miércoles, 6 de abril de 2011

El G.P.S.

Desde el comienzo de los tiempos el ser humano ha tenido la necesidad de orientarse para llegar a lugares específicos. Los humanos nos expandimos por toda la tierra y es obvio que de alguna manera necesitábamos ubicar los lugares donde habitábamos y, al menos, alguna manera de orientarnos para llegar a los lugares de caza, donde estaba el agua, al pueblo de al lado o a la capital del imperio de turno. Precisamente nosotros, los españoles, con nuestro afán conquistador, somos de los que más hemos usado todos estos utensilios creados para orientarnos. Necesitábamos astrolabios, mapas cartográficos, conocer perfectamente la cúpula estelar, los vientos, incluso, para los antiguos, era importante conocer los lugares por los que podían y no podían pasar por miedo a monstruos marinos o algún mal desconocido para ellos.

Pues bien, hay algo que también desde el principio de la humanidad viene siendo común a todos los seres humanos, como hablábamos el otro día, y es la necesidad de un salvador. Existen muchas historias de diferentes culturas que esperaban, incluso muchas que siguen esperando la venida de aquel que libere a la humanidad del mal, de los demonios, de los imperios que oprimen a los débiles o de algún otro daño. Esta es casi una constante en muchas de las tribus que aún están perdidas en las selvas, montañas y desiertos del mundo, apartados del resto de la civilización. Es probable que incluso alguno de vosotros hayáis escuchado de alguna de estas profecías que aseguran la llegada de este salvador bajo tales o cuales circunstancias.

Tenemos un libro, escrito a lo largo de 1500 años aproximadamente, por 40 escritores de la más diversa índole. En este libro hay no menos de 100 profecías acerca de las condiciones que cumpliría el mesías prometido. Más de un centenar de requisitos que debía satisfacer el que se hiciera llamar salvador, aquel que libraría a su pueblo de sus pecados. Estas profecías, estas condiciones indispensables, nos llevan como por un mapa, como si tuviésemos un astrolabio, como si fuésemos unos especialistas astrónomos por entre el mar de los engaños, de los falsos mesías, de los intérpretes de la ley, de la gente en general. Si solamente tuviésemos un par de profecías o tres, sería sencillo que un hombre, o varios a lo largo de la historia, reclamase el “puesto” de mesías. Pero la probabilidad para que alguien cumpliera estas profecías es realmente pequeña. Vamos a ver algunas de ellas.

Para empezar, dice en Génesis 3:15 que la simiente de Eva aplastaría la cabeza a la serpiente, es decir, que destruiría la obra de Satanás. Ésta no es difícil de cumplir, cualquiera podría reclamar ser descendiente de Eva.

Otra profecía, que sería descendencia de Abraham, la encontramos en Génesis 12:3, esto incluye a los Israelitas, los árabes y algunos otros pueblos que salieron de Abraham. Hemos reducido mucho las posibilidades, pero aún tenemos a varios millones de candidatos. Solo llevamos dos, sigamos investigando.

En Números 24:17, reduce la lista al pueblo de Israel, otro enorme corte. Nos hemos quitado a más del 90% de la población universal, y solo llevamos 3 profecías. Dentro del pueblo de Israel, tenemos a una tribu señalada, la de Judá, según Génesis 49:10, dentro de esta tribu, hay una familia señalada, la de Isaí como podemos ver en Isaías 11:10 e incluso dentro de esta, tenemos la promesa de que sería descendiente directo de David (Jeremías 23:5-6). Y no solamente esto, también debería ser el heredero legítimo del trono de Israel como dice en Isaías 9:7. Realmente ya está muy restringido el número de personas que podría reclamar este título, pero aún se restringe más.

Está explícitamente señalado que nacería en el pequeño pueblo de Belén (Miqueas 5:2), incluso llega a señalar que nacería de una virgen en Isaías 7:14.

Está claro que todos sabéis a dónde quiero llegar, a qué personaje histórico en concreto llevan todas estas profecías. Solamente llevamos 9 condiciones de estas más de 100 que os comentaba y todos ya tenemos una idea de una persona que las ha cumplido todas, una por una. Solamente con estas 9 hubiéramos tenido bastante para señalarle sin ningún tipo de duda. Este mesías debía ser hijo de mujer, más específicamente de una virgen en el pequeño pueblo de Belén, descendiente de Abraham, de la tribu de Judá, de la familia de Isaí, descendiente directo de David y no solamente eso, sino su heredero legítimo, parece bastante bastante explícito. Pero la Biblia nos lo deja aún más claro.

El Mesías sería: adorado por pastores (Salmos 72:9), honrado por grandes reyes (Isaías 60:3), pretendido asesinar cuando aún era bebé mediante una matanza de niños (Jeremías 31:15), se escaparía a Egipto (Óseas 11:1), declarado Hijo de Dios (Salmos 2:7), predicaría en Galilea (Isaías 9:1-2), hablaría en parábolas (Salmos 78:2-4), sería un profeta (Deuteronomio 18:15), sanaría a ciegos, cojos y sordos (Isaías 29:18), su carácter sería manso y apacible (Isaías 42:2-3), predicaría a los no judíos (Isaías 42:1), rechazado y odiado por su propio pueblo (Isaías 8:14), tendría una entrada triunfal en Jesusalén montado en un pollino (Zacarías 9:9), traicionado por un amigo íntimo (Salmos 41:9) por treinta piezas de plata (Zacarías 11:12), acusado por testigos falsos (Salmos 35:11), permanecería callado en las acusaciones (Isaías 53:7), escupido y golpeado (Isaías 50:6), fustigado (Isaías 53:5), odiado sin razón (Salmos 35:19), crucificado entre malhechores (Isaías 53:12), su sacrificio sería en sustitución de nuestra propia culpa (Isaías 53:5), sus pies y sus manos sería agujereadas (Zacarías 12:10), le darían a beber vinagre para saciar su sed (Salmos 69:21), soldados se sortearían sus ropas (Salmos 22:17-18), en su peor momento, sus amigos permanecerían lejos de él (Salmos 38:11), durante su muerte, no se rompería ningún hueso (Salmos 34:20), resucitaría tras su muerte (Salmos 49:15), ascendería al cielo (Salmos 68:18), sería el salvador de los no judíos así como de los judíos (Isaías 9:2).

Estas son algunas de las profecías que hablan del mesías en el Antiguo Testamento, en los escritos sagrados hebreos. La evidencia es tan apabullante a favor de la idea que Jesús es el cumplidor de todas y cada una de estas profecías que es literalmente imposible que nadie más a lo largo de toda la historia hay cumplido estas condiciones salvo uno. Realmente, viendo la cantidad de requisitos que proponen estos libros escritos, el más reciente, 400 años antes del nacimiento de Jesús, que la probabilidad de que una persona cumpla todo esto es tan grande como que desde el espacio lanzásemos un dardo a la tierra y acertásemos exactamente en el centro de una diana de, digamos, el tamaño de un átomo.

La evidencia es tan enorme que, incluso en el caso que dudásemos de la veracididad o del tiempo en que fueron escritos los libros que dan tantos detalles de la venida del salvador o incluso dudando profundamente de la realidad de los escritos de los evangelios que relatan el cumplimiento de todas y cada una de estas profecías, deberíamos estudiarlo con suma cautela. Porque tenemos manuscritos como, por ejemplo los de las cuevas de Qumram en el Mar Muerto, que datan de antes del nacimiento de Cristo y, sin embargo, recogen una de las profecías más precisas y escalofriantes de la pasión del mesías, profecía que fue cumplida por Cristo, e incluso esta información la podemos obtener no solamente de los evangelios, sino de fuentes romanas o judías.

Para mí es más que evidente que Jesús cumplió todos y cada uno de los requisitos que debería cumplir el Mesías, el Salvador. La demostración es clara, abundante y contundente. Soy consciente que, desde el prisma del escepticismo, puede parecer un engaño para hacer parecer al personaje de Jesús lo que no es. Pero por lo menos me gustaría generar esta incertidumbre en vosotros, que al menos tengáis el beneficio de la duda, y que investiguéis para confirmar si este carpintero judío del primer siglo de nuestra era es el Salvador, aquel que llevaba siendo anunciado desde el principio de los tiempos, o era un farsante que soñó ser igual a Dios. A mi este G.P.S., este mapa cartográfico, estas estrellas, con precisión me llevan a Jesús, el hijo de José y María. Juzgad vosotros mismos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese POZO, ESE POZO EEEH EEEH :)
Me encanta cuxifritííín!!!




Eres un crack!
Lidia

Entradas populares