miércoles, 29 de febrero de 2012

Jesus Freak


Hoy os traigo la traducción de otra increíble canción.

Que la disfrutéis.


¿Qué pensará la gente cuando escuchen que soy un friki de Jesús?
¿Qué harán cuando descubran que es cierto?


Separado, me corto limpiamente de un pasado que vuelve en mis sueños más oscuros
Siendo detenido por una fuerza espiritual, y una gracia que reemplazó todo aquello de lo que me separé.

Vi a un hombre con un tatuaje en su enorme barriga, se menaba como gelatina.
Me llevó un tiempo pillar lo que decía, porque tenía que llevar el ritmo de su barriga con la cabeza.
“Jesús salva” es lo que ponía en el típico tatuaje verde.
Él estaba de pie en una caja en medio de la ciudad gritando que había tenido un sueño.

¿Qué pensará la gente cuando escuchen que soy un friki de Jesús?
¿Qué harán cuando descubran que es cierto?
Realmente no me importa que me etiqueten como un friki de Jesús.
No hay disfraz para la verdad.

Soy un kamikaze, mi muerte es ganancia.
He sido marcado por el Creador, una exhibición peculiar.
Los ricos y poderosos me ven como alguien débil porque no viviré y moriré por el poder ellos buscan.

Había un hombre del desierto sin lugar donde poner su cabeza, la arena en la que andaba era también su cama.
Las palabras que habló hicieron que la gente asumiera que no quedaba mucho más en el piso de arriba.
Con pieles en su espalda y barba en su cara, pensaron que era raro por los saltamontes que comía.
Los fariseos le atacaron cuando le escucharon hablar, hasta que el rey tomó la cabeza de este loco por Jesús.

¿Qué pensará la gente cuando escuchen que soy un friki de Jesús?
¿Qué harán cuando descubran que es cierto?
Realmente no me importa que me etiqueten como un friki de Jesús.
No hay disfraz para la verdad.

La gente dice que soy raro, ¿me hace extraño que mi mejor amigo naciera en un pesebre?
La gente dice que soy raro, ¿me hace extraño que mi mejor amigo naciera en un pesebre?

¿Qué pensará la gente?
¿Qué harán?
Realmente no me importa, ¿qué más puedo decir?
No hay disfraz para la verdad.

Jesús es el camino.

martes, 28 de febrero de 2012

Mártires


Cuando estaba en el instituto, tuve la osadía de afirmar, en una visita que hicimos a una exposición sobre Erasmo de Rotterdam, que yo soy evangélico. El principal problema fue que mi profesor de filosofía lo escuchó. A partir de entonces, no había día que no me planteara retos, que no hiciera debates (injustos, en los que toda la clase, incluido él defendían una postura, para que yo defendiese la contraria) para intentar dejarme en ridículo, formulase aseveraciones en contra del cristianismo desde el punto de vista religioso, filosófico, biológico, etc. La verdad es que no salí tan mal parado de aquellas “reyertas”. Una de aquellas afirmaciones es el afirmar que el cristianismo nació algo así como un “grupo terrorista” contra los judíos y los romanos que finalmente, al ver que no podían, usando la violencia, cambiar las cosas, trastocaron su plan y se pasaron al “bando del amor”. No se la discutí mucho aunque desconocía totalmente de donde nacía esa afirmación, pero esta es otra de las cosas de las que me gustaría hablar con él si algún día lo encuentro en algún sitio. Porque, como tantas otras cosas que me decía y todos se tragaban, incluso han sido algo que han acompañado a mis dudas durante muchos años, simplemente son mentiras, sin ningún fundamento. Desconozco si él creía en eso que nos decía o era solamente un intento de atacar a lo que él consideraba el enemigo o de acallar su conciencia, en cualquier caso, nos estaba engañando.

Porque lo cierto es que el cristianismo, desde el principio ha sido llamado a sufrir. Ya al poco tiempo de comenzar la Iglesia a andar por la historia, Esteban fue asesinado a pedradas por esta fe. A partir de entonces, y hasta el emperador Constantino, la persecución sacudió a los fieles de Cristo durante cuatro siglos. Tertuliano, uno de los Padres de la Iglesia escribió: La sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia. Incluso después de la aceptación de los cristianos por parte del estado romano en  época de Constantino, hubo otro periodo de persecución en la época de Juliano.

Pero eso son cosas que pasaban hace mil quinientos años. Eso es algo que podríamos pensar al escuchar las historias de los cristianos siendo devorados con devota resignación por las fieras del Coliseo Romano. Ahora el cristianismo está asentado y es fuerte (a veces demasiado).

La verdad es que a lo largo de la historia, la persecución de cristianos, y de miembros de otras fes por sus convicciones ha sido algo relativamente normal. Sin ir más lejos, en nuestro propio país tenemos dos de los mejores ejemplos de todo el mundo. El primero nos lleva unos cuatro siglos atrás, donde el “Sacrosanto Imperio Español, Católico Apostólico y Romano, Defensor de la Cristiandad” (las comillas van ahí intencionadamente) torturó y asesinó a miles de españoles y misioneros venidos desde el extranjero para evitar por todos los medios posibles, cayese quien cayese y pisando a quien fuera, incluso el nombre del Dios a quien pretendían representar, que “otra religión” entrara a sus tierras y los protestantes se expandiesen. Saliendo de controversias acerca de sus intenciones, su derecho para hacer aquello y la interpretación de la Biblia y de no sé cuántas tradiciones y concilios que les llevaron a pensar que debían hacer aquello, el caso es que fue otra de aquellas ocasiones en que la sangre de los mártires corrió. La segunda ocasión la tenemos relativamente reciente. Y es no menos grave que aquella. Y es que en nuestro país se llevó a cabo en los años 30 del siglo pasado la que ya es la escena más sangrienta de la Historia de la Iglesia Mundial. En un semestre, se asesinaron a cuatro mil sacerdotes y más de dos mil religiosos. Entre el año 1934 a 1939, se asesinaron a más de diez mil religiosos. No hay precedentes para esto, ni siquiera en la época de la persecución romana.

Pero eso hoy en día no pasa.

Pues bien, a lo largo del siglo XX, fueron asesinados por su fe más de 45 millones de cristianos. Ciento sesenta mil cristianos fueron asesinados por el hecho de serlo solamente en el año 2001. Entre los años 2003 y 2009, según informó Asianews en diciembre 2009, habrían sido asesinados alrededor de 2000 cristianos en Irak. A causa de la inestabilidad y de los ataques dirigidos contra cristianos, muchos de ellos han huido a otros territorios: de los cerca de 800 mil cristianos que había en 2003, se calcula que quedan 450 mil en 2010.

Por lo que se refiere a La India, entre 2008 y 2010 se registraron más de 1000 episodios anticristianos en el estado de Karnataka, según se informó en marzo de 2010. En el estado de Orissa, entre los años 2008-2010 más de 4000 cristianos sufrieron persecución y presiones para convertirse a la religión hindú. 

Según unas declaraciones de Mario Mauro en agosto 2010, que fungía entonces como representante de la OSCE contra la discriminación de los cristianos, de 100 personas que mueren al año por persecución religiosa, 75 serían cristianos. Habría, según los datos de ese año, unos 200 millones de cristianos en situaciones de persecución. En la actualidad, el número de cristianos perseguidos estaría en torno a la cifra de 100 millones.

En cuanto al número de cristianos muertos anualmente por su fe, según una declaración hecha pública en junio de 2011 por Massimo Introvigne, representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la lucha contra la intolerancia y la discriminación contra los cristianos, se trataría de 105.000 muertos al año.

Este es el hecho, no hay una religión más perseguida actualmente que la cristiandad, no hay un momento histórico de mayor persecución contra los cristianos que el actual.

En esto debemos pensar cada vez que se nos ocurra quejarnos por nuestra situación, la próxima vez que pensemos que nosotros, por ser de este grupo de cristianos o del otro, tenemos más derecho, más razón. Nosotros, en España, en Europa, tenemos libertad de ser o dejar de ser lo que queramos. Más nos valdría, por la memoria de los que han caído para conseguirlo, por amor y respeto a quienes no lo tienen, estar más unidos, concentrarnos en la meta, en el fin, en lo más importante y dejarnos en paz de tantas tonterías, discusiones inútiles, separaciones vacías, de alimentar nuestros propios egos y nuestros bolsillos. Porque para esto hemos sido llamados. 

Y acordémonos un poco más de aquellos que sufren en nuestras oraciones y en nuestras vidas.

lunes, 27 de febrero de 2012

El tubo de mierda


Hace un par de meses, más o menos, estaba en la reunión de oración de mi iglesia en Béjar. Una de las cosas que hacemos en estas reuniones, como su propio nombre indica, es orar, rezar, hablar con Dios.

Puede parecer algo extraño o incluso algo tonto, pero la verdad es que el hecho es ese, nos reunimos para hablar con Dios. Le damos gracias por todo lo que nos da y nos ayuda, le pedimos que nos ayude a ser más como Él quiere que seamos, le adoramos desde lo más profundo de nuestro corazón y, claro, le pedimos cosas.

Estamos más o menos acostumbrados a escuchar de gente que ora, que reza, así que no nos parece algo tan extraordinario. Pero a poco que nos paremos a recapacitar, lo cierto es que no debería ser algo tan vulgar o normal. La idea de Dios, la verdad, es que es algo demasiado enorme como para que nos quepa en la cabeza, la idea de un ser que haya creado todo lo que existe solo con la fuerza de su palabra, de alguien que sostenga todo con la potencia de su voluntad, de alguien que es soberano sobre todo, absolutamente todopoderoso, omnisciente, omnipresente. Que alguien tan sumamente grande, perfecto, sublime, se interese por lo que le estamos contando, ciertamente es algo sin parangón en todo el universo, es un hecho increíble, totalmente inabarcable. Para nada es algo vulgar o que deba ser subestimado.

Pues bien, allí estaba yo en esta reunión de oración cuando escuche que se hablaba de un problema que habíamos tenido hacía un tiempo y que, casi milagrosamente, se había solucionado.

El caso es que la Iglesia Evangélica de Béjar, la iglesia a la que asisto, está situada en el sótano de un edificio de pisos. No conozco exactamente la situación pero el caso es que desde este edificio se hizo una pequeña reforma que resultó en que iba a pasar un gran tubo justamente por encima de la puerta de entrada principal de nuestro local. El tubo no era un problema en sí mismo, hasta lo podríamos haber pintado con flores para que fuera una obra de arte. El problema era su uso. Digamos finamente que las caquitas de  todos los habitantes del bloque de pisos iban a pasar por encima de nuestra puerta, con el consiguiente problema fétido y que, con los cambios de temperatura, sobre todo en verano, era más que probable que aquello oliese aún más y que gotease alguna que otra sustancia indeseada. La verdad es que era un problema grave. Se tuvo varias reuniones con la comunidad de vecinos, se planteó el problema en el Ayuntamiento y no se vio ninguna solución viable. Los vecinos seguían con su intención de que ese tubo pasase encima de nuestras cabezas con su impío cargamento, el Ayuntamiento se lavó las manos de todo aquello y la cosa pintaba muy mal. Así que nos propusimos hacer uso de esta brutal herramienta que nos ha sido regalada, oramos. Le pedimos a Dios que nos ayudase. La verdad es que sin gestiones por nuestra parte, casi por arte de magia, quitaron el tubo y buscaron otro lugar por donde deshacerse de sus caquitas.

Y hubo algo que me desconcentró enormemente ese día mientras hablaban de la manera en que todo esto se había solucionado. Hubo una idea que me abordó. ¿Es cierto que hemos hablado con el Rey de reyes, con el Creador, con el Señor del Universo, y le hemos pedido por un tubo de mierda?

Me impactó en gran manera, y pensé en si eso podría haber sido una especie de sacrilegio o de falta de respeto hacia el Dios Santo. ¿Cómo habremos podido tener esa desconsideración? Por un momento me sentí turbado acerca de este tema.

Y de la misma manera, me pasa muchas veces. No me suelo preocupar acerca de tubos de mierda como norma, y mucho menos pedirle a Dios por ellos. Pero muchas veces, me descubro a mí mismo pidiéndole a Dios por cosas tan bajas, tan pequeñas... En sí, podría pensar que cualquier cosa mía, por importante que me parezca es pequeña para Dios. ¿Cómo le va a importar lo más mínimo a Dios cualquier cosa que me interese a mí? Yo soy alguien pequeño, imperfecto… no es posible que esas nimiedades le interesen lo más mínimo al Gran Creador.

Pero entonces recapacité. En ese momento no estábamos pidiendo a Dios que solucionase nuestro pequeño problema con ese tubo del mal, no. Estábamos celebrando que ya lo había solucionado.

¿Era posible?

Dios, el gran Ser Superior, el Soberano Supremo había escuchado a seres imperfectos como nosotros, y no solamente eso, sino que había solucionado nuestro problema con el tubo de mierda. ¿Será que Dios está interesado en lo que nosotros le pidiéramos, aunque nos parezcan cosas pequeñas, insignificantes y malolientes?

Puede parecer algo tonto o que estaba claro desde un principio, pero aquella revelación me impactó, me llevó a caer aún más rendido a este Dios, este que siendo tan inmenso, tan increíble, tan sublime, se preocupa de nuestros pequeños y malolientes tubos de mierda. Sinceramente, es algo que me deja sin palabras.

viernes, 24 de febrero de 2012

Con esperanza

Allá por el 2000, conocí esta canción de Steven Curtis Chapman. La escribió mientras atravesaba uno de los momentos más duros de su vida, mientras se veía en la obligación de enterrar a uno de sus hijos.

Es algo sencillamente brutal, el ver el corazón dolorido de unos padres dejando ir a su hijo con la esperanza cierta y revitalizadora que solamente Dios puede ofrecer.

Os dejo con la canción y debajo os dejo la traduicción que he hecho. Como siempre lo digo, hay algunas cosas que no he traducido literalmente, sino como a mi humilde entender se entiende mejor. Si alguno ve que tengo algo mal o que sería mejor de otra manera, que no dude en decirmelo.

¡Disfrutad la canción y pasad buen fin de semana!

With Hope.

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Esto no es para nada, como pensamos que se suponía que iba a ser.
Teníamos tantos planes para ti, teníamos tantos sueños.
Y ahora te has ido lejos, y nos has dejado con el recuerdo de tu sonrisa.
No hay nada que podamos decir, no hay nada que podamos hacer,
Que pueda alejar el dolor, el dolor de perderte, pero…

Podemos llorar con esperanza, podemos decir adios con esperanza.
Porque sabemos que nuestro adios no es el final, ¡oh no!.
Y podemos sentirnos afligidos con esperanza, porque creemos con esperanza
Que hay un lugar en el que veremos tu cara de nuevo.
Veremos tu cara de nuevo.

Y nunca me había imaginado nada tan dificil de entender.
Y nunca he cuestionado más la sabiduría del plan de Dios.
Pero a través de la nube de lágrimas veo la sonrisa del Padre, y dice: “bien hecho”.
Y te imagino, en donde más querías llegar a estar.
Viendo que todos tus sueños se han hecho realidad,
Porque ahora estás en casa y ahora eres libre.


Podemos llorar con esperanza, podemos decir adios con esperanza.
Porque sabemos que nuestro adios no es el final, ¡oh no!.
Y podemos sentirnos afligidos con esperanza, porque creemos con esperanza
Que hay un lugar en el que veremos tu cara de nuevo.
Veremos tu cara de nuevo.


Tenemos esta esperanza como una antorcha.
Porque creemos que todo lo que Dios promete es verdad, así que…


Podemos llorar con esperanza, podemos decir adios con esperanza.
Porque sabemos que nuestro adios no es el final, ¡oh no!.
Y podemos sentirnos afligidos con esperanza, porque creemos con esperanza
Que hay un lugar, por la gracia de Dios.
Que hay un lugar en el que veremos tu cara de nuevo.
Veremos tu cara de nuevo.

 Podemos llorar con esperanza, y decir adios con esperanza.

Esperamos con esperanza, y sufrimos con esperanza.
Nos mantenemos con esperanza, y te dejamos ir con esperanza.

jueves, 23 de febrero de 2012

Madonna y Whitney Houston


Una nació del góspel, se arraigó en la fe en Jesús, y desde sus caudales de luz surgió de manera explosiva haciendo asombrar al mundo entero con su voz.  Whitney, la chica buena.

La otra fue contestaría, provocativa con la religión, seductora sin prejuicios ni límites. Más que explosiva con su voz, con sus maneras y puestas en escena.  La chica mala, Madonna.

Ambas de la misma generación. La chica buena se casó, pero con el hombre equivocado. La chica mala siguió arrasando con todo a su paso sin atarse a nada ni a nadie, salvo a ella misma.

Ambas probaron las drogas. Madonna no sufrió por ello: estaba llena de otras muchas cosas como proyectos, y pasiones intrascendentes pero intensas que la ayudaron a continuar sin atarse a las cadenas artificiales. Whitney se rompió, porque apostó por el amor humano y le falló; y se quedó vacía, atada al fracaso personal y –como ella dice- a la droga que era su marido Bobby Brown, del que después se acabó divorciando tras un matrimonio roto en mil pedazos y clavado como cristales rotos por todas las partes de su alma.

 Madonna, la chica mala sigue adelante . Es como una de los amigos de la historia del hijo pródigo, celebrando la vida, gastando lo que tiene, y lo que tienen sus compañeros de camino.

 La chica buena acaba de morir con 48 años . Logró empezar a recomponer los trozos de su vida en 2009. Pero con secuelas, altibajos, sufriendo también la crueldad de una sociedad que parece disfrutar viendo las debilidades de los grandes personajes, hurgando en sus heridas en vez de curarlas y vendarlas.

 Sin duda Whitney tomó una decisión equivocada en su matrimonio . Algo que nos debe hacer reflexionar sobre la importancia de elecciones decisivas en nuestra vida; de saber verlas desde una perspectiva que vaya más allá del momento.

 Pero de quienes llevamos un cierto camino recorrido ¿quién no se ha equivocado seriamente alguna vez? ¡Si sólo fuera una!  Es bueno apoyar a quienes tropiezan y caen. Más aún a quienes cojean porque les resulta difícil encontrar o entrar en el camino de vuelta a casa, a la verdad, a la gracia.

 Y nos duele enormemente que quien, con mucho esfuerzo, estaba de regreso a la casa del padre, esta hija pródiga moderna que ha sido Whitney Houston, haya muerto justo ahora que estaba viviendo el abrazo del perdón y la oportunidad de una vida nueva junto a los suyos. 

© Protestante Digital 2012

miércoles, 22 de febrero de 2012

Clase de economía


Un economista reputado estaba de vacaciones en un pueblo costero de Galicia. Le encantaba liberarse del stress y de las turbaciones de la gran ciudad paseando en la playa, contemplando cómo rompían las olas en las afiladas rocas del acantilado y charlando con la gente humilde del diminuto municipio.

Estaba paseando por el embarcadero del puerto cuando vio llegar a un paisano con su bote de madera. Venía de pescar. Traía tres hermosos atunes. Cuando los vio, le impactó el tamaño y la vistosidad de los pescados, y fue hacia el pescador para charlar acerca de su trabajo.

-Excelente trabajo con esos peces, son realmente buenos.

-Gracias, amigo.

-¿Cuánto tiempo has estado en el mar para conseguir pescarlos?

-Umm, pues… Llevo desde las 10 de la mañana, ahora son las 12 y cuarto, pues eso. Un par de horitas.

-¿Solo dos horas?, ¿y por qué no estás más tiempo pescando y consigues más atunes tan hermosos como estos?

-La verdad es que no lo necesito- Dijo el pescador- Con este pescado tengo suficiente para abastecer a mi familia por hoy.

-¿Qué haces con el resto del tiempo?

-Pues mira, amigo, no necesito madrugar por las mañanas, después paso tiempo con mis chicos, me echo la siesta con mi mujer, después doy un paseo con el perro y por la noche me tomo algo con mis amigos en la taberna. La verdad es que tengo una buena vida, no puedo quejarme.

-Bien, pues yo soy un economista muy importante, catedrático de una gran universidad, y si quieres puedo ayudarte.

-¡Oh!, ¡muy bien! Claro que me gustaría que me ayudaras. ¿A qué?

-Pues podría darte algunos consejos para que te fuera mejor en la vida. Para empezar, podrías pescar más tiempo cada día y así tendrías más atunes que vender en el mercado.

-Muy bien, ¿y después?

-Pues ganarías más dinero con los atunes, y con el sobrante podrías comprar un bote más grande, con mejores sistemas de pesca. Así aún pescarías más atunes que vender en el mercado y obtener mayores beneficios.

-¡Oh!, ya veo. ¿Y después?

-Como ganarías más dinero, podrías comprar más naves y contratar a personal para aún pescar más y tener más beneficios. Podrías llegar a tener una flota de barcos de gran tecnología y tener una empresa puntera de pesca de atunes a gran escala.

-Interesante, ¿y después qué haría?

-Pues después, podrías contactar con grandes compradores para conservas y hacer negocios directamente con ellos, sin tener que tratar con proveedores. De esta manera ganarías más dinero. Además, al tener más gente trabajando en tu empresa, tú podrías dedicarte a controlar todo el proceso y tratar con los empresarios directamente en lugar de salir a pescar con tus propias manos.

-¿Y después?

-Pues después podrías salir a bolsa, de manera que algunos de los mayores multimillonarios pudieran apostar por tu empresa y poner su dinero, por lo que la empresa crecería, aún tendrías más barcos e incluso podrías exportar a varios continentes tus atunes de gran calidad. Podrías ir a vivir a Nueva York, la capital de la economía mundial. Allí ganarías mucho más dinero, tanto dinero como quisieras.

-¿Y después?

-Después de ganar muchos millones, podrías recogerlos, e ir a vivir a un pueblecito pequeño, donde retirarte, después de 15 o 20 años de arduo trabajo. Allí podrías levantarte tarde, disfrutar de tus hijos, dar paseos con el perro, echarte la siesta con tu mujer e incluso ir cada noche a la taberna con amigos para tomar algo. Lo que es vivir bien.

-¿Y para qué voy a pasar 20 años trabajando para eso, si es lo que ya tengo?

martes, 21 de febrero de 2012

La caída del Imperio


Érase una vez un imperio que dominaba el mundo. Este imperio estaba rodeado de pueblos que deseaban sus avances tecnológicos, su riqueza, sus facilidades y su grandeza.

Pero este imperio, aún adornado por luces, monumentos y sabiduría, aún defendido por ingentes ejércitos y gozando de lo mejor de todo el mundo, se basaba en la explotación de los más débiles para seguir adelante. Era una maquinaria implacable cimentada en las desigualdades, en el derecho de los gobernantes, en la prevaricación y en el brillo del oro.

Pero había varias razones por las que este imperio estaba abocado a desaparecer. Razones que estaban en la base de su maquinaria y que, de una manera despiadada, iban a desmenuzar hasta las entrañas del sistema que mantenía erguido a este imperio.

Aquellos que estaban dentro del sistema se habían acostumbrado a la vida fácil. El imperio facilitaba las vidas en las ciudades. El abastecimiento de dinero y de comida no faltaba, así que la gente comenzó a pensar que los alimentos se producían en los mercados, en lugar de en los campos. Cuanto más dinero tenían los ciudadanos, más alejados de la realidad se encontraban. Entretenidos por miles de pasatiempos destinados única y exclusivamente a adormilar sus mentes, cada generación se iba metiendo más y más en un mundo nebuloso y completamente ajeno a la objetividad que imposibilitó su visión de la vida real, y cuando llegó el peligro, no fueron capaces de discernirlo hasta que fue demasiado tarde.

La vida fácil a la que se estaban acostumbrando, les llevó a considerar a su progenie como estorbos. De cada vez era menos atractivo tener hijos, porque entretenía su vida de la facilidad y la necedad en que estaban metidos. Como ya no los necesitaban para sobrevivir porque el sistema suplía sus necesidades, cada vez fue menos atractivo tener descendencia. Tan lejos llegaron en su mentalidad de despreciar a sus hijos que llegaron al punto de asesinar a sus propios vástagos al nacer, o incluso idearon métodos para poder evitar su nacimiento, matándolos en el vientre de su madre. El problema que trajo esto fue catastrófico, y aunque hubiera sido el único, habría firmado la sentencia de muerte del imperio. Con una sociedad tan rica y en clara disminución demográfica, rodeada de pueblos que desean sus avances y su dinero en clara explosión demográfica, el imperio estaba destinado a ser insostenible y terminar engullido, y los pueblos circundantes estaban destinados a repartirse los despojos.

Tuberías de plomo de época imperial
Hubo muchos avances tecnológicos que llevaron a este imperio a ser envidiado por todos los pueblos que le rodeaban. Sistemas de comunicaciones que hacían distancias enormes mucho más pequeñas, el comercio floreció por todo el mundo “civilizado”, y rápidamente se propagó la idea de que aquellos pueblos que no habían entrado a formar parte del imperio eran gentes de menor grado, que necesitaban ser incluidos en el “primer mundo” y comenzar a formar parte de esta maquinaria definitiva, que conocía todos los detalles de la vida y que, por supuesto, era la respuesta a las inquietudes sociales, familiares, espirituales, económicas y laborales. Todo aquel que no estaba dentro del sistema, era un enemigo, y debía ser incluido o destruido. Lo que no sabían es que estos “avances” suponían la ruina del propio sistema. Sin ir más lejos, tenían la costumbre de beber vino en cantidades exorbitadas en ollas de plomo, además, sus novedosos sistemas de fontanería que llevaban el agua hasta los mismos hogares, estaban hechos de plomo también. El resultado es que injerían unas 8 veces la cantidad de plomo necesaria para padecer una intoxicación por este metal al día. Los resultados por esta ingesta masiva de plomo trajeron muchas enfermedades y demencias, entre ellas, la disminución drástica de la capacidad reproductiva, empeorando aún más la situación demográfica y envejeciendo la población.

El imperio se pavoneaba de sus leyes y su modo de impartir justicia. Pero lo cierto es que el tiempo fue echando tierra sobre los jueces y acabó por convertirse en una justicia comprada en que los más ricos siempre tenían más posibilidades de quedar impunes ante un delito y los más pobres usualmente eran los culpables y los que más duramente pagaban sus penas.

En este imperio, la iglesia gozaba de mucho poder político y económico, pero se encontraba completamente narcotizada y al servicio de los poderosos. Las fuerzas políticas la utilizaban como escudo ante los ataques y como espada en sus manos para ejecutar estocadas. Además, se encontraba sumamente dividida por diferentes puntos de vista de doctrinas que para nada eran trascendentes. En suma, se había olvidado de su lugar en el mundo detrás de filosofías, de búsqueda de poder, de activismo vacío y de su propio ego dejando de lado sus raíces. El resultado fue que la mayoría de aquellos que se llamaban cristianos lo eran solamente de nombre. De cada vez tenían menos sentido los valores y la fe, ya que no los necesitaban en esa sociedad tan avanzada en que vivían. Los dioses pasaron a ser el dinero y la pseudo-libertad.

Este gigante con pies de barro que era el imperio, como dije antes, estaba rodeado de muchos pueblos que envidiaban todo el poder, la riqueza, los avances y los recursos de los que gozaban los ciudadanos de este imperio, pero los habitantes de estos pueblos eran completamente diferentes a la gente “civilizada”. Ellos habían crecido en otra sociedad completamente diferente a la imperial, una sociedad en que se premiaba el esfuerzo, en la que para tener algo había que ganárselo, una en la que el que no trabajaba no comía; una en la vida real, en la que el alimento sale de los campos, no de los mercados, una en la que los entretenimientos excesivos significaban el morir de hambre. Ellos sí trabajaban y sí sabían lo que era el esfuerzo y la responsabilidad. Al tener que trabajar para ganarse su sustento, necesitaban tener muchos hijos, lo que hizo que estos pueblos crecieran exponencialmente, al contrario que el imperio. Por último, estos pueblos sí conservaban sus creencias. Ellos sí que tenían fe, esperanza y sabían apreciar los valores. No habían crecido en esta sociedad en la que solamente los débiles creían en Dios y cada día rezaban para que sus cosechas crecieran para que sus familias no murieran de inanición. La fuerza de la creencia aún seguía siendo un motor para ellos.

Y para aquellos que no se habían dado cuenta, he estado hablando del Imperio Romano, sí. Pero más nos valdría tener un poco más en cuenta las valiosas lecciones que podemos sacar de la historia. Pues parecemos mucho más que dispuestos a repetirla casi al pie de la letra.

lunes, 20 de febrero de 2012

Las tres caras de tonto

El verano del 2010 nos dieron la feliz noticia. Nos habían concedido la subvención. Habíamos hecho un proyecto para hacer un encuentro juvenil internacional en Klaipeda, Lituania. Y había sido elegido para ser subvencionado por la Unión Europea. Más de 13000€ nos fueron ingresados, el 70%, el resto nos lo darían al presentar la memoria. Así que con ese dinero nos pusimos a trabajar duro para prepararlo todo y poder ir con un grupo de 25 bejaranos a la otra punta de Europa.

El caso es que quienes debían haber hecho su parte, allí en Klaipeda, no hicieron nada y, frustrados, vimos como fue imposible llevar a cabo nuestra aventura. La semana pasada nos llegó el email del Instituto de la Juventud para que devolvamos el dinero de la subvención. Y a ello fuimos esta mañana el presidente de nuestra asociación y yo.

13.137,60€

Solamente la cantidad da vértigo. Devolver este dinero nos deja sin apenas nada para afrontar el año, pero así son las cosas.

-Queremos hacer una transferencia. A esta cuenta. -Nos costará uno o dos euros, pensábamos según íbamos al banco.- ¿Cuánto nos puede costar?

-No lo sé aún, pero va a valer, ¿eh?.

-¿Cuánto?

-Según el tipo de cuenta. ¿A qué banco es?

-Banco de España.

-Bien, ahora mismo se lo digo. ¿Qué pongo en concepto?

-Pon devolución, y después el código este. Sí, ese, el de abajo.

-Bien, pues ya lo tengo. Tendrá un coste de 65€.

Primer momento de cara de tontos. 65€. Por hacer una transferencia. Por dar a unos botones y que unos números pasen de estar en el BBVA a estar en el Banco de España. Uno o dos  euros pensábamos, ¡qué tontos!

¿Cómo puede ser? 65€ supone que nos quedemos sin prácticamente dinero para sobrevivir durante este año. 65€ por deshacernos de 13000€.

-Esta transferencia estará lista durante el día de hoy. Es una transferencia especial de grandes capitales y hoy estará. -Luego nos estuvo contando algo de que las transferencias van por oleadas.

-¿Y no hay nada que podamos hacer para que no salga tan caro?

-Pueden ir a hablar con el director, es posible que él os dé otro tipo de condiciones.

Y allá que fuimos. No sin antes esperar un buen rato ante el despacho del director hasta que saliera la mujer que estaba dentro. Durante esta espera, no faltaron los necesarios comentarios acerca del robo a mano armada que supone esto, que los mayores ladrones de este país son legales y ricos ya de por sí. Son los bancos. Es del todo indignante que cueste una transferencia al Banco de España 65€. Incluso se paseó por nuestra conversación el hecho de las facilidades que están dando, tanto los poderes políticos como financieros para que todo estalle en pedazos y la gente empiece a salir a la calle, ya no con pancartas y con megáfonos, sino con piedras y cócteles molotov. Todo eso mientras, en una de las cajas, una chica trataba con los banqueros la manera en que pagaría todas las deudas que tenía y sacaría adelante a su familia, todo a la vez.

Pudimos entrar al despacho del gran jefe.

Le explicamos la situación. Nos mira con condescendencia. Se pone a teclear en el ordenador. Nos dice que si cambia no se qué, va a haber un 50% de rebaja. Puede hacernos el favor, parece. Un favor que se resume en que solamente nos robarán 33€. Demos gracias.

Llamo al tesorero de la asociación. Le explico. -Es mejor pagar 30€ que ir 30 días a la cárcel-, es su contestación. Nos duele, pero continuamos adelante. Puestos a ser robados, por lo menos pongamos nuestra mejor cara para que parezca que no nos duele. Pero duele. Duele y la sensación de dar las gracias por ser atracado es algo para lo que no te preparan en clase.

-Para cambiar las condiciones, tenemos que esperar un día o dos.

-Pero no podemos hacerlo otro día que no sea hoy. Necesitamos las firmas de los dos para poder hacer algo en la cuenta y yo voy a Madrid esta tarde. ¿No podemos hacerlo ahora, y cuando tengamos ese cambio que nos devuelvan el dinero?

La sonrisa mafiosa del gran jefe, al otro lado de la mesa del despacho fue lo que más me impactó de la mañana. -Somos bancos, aquí no se devuelve el dinero.

Segunda cara de tonto. Se acababan las opciones. 65€. Robo a mano armada. Serán desgraciados...

-¿Y si sacamos el dinero en metálico y lo ingresamos directamente?

-¿Vais a ir hasta Valladolid a llevarlo?

Imposible, tenemos que ceder. Tenemos que bajarnos los pantalones y poner la mejor cara posible.

Aceptamos. Que nos roben. Mejor eso a ir a la cárcel por no devolver lo que no es nuestro.

El gran jefe se pone a hacer la operación. Nos pide todos los datos. Al poco tiempo nos mira con cara de enfado.

-¿Quién os ha hecho la operación antes?

-En la caja de más acá.

-Bien, ya hablaré yo con él. La operación cuesta 1€.

Tercera cara de tonto de la mañana.

viernes, 17 de febrero de 2012

El ángel que voló de Victoria's Secret

Kylie junto a su esposo
Ella consiguió lo que muchas mujeres sueñan pero muy pocas alcanzan: Ser una de los impresionantes y muy bien pagados “ángeles de pasarela” de Victoria's Secret. Kylie Bisutti se había convertido en una de las grandes revelaciones de esta empresa de lencería interior femenina en 2009, cuando fue elegida de entre más de 10.000 aspirantes deseosas de entrar a formar parte del emporio. “Es un sueño hecho realidad”, declaró entonces al ser seleccionada.

Pero ahora  ha decidido “no desfilar más en ropa interior porque siento que estoy deshonrando a Dios y a mi marido” . Bisutti contrajo matrimonio antes de formar parte de la marca de ropa interior, y aunque al principio no lo veía así, ahora considera que esta debe ser su elección, basada en sus convicciones cristianas.

“Victoria's Secret llegó a ser realmente la meta principal en mi vida, y era todo lo que quería para mi carrera. Y me encantó el tiempo en el que estuve ahí. Pero cuanto más posaba con lencería -y la lencería no es ropa-, empecé a sentirme cada vez peor debido a mi fe”, comentó después de tomar esta decisión.

Kylie, que se define a sí misma como una "firme creyente cristiana", ahora con 21 años entiende que "Mi cuerpo debería ser sólo para mi marido y es algo sagrado”, dijo la joven californiana en Fox News.  “Cuanto más leía la Biblia, más me convencía de que estaba actuando mal. Mi matrimonio es muy importante, y viendo el aumento de divorcios, he querido hacer todo lo posible para protegerlo y respetar a mi marido" .

Así que tras dos años como modelo de ropa interior, Bisutti ha decidido dejar de desfilar al lado de otras modelos como Miranda Kerr o Adriana Lima, y seguir su conciencia antes que ningún otro aspecto. “ Además, tampoco quería ser ese tipo de ejemplo a seguir por otras chicas, porque había jóvenes cristianas que me imitaban  y que pensaban que estaba bien pasearse y lucir su cuerpo en lencería frente a los chicos”.

Pero no es el fin de la carrera de Bisutti dentro de las pasarelas . En pocas semanas aparecerá en un anuncio de Kohl junto a Jennifer López y próximamente formará parte de los preparativos de un nuevo programa para el canal CW. Eso sí, siempre llevando una indumentaria correcta.  

© Protestante Digital 2012  

jueves, 16 de febrero de 2012

El náufrago

5 meses habían pasado ya desde entonces. David viajaba en un vuelo entre Madrid y Atlanta cuando su avión fue alcanzado por una terrible tormenta que derribó la aeronave. Solamente él había sobrevivido al terrible accidente, o al menos no había encontrado ningún superviviente más. David había visto ese caso en la televisión en películas como “El naufrago” o en series como “Perdidos”. Pero no tenía ni idea de cómo sobrevivir. Fue difícil, sobre todo al principio. Pero al cabo del tiempo, mientras sorteaba los peligros y cada día era una lucha por sobrevivir, todo había comenzado a ser un poco más fácil.

David creía en Dios, y aunque alguna vez se había cabreado pensando que todo aquello no se lo merecía, poco a poco había aprendido a ver el cuidado de Dios aún en medio de aquella dramática situación. La prueba era que seguía vivo, que ya sabía cómo obtener comida de la isla y del mar, que se había construido una cabaña para refugiarse de la lluvia y del frío. Poco a poco había aprendido a llevar una vida mejor. Aunque él quería llegar a casa, naturalmente, y por eso pedía a Dios cada día, la verdad es que no estaba tan mal.

Ya se acercaban los meses de frío, allá por noviembre, y David había tomado la costumbre de dejar una pequeña hoguera encendida en su cabaña para mantener el calor como pudiera en la estancia, luchando así contra el rigor de los temporales que asolaban la pequeña isla. Y así fue como lo dejó mientras hacía la  ronda a la isla matutina en busca de algún alimento que llevarse a la boca cuando volviera a su “hogar”.

Recogía bayas silvestres del campo, que metía en una mochila que le había llegado hacía ya dos meses con la marea una mañana, cuando vio al otro lado de la isla, en el lugar donde estaba su cabaña, que se levantaba una columna de humo negro. A David se le cayó la mochila. Sin pensar más, echó a correr hacia el lugar. Tardó como media hora en llegar al sitio donde había estado su cabaña, que con tanto esfuerzo había levantado.

Aún ardía el amasijo de leños en que se había convertido. Ya no parecía para nada la cabaña que había sido. Las paredes habían cedido ante el peso del tejado en llamas, ahora solamente era una gran hoguera sin forma definida. El fuego lo devoraba todo. Todas las herramientas que había salvado ardían, ahora no tenía nada. 5 meses trabajando para conseguir llevar una vida más o menos normal en aquel lugar habían ardido en apenas media hora. Era como una pesadilla.

David cayó al suelo de rodillas, se llevó las manos al pelo mientras negaba con la cabeza y se abrían las cascadas de sus ojos. No tenía fuerzas para hacer otra cosa que no fuera llorar, lamentarse, quejarse. David no había dejado de orar, de pensar en Dios, de agradecerle aún en medio de esa situación tan tremenda en la que se encontraba. ¿Cómo es posible que Dios sea tan cruel que me deje quedarme así, una vez más, una vez que ya estaba algo mejor? No encontraba respuestas en sus lamentos. ¿Es que Dios se ha olvidado de mí?, o ¿es que Dios me odia? ¿Cómo Dios puede permitir que la gente que le sirve y que le ama sufra? ¿Por qué permite Dios que la gente buena sufra? Si este es mi Dios, si así es como me cuidas, prefiero que pases de mí.

Y fue así, con el dolor que le devoraba el alma, con la amargura que le quebrantaba el corazón, que se quedó dormido. Turbulentos sueños le quebraron el alma durante toda la noche.

Y cuando se despertó con el alba, en esos momentos en que la luz difumina toda la oscuridad, vio un gran barco en el horizonte, junto a su isla. Extrañado, levantó la vista mientras se levantaba, no podía creérselo. Según seponía de pie, vio en la playa una pequeña balsa roja, y junto a ella, un hombre que andaba hacia donde él estaba. Ilusionado, corrió hasta él gritando de felicidad.

- ¡Estoy aquí!, ¡gracias a Dios, me habéis encontrado! – Su corazón bullía alegría, avanzaba a saltos hacia el hombre sonriente.- ¿Cómo me habéis encontrado?

- Fue la hoguera, el fuego que hiciste para avisarnos nos dijo donde estabas.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El gran pozo


El gran pozo había sido su hogar desde siempre.

Era grande, de robustas piedras. En verano siempre había agua de sobra para nadar y para refrescarse, en invierno tenía muchas ramitas y hojas en las que refugiarse del frío. Lucas, una rana, siempre había sido muy feliz viviendo en aquel pozo. Allí vivían también sus hermanas, había comida suficiente para todas. Allí estaba todo su mundo, no necesitaba nada de afuera. De hecho, nada de afuera existía, literalmente.

Pero todo cambió el día que llegó una nueva rana al pozo. Una ranita un poco más pequeña que ella y sus hermanas, pero de unos colores mucho más vivos. Cuando saltó desde el borde del pozo hacia abajo, todas las ranas autóctonas le hicieron un corro y la observaron detenidamente. No conocían a ninguna otra rana que no fuera de la familia, que no fuera una de aquellas con quienes habían convivido desde que tenían uso de razón.

- ¡Hola rana!- Lucas estaba muy ilusionada, aunque un poco recelosa. - ¿Quién eres? ¿Eres una rana como nosotras?

- ¡Hola amigas!- El acento de su nueva amiga era muy extraño. Se notaba que venía desde lejos. – Sí que soy una rana, como vosotras, aunque soy un poco diferente, soy una rana también. Me llamo Miguel. ¿Vosotras cómo os llamáis?

Todas las ranas se fueron presentando. Estaban muy contentas de haber conocido a una amiguita nueva. Juntas se dieron un chapuzón en las aguas del pozo, siempre tan verdes y tan llenas de vida, exactamente como a ellas les gustaba. 

Pero Lucas seguía preguntándose cosas acerca de aquella ranita de colores. No conocía nada que saliera de aquel pozo, y de hecho, hasta ese momento, ni siquiera se había preguntado qué habría más allá de la redonda boca de piedra que era su mundo. Ni se había planteado la idea de que más allá, por ese agujero por el que entraba la luz y el calor en verano y el frío viento en invierno, si por ese lugar por donde podía ver las estrellas las noches despejadas y caían los copos de nieve cuando el cielo se ponía naranja, pudiera haber más lugares donde vivieran otras ranas como ella y sus hermanas. Así que, cuando ya todas sus hermanas descansaban, se acercó a su nueva amiguita de colores.

- Miguel, me gustaría preguntarte algo. ¿Cómo se llama el sitio de donde tú vienes?

- Pues yo vengo de un lugar que se llama mar.

- ¿Y ese sitio llamado mar es grande?

- ¡Oh!, ¡Sí que es grande el mar! Más que grande, ¡es inmenso!

Lucas se quedó pensando durante un momento. Sí que debía de ser grande ese pozo llamado mar. - ¿Es tan grande como mi pozo?

A Miguel se le escapó una risotada. - ¿Cómo puedes comparar tu pozo con el mar?

- ¿Por qué? ¿Es mucho más pequeño que mi pozo?

- Es muchísimo más grande que tu pozo. No tiene nada que ver. ¡Te he dicho que es inmenso!

- No puede ser que sea más grande que mi pozo. – La rana Lucas se puso roja de ira.- ¡No puede haber nada que sea más grande que mi pozo! ¡Ahora mismo te vas a ir de aquí, por mentirosa!

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