Cuando estaba en el instituto, tuve la osadía de afirmar, en una
visita que hicimos a una exposición sobre Erasmo de Rotterdam, que yo soy
evangélico. El principal problema fue que mi profesor de filosofía lo escuchó.
A partir de entonces, no había día que no me planteara retos, que no hiciera
debates (injustos, en los que toda la clase, incluido él defendían una postura,
para que yo defendiese la contraria) para intentar dejarme en ridículo,
formulase aseveraciones en contra del cristianismo desde el punto de vista
religioso, filosófico, biológico, etc. La verdad es que no salí tan mal parado
de aquellas “reyertas”. Una de aquellas afirmaciones es el afirmar que el
cristianismo nació algo así como un “grupo terrorista” contra los judíos y los
romanos que finalmente, al ver que no podían, usando la violencia, cambiar las
cosas, trastocaron su plan y se pasaron al “bando del amor”. No se la discutí
mucho aunque desconocía totalmente de donde nacía esa afirmación, pero esta es
otra de las cosas de las que me gustaría hablar con él si algún día lo
encuentro en algún sitio. Porque, como tantas otras cosas que me decía y todos
se tragaban, incluso han sido algo que han acompañado a mis dudas durante
muchos años, simplemente son mentiras, sin ningún fundamento. Desconozco si él
creía en eso que nos decía o era solamente un intento de atacar a lo que él
consideraba el enemigo o de acallar su conciencia, en cualquier caso, nos
estaba engañando.
Pero eso son cosas que pasaban hace mil quinientos años. Eso es
algo que podríamos pensar al escuchar las historias de los cristianos siendo
devorados con devota resignación por las fieras del Coliseo Romano. Ahora el
cristianismo está asentado y es fuerte (a veces demasiado).
La verdad es que a lo largo de la historia, la persecución de
cristianos, y de miembros de otras fes por sus convicciones ha sido algo
relativamente normal. Sin ir más lejos, en nuestro propio país tenemos dos de
los mejores ejemplos de todo el mundo. El primero nos lleva unos cuatro siglos
atrás, donde el “Sacrosanto
Imperio Español, Católico Apostólico y Romano, Defensor de la Cristiandad ”
(las comillas van ahí intencionadamente) torturó y asesinó a miles de españoles
y misioneros venidos desde el extranjero para evitar por todos los medios
posibles, cayese quien cayese y pisando a quien fuera, incluso el nombre del
Dios a quien pretendían representar, que “otra religión” entrara a sus tierras
y los protestantes se expandiesen. Saliendo
de controversias acerca de sus intenciones, su derecho para hacer aquello y la
interpretación de la
Biblia y
de no sé cuántas tradiciones y concilios que les llevaron a pensar que debían
hacer aquello, el caso es que fue otra de aquellas ocasiones en que la sangre de los mártires corrió.
La segunda ocasión la tenemos relativamente reciente. Y es no menos grave que
aquella. Y es que en nuestro país se llevó a cabo en los años 30 del siglo
pasado la que ya es la escena más sangrienta de la
Historia de la
Iglesia Mundial. En
un semestre, se asesinaron a cuatro mil sacerdotes y más de dos mil religiosos.
Entre el año 1934
a 1939, se
asesinaron a más de diez mil religiosos. No hay precedentes para esto, ni
siquiera en la época de la persecución romana.
Pero eso hoy en día no pasa.
Pues bien, a lo
largo del siglo XX, fueron asesinados por su fe más de 45 millones de
cristianos. Ciento sesenta
mil cristianos fueron asesinados por el hecho de serlo solamente en el año
2001. Entre los años 2003 y 2009, según informó Asianews en diciembre 2009,
habrían sido asesinados alrededor de 2000 cristianos en Irak. A causa de la
inestabilidad y de los ataques dirigidos contra cristianos, muchos de ellos han
huido a otros territorios: de los cerca de 800 mil cristianos que había en
2003, se calcula que quedan 450 mil en 2010.
Por lo que se refiere a La
India , entre 2008 y 2010 se registraron más
de 1000 episodios anticristianos en el estado de Karnataka, según se informó en
marzo de 2010. En el estado de Orissa, entre los años 2008-2010 más de 4000
cristianos sufrieron persecución y presiones para convertirse a la religión
hindú.
Según unas declaraciones de Mario Mauro en agosto 2010, que fungía
entonces como representante de la
OSCE contra
la discriminación de los cristianos, de
100 personas que mueren al año por persecución religiosa, 75 serían cristianos.
Habría, según los datos de ese año, unos 200
millones de cristianos en situaciones de persecución. En la actualidad, el
número de cristianos perseguidos estaría en torno a la cifra de 100 millones.
En cuanto al número de cristianos muertos anualmente por su fe,
según una declaración hecha pública en junio de 2011 por Massimo Introvigne,
representante de la
Organización para la
Seguridad y la
Cooperación en
Europa (OSCE) para la lucha contra la intolerancia y la discriminación contra
los cristianos, se trataría de 105.000
muertos al año.
Este es el hecho, no
hay una religión más perseguida actualmente que la cristiandad, no hay un
momento histórico de mayor persecución contra los cristianos que el actual.
En esto debemos pensar cada vez que se nos ocurra quejarnos por
nuestra situación, la próxima vez que pensemos que nosotros, por ser de este
grupo de cristianos o del otro, tenemos más derecho, más razón. Nosotros, en
España, en Europa, tenemos libertad de ser o dejar de ser lo que queramos. Más
nos valdría, por la memoria de los que han caído para conseguirlo, por amor y
respeto a quienes no lo tienen, estar más unidos, concentrarnos en la meta, en
el fin, en lo más importante y dejarnos en paz de tantas tonterías, discusiones
inútiles, separaciones vacías, de alimentar nuestros propios egos y nuestros
bolsillos. Porque para esto
hemos sido llamados.
Y acordémonos un poco más de aquellos que sufren en nuestras
oraciones y en nuestras vidas.
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