Quien tenga la sana (o no tan sana) costumbre de ver el telediario cada día, se dará cuenta que es una alegría contemplar las noticias, las escenas de asesinatos brutales, escuchar de las violaciones a jovencitas desvalidas, de saber de una muerte más de una mujer a manos de su cobarde y terrible marido. Y muchas veces ni siquiera tenemos que saber de lo que ocurre en otro punto del globo, donde una guerra hace saltar por los aires cualquier rastro de justicia o de ley, sino que podemos ver al otro lado de nuestra calle a una viejecita que grita histérica señalando al ratero que corre con su bolso, o sabemos de aquel hombre que conocíamos que ha aparecido ahorcado en el árbol donde solíamos jugar cuando éramos pequeños porque no soportaba la situación en su casa, o incluso podemos contemplar a los niños que juegan en la calle cómo se pelean, incluso usando palos y piedras.
Vivimos en un mundo cruel, que se está volviendo loco. Analizando un poco la naturaleza humana, nos podemos dar cuenta que la libertad como concepto ideal no es viable entre los hombres. Hemos sido diseñados para tener normas, no sabemos vivir en libertad.
Estoy trabajando en el campamento urbano del Ayto. de Béjar y esto es algo que puedo ver constantemente. Hay un niño, probablemente el más problemático de todos los que hay, que sencillamente no tiene límites en su entorno, está acostumbrado a hacer lo que quiera, y que nadie le diga nada. Me parece muy curioso cómo este chico, cuando es disciplinado, cuando se le castiga, se enfada, grita, patalea, hace todo lo posible por evitar el castigo. Pero al poco tiempo se puede comprobar que aprecia más a aquel que le pone límites. Cuanto más claro eres en cuanto a fijarle unos límites, más cerca de ti quiere estar. Es muy curioso cómo este chico solamente pide normas, demanda, a su modo, que le ofrezcas un patrón, porque conoce que está perdido.
Como ya hemos visto muchas veces, nuestro mundo cada vez está mas idiotizado, cada vez ponemos menos barreras a nuestra libertad, de hecho, hoy en día hay una curiosa tendencia a ofrecer como mejores alternativas las que tradicionalmente habían sido las peores, solamente por llevar la contraria.
El ser humano no ha sido hecho para tener una libertad como concepto ideal. Si no hay alguna norma, alguna barrera que nos impida salir de unos mínimos, nos sacaremos los ojos unos a otros, nuestra propia estupidez nos llevará a la ruina. Nosotros somos nuestro peor enemigo, tenemos que protegernos de nosotros mismos. Porque si no lo hacemos así, seremos testigos y causantes de nuestro propio fin.
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