aquí en España, el sexo vende. Pon un anuncio incluyendo algún reclamo sexual o la promesa de una segura y placentera experiencia sexual y tendrás éxito asegurado en el negocio, sea cual sea.”

martes, 15 de marzo de 2011

Los pies de barro

“La crisis nuclear desborda a Japón” es el titular de El País del día de hoy, con la foto de una chica japonesa acurrucada entre los escombros llorando sin control. “Japón pide auxilio ante las horas críticas de Fukushima” es el de El Mundo. Y así son la mayoría de los periódicos de todo el mundo. Titulares apocalípticos relacionados con el terremoto de Japón, con el tsunami y ahora sobre todo con el riesgo de desastre nuclear que ha puesto a todo el mundo a recapacitar sobre si merece la pena la energía nuclear teniendo en cuenta el riesgo que entraña.

Estos titulares serían impensables solamente una semana atrás. El terremoto de 9 grados en la escala de Richter ha producido hasta ahora 4000 muertos, decenas de miles de desaparecidos, y centenares de miles de desplazados. Ciudades enteras fueron engullidas por la enorme ola que arrasó todo a su paso por el este de Japón. Creo que todos hemos sentido cuando veíamos las imágenes del desastre como si estuviéramos siendo testigos de una película de desastres a las que Hollywood nos tiene acostumbrados.

No se si es absolutamente cierto pero yo al menos tenía la impresión que Japón era el país mejor preparado contra los terremotos, está claro que este mismo seísmo habría sido mucho más dañino en algún otro país más pobre o con los edificios peor preparados contra los temblores de tierra. Y sin embargo, Japón se encuentra colapsado por la enorme catástrofe que lo ha asolado. Toda la tecnología posible puesta al servicio de la prevención de, precisamente, este tipo de eventos, y todo esto no ha podido impedir que hoy en día todo el mundo esté pensando si debemos replantearnos la energía atómica, no ha podido impedir que los japoneses busquen desesperadamente de salir de su tierra por miedo a un desastre nuclear, al estar cayendo su sistema de seguridad como un castillo de naipes.

Desde el pasado 11 de marzo hemos visto cómo caía un gigante, cómo la tercera economía mundial se desplomaba y pedía auxilio para su subsistencia. Esto me recuerda a la catástrofe de Nueva Orleans con el huracán Katrina, en que la primera potencia mundial se vio arrasado por la fuerza de la naturaleza.

Todo esto mientras en otra parte del mundo los acontecimientos se precipitan hacia la revolución incluso a guerras civiles que pueden traer miles de muertes. Entre el tercer y el segundo siglo antes de Cristo, el comediógrafo Tito Maucio Plauto escribió “Homo homini lupus”, “el hombre es un lobo para el hombre”.

No somos capaces de protegernos de la naturaleza en medio del mejor momento tecnológico de la humanidad, no somos capaces de protegernos de nosotros mismos en medio de nuestro momento más civilizado, teóricamente. Como decía el pasado 11 de marzo, realmente estamos indefensos ante nuestra maldad, pero la cosa es aún peor, estamos indefensos ante la fuerza de lo que nos rodea. Somos absolutamente vulnerables, completamente desvalidos, sencillamente dependientes. Dependientes de que no ocurra nada a nuestro alrededor que nos destruya, dependientes de que no venga nuestro hermano o nuestro vecino y reclame nuestra ruina. Nuestra seguridad depende de unas condiciones ajenas a nosotros que no podemos controlar, mañana mismo podríamos estar en la misma situación que Japón, o que Libia. Nuestra vida realmente no depende de nosotros por mucho que nos intentemos engañar pensando que somos autosuficientes. En medio de nuestro mejor momento, la realidad es que somos un gigante con pies de barro.

lunes, 14 de marzo de 2011

El ajuste fino

Filosoficamente, usamos el argumento Kalam para demostrar la existencia de una causa trascendental del universo. También llegamos a la conclusión que esa causa debe ser personal, es decir, un ser dotado de inteligencia y voluntad que decidió libremente la creación del todo a partir de la nada. Hoy me gustaría ver cómo la física tiene una respuesta específica para el caso que nos ocupa, hoy me gustaría hablar del ajuste fino.

El ajuste fino es el balance extraordinario de las leyes y parámetros fundamentales de la física y a las condiciones iniciales del universo. El caso es que estas leyes y estos parámetros son tan precisos que nuestras mentes no son capaces de ver hasta qué punto llega la perfección de estos valores. El caso es que el universo tiene exactamente las condiciones justas para sustentar la vida, es evidente que ha sido diseñado de una manera concienzuda para que pueda albergar la exuberancia que conocemos, las coincidencias son sencillamente demasiado asombrosas como para ser producto de la casualidad.

Pongamos un ejemplo. Imaginemos que unos astronautas llegan a Marte y allí se encuentran un recinto cerrado en el que hay vida dentro de la desolación marciana. Dentro de esta cúpula hay plantas de varios tipos, insectos, incluso algún pequeño mamífero. Extrañados, los astronautas van a la sala donde están todos los controles y encuentran que hay un panel en el que se puede dirigir el nivel de oxígeno, la gravedad, la humedad relativa, la temperatura en cada zona del recinto, cada parámetro se encuentra justo en el punto necesario para que esa cúpula pueda sustentar la vida dentro del eterno desierto de Marte. Cada indicador tiene un enorme rango de configuraciones posibles y se encuentra justo en el perfecto para su cometido, si moviéramos un poco alguno de estos indicadores, la vida no sería posible dentro. Considero que alguien con un mínimo de inteligencia daría por supuesto que alguien colocó los indicadores precisamente así pensando en lo mejor para la vida que pretendía albergar en el recinto, creo que eso es lo más lógico.

Porque la realidad es que estos parámetros son precisos hasta extremos insospechados, y cuanto más se investiga respecto a este asunto, más clara está la balanza a favor de un creador inteligente hasta el extremo.

Como en el ejemplo del oasis de vida marciana, la tierra es un vergel de vida en medio del eterno desierto del universo. Los niveles de humedad, de oxígeno, de luz, de calor, de gravedad y de otros miles de parámetros son tan perfectos para la vida que si uno de ellos cambiara aunque fuese un poco, la vida sería imposible. Es un acto de fe digno de admiración que aceptemos como cierta la hipótesis de que los volcanes, en un pasado remoto, expulsaron justamente la cantidad exacta de gases que se necesitan para crear la biosfera, y que estos gases se unieron entre sí de la manera correcta , exactamente la necesaria para que pudieran surgir los seres vivos más complejos. Y esto es simplemente un ejemplo, solamente en el caso del ajuste fino particular de la adecuación de la Tierra para albergar vida.

Hay también un batallón de razones para pensar que las leyes universales han sido diseñadas perfectamente para permitir nuestra existencia. En el caso de la gravedad, el ajuste es algo tan exacto que no somos capaces siquiera de imaginarlo. Imaginemos una regla cuya longitud se prolonga por todo el universo y está dividida en unidades de dos centímetros. Esto significa que en esta regla tendríamos un rango de miles de millones de miles de millones, ni siquiera podemos imaginar la cantidad de rangos que tendríamos en este baremo. Pues bien, si imaginamos que esta regla representa el rango de posible fuerza que podría tener la gravedad, y aumentásemos un solo valor en nuestra regla, nos encontraríamos con que la gravedad de los objetos que pueblan la galaxia, incluidos nuestro planeta y nuestro sol, así como nuestros mismos cuerpos, habría aumentado mil millones de veces, haciendo imposible nuestra existencia. De hecho, si a nuestro planeta, tal y como es, multiplicásemos su gravedad por mil, tendría un diámetro de 13 metros.

Puede parecer una exageración la afirmación de que si aumentamos un solo rango en nuestra regla imaginaria que representa las posibles intensidades de la gravedad ésta se multiplicase por mil millones, pero el caso es que en comparación con las fuerzas de la naturaleza, la gravedad tiene una fuerza incomprensiblemente débil y perfecta para nuestra supervivencia, así como la de todo el universo. Y así como la gravedad, hay más de una treintena de fuerzas que están perfectamente ajustadas para permitir que todo pueda existir.

También está la constante cosmológica (la densidad de energía en el espacio vacío). Resumiendo mucho, si fuera un poco más grande de lo que es, actuaría como una fuerza que repelería la materia entre sí, imposibilitando la formación de materia sólida, en el caso que fuera un poco más débil, haría que se uniera la materia hasta tal punto que el universo se colapsaría. Esto ya es de por sí demasiado importante, pero si lo unimos al inmenso número de posibilidades que podría haber en este baremo, que sería de un uno seguido de cincuenta y cuatro ceros, se presenta como una prueba inequívoca a favor del creador.

En contra de la debilidad de la fuerza de la gravedad, nos encontramos la fuerza nuclear fuerte, que mantiene los protones con carga positiva unidos en el centro de los átomos, esta fuerza es de una intensidad varios miles de billones más grande que la gravedad, y si esta fuerza estuviese situada en otra de nuestras reglas imaginarias, y esta regla tuviese miles de millones de posibilidades, un grado arriba o abajo imposibilitaría la existencia de la materia.

Me veo obligado a ser muy breve, pero os animo a investigar en este terreno, la verdad es que es fascinante la manera en que se hace evidente la existencia de Dios en las leyes y parámetros físicos. Y me parece precioso cómo este Dios nos dio la suficiente inteligencia para ir descubriendo la realidad, de ir comprobando, con esfuerzo de muchos científicos, la complejidad del universo, que, a su vez, se encuentra también en el punto justo, en el rango exacto de la regla para que sea lo suficientemente complicado para evidenciar la presencia activa de un creador y lo suficientemente sencillo para que nosotros, su creación, podamos llegar a comprenderlo.

viernes, 11 de marzo de 2011

Pésame

Estaba en el instituto, con algunos amigos a la puerta de la clase de lengua, esperando a que llegara el profesor. Llegó un compañero, con los auriculares puestos, estaba escuchando la radio. Nos dijo que había habido un atentado de ETA en Madrid, en varias estaciones de tren, al parecer había sido un atentado gigantesco y había habido muchos muertos. El resto de esa clase estuvimos, junto con el profesor, siguiendo la última hora de esa carnicería.

Era el 11 de marzo del 2004, una fecha sin duda funesta para nuestro país y para toda Europa, pues se cometía el mayor atentado en toda su historia, que es bien larga. Se reafirmaba que estábamos presenciando un cambio en el mundo, después del 11-S, que entrabamos en una era mucho más complicada, mucho más oscura.

Después se vio que los atentados no fueron de ETA sino de Al Qaeda, que el mal venía de fuera, que el odio había cruzado mares para darnos la estocada en el corazón. Y es que la religión puede hacer mucho daño, sobre todo al servicio de los poderosos, llevamos siendo testigos varios milenios.

Aquel jueves negro, el odio mismo hizo explotar sincronizadamente 10 explosiones en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid, y dejaron, en medio de aquel infierno que las cámaras nos han dejado registrado, 191 vidas segadas, y casi 2000 heridos. 191 familias rotas, 191 sueños pisados por la férrea suela de la religión al servicio de la locura.

Hoy hace 7 años del mayor atentado de la historia de Europa. Mucho ha llovido desde entonces y muchos han sido los comentarios que han surgido respecto a este tema. Partidos políticos han usado esta atrocidad para acusar a otros de ocultar información, de mentir deliberadamente, de aprovechar la ocasión para ganar las elecciones que acontecieron 3 días después, se ha oído de la incompetencia de algunos cargos de las fuerzas de seguridad del estado, que hicieron posible la barbarie, se ha escuchado de todo tipo de conexiones malvadas y extrañas que ayudaron o posibilitaron los atentados y miles de rumores más, no me extrañaría escuchar algo sobre la conjura de alguna raza alienígena que movió a los yihadistas a actuar. El ser humano es capaz de buscar miles de razones en muchos sitios, de intentar cambiar la dirección de la atención popular para no hacer frente a la realidad. Y en este caso la cruda realidad es que 191 personas perdieron la vida, que los medios que tuvieron que velar por su seguridad simplemente fallaron, la verdad sencillamente es que el ser humano es malvado, que busca su propia destrucción por motivos perversos, y que somos incapaces de combatir contra ello. Lo cierto es que en la cumbre de nuestra civilización, con tantos adelantos y tantos derechos, en la civilización que conquistará las estrellas, somos unos desgraciados, no somos capaces de ver más allá de nuestro ombligo. Pero esto no es lo peor, lo peor es que, aún enterrados en nuestros propios excrementos, nos creemos algo, pensamos que podemos reclamar algo de alguien. Sencillamente somos iguales que aquel lobo que no podía dejar de lamer el filo que lo mataba.

Mi más profundo pésame a todas aquellas familias que perdieron a sus seres amados, a todas las madres que despidieron a sus hijos para que fueran a clase esperando tenerlos para comer unas horas después, a todos aquellos maridos que aún no han podido reponerse de las heridas de sus corazones, a todas las personas que sientan que desde aquel 11 de marzo del 2004 todos somos más frágiles, más vulnerables, a todos aquellos que saben que en ese jueves negro todos viajábamos en esos trenes, mi más profundo pésame.

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