jueves, 1 de marzo de 2012

Asia Bibi


Un grupo de mujeres campesinas pasaban la calurosa mañana haciendo surcos en los huertos que habrían de dar de comer a ellas y a sus familias. El calor apretaba y el agotador trabajo pasaba factura en las sufridoras agricultoras. Iban siendo las 12 de la mañana y el sol llegaba a su momento álgido. Le tocaba a ella ir a por agua al arroyo cercano.

- Que no vaya Asia, ella no es musulmana y va a contaminar el recipiente con el que traiga el agua. Nos va a contaminar a nosotras también. – Dijo una de las mujeres, la esposa del imán.

Aquello levantó a las demás. Quizá no se habían dado cuenta antes de decidir los turnos para ir a por agua, pero ahora ellas también estaban empezando a ver que si bebían agua del recipiente que había cargado y llenado aquella infiel, seguramente se contaminarían y entraría algún demonio en su cuerpo a hacer mal. El revuelo estalló y entre todas hicieron un corro a la infiel. Ella pidió la palabra para que callaran un momento y la dejaran hablar.

- Amigas, yo no voy a contaminar el agua por ser cristiana. Yo creo en Cristo, creo que él murió en la cruz por mí. – Ellas parecía que escuchaban. - ¿Qué ha hecho Mahoma por vosotras?

El silencio era sepulcral. Parecía que aquellas mujeres estaban pensando en la pregunta que les había hecho Asia y, claro, la respuesta no favorecía para nada al Islam. Hasta que la mujer del imán se adelantó a ellas y acusó a la infiel de haber dicho una blasfemia.

- ¡Ha blasfemado contra el nombre del profeta! ¡Blasfemia! Blasfemia!- El resto de las mujeres, poco a poco, fueron dejando de pensar en lo que les había preguntado Asia y uniéndose a la ciega acusación, a la mentira gritada que domina el mundo. - ¡Blasfemia! ¡Blasfemia!

Con aquellas mismas valientes palabras con que les había retado Asia fueron a ver al imán. Él dio la razón a su mujer, aquello había sido una blasfemia contra el profeta, aquella mujer debía ser juzgada, y condenada.

Fue detenida por la policía. El juez, Naveed Iqbal, la sentenció a muerte, el artículo 295 del código penal paquistaní pena con la horca la blasfemia contra Mahoma.

Desde el 2009, Asia Bibi espera su muerte en la horca por haber dicho la verdad.  

“Prefiero morir como cristiana que pasar mi vida siendo musulmana” o "Yo no soy una criminal, no hice nada malo. He sido juzgada por ser cristiana. Creo en Dios y en su enorme amor. Si el juez me ha condenado a muerte por amar a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por él" han sido algunas de las aseveraciones de esta valiente agricultora paquistaní.

Este es solamente un caso, como el de Youcef Nadarkhani, el pastor iraní que también se enfrenta a la muerte por el delito de ser cristiano en un país musulman. Pero hay miles por todo el mundo. Como decía el otro día, no hay una religión más perseguida actualmente que la cristiandad, no hay un momento histórico de mayor persecución contra los cristianos que el actual.

Aquí dejo un enlace para que, si queréis, podáis firmar a favor de la liberación de Asia una petición que irá a la ONU y al gobierno de Paquistán.

1 comentario:

Ester Del Pozo dijo...

hola Tio Poee!!

cuanto tiempo!!...que bueno lo que has compartido. Es una pena que el cristianismo sea una religión tan perseguida!
Tantos cristianos que han muerto por predicar el amor de Cristo y han sido tratados tan injustamente como los hechos que has relatado..,

mis mejores deseos,

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