Génesis 7
1 Y JEHOVA dijo á Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca porque á ti he visto justo delante de mí en esta generación. 2 De todo animal limpio te tomarás de siete en siete, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, dos, macho y su hembra. 3 También de las aves de los cielos de siete en siete, macho y hembra; para guardar en vida la casta sobre la faz de toda la tierra. 4 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré toda sustancia que hice de sobre la faz de la tierra. 5 E hizo Noé conforme á todo lo que le mandó Jehová. 6 Y siendo Noé de seiscientos años, el diluvio de las aguas fué sobre la tierra. 7 Y vino Noé, y sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos con él al arca, por las aguas del diluvio. 8 De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que anda arrastrando sobre la tierra, 9 De dos en dos entraron á Noé en el arca: macho y hembra, como mandó Dios á Noé. 10 Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio fueron sobre la tierra. 11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo á diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas; 12 Y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13 En este mismo día entró Noé, y Sem, y Châm y Japhet, hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos con él en el arca; 14 Ellos y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales mansos según sus especies, y todo reptil que anda arrastrando sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, todo pájaro, toda especie de volátil. 15 Y vinieron á Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida. 16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios: y Jehová le cerró la puerta 17 Y fué el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra. 18 Y prevalecieron las aguas, y crecieron en gran manera sobre la tierra; y andaba el arca sobre la faz de las aguas. 19 Y las aguas prevalecieron mucho en extremo sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. 20 Quince codos en alto prevalecieron las aguas; y fueron cubiertos los montes. 21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganados, y de bestias, y de todo reptil que anda arrastrando sobre la tierra, y todo hombre: 22 Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, de todo lo que había en la tierra, murió. 23 Así fué destruída toda sustancia que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, y los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra; y quedó solamente Noé, y lo que con él estaba en el arca. 24 Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento y cincuenta días.
Así describe el libro sagrado judeo-cristiano el relato del diluvio, una historia en que Dios destruye la tierra con agua, dejando solamente un remanente humano formado por Noé y su familia y animal formado por machos y hembras de cada especie animal.
Este relato, en sí mismo, podría ser desestimado por ser una historia inverosímil escrita hace varios milenios por el líder de una civilización supersticiosa con la única intención de amedrentar al pueblo y tenerle controlado bajo el miedo de un dios castigador y perverso. Al menos esa es la opinión más extendida que tiene la gente a nuestro alrededor respecto a esta singular historia.
Pero la realidad es que no todo es tan sencillo. Hay algo que debería hacer pensar a los antropólogos respecto a este tema. El caso es que en civilizaciones completamente diferentes y distantes entre sí, existe esta misma historia, civilizaciones que es completamente imposible, de una manera racional, que se haya comunicado y hayan compartido sus leyendas y mitos de la antigüedad. Y me gustaría poner varios ejemplos.
Para empezar, todas las civilizaciones que se cultivaron en la cuna de oriente medio, mesopotamia y el noreste de África, tienen esta historia como parte de sus leyendas antiguas. Hasta aquí bien, es algo normal que pueblos tan unidos, que incluso algunos provienen de otros o provienen varios de la misma familia, tengan las mismas leyendas. Acepto que este caso es algo lógico, racional y completamente asumible la invención de la historia por parte de algún sacerdote, rey o quien fuera.
El problema llega cuando nos alejamos más y más de esta cuna de la civilización. En la mitología griega, se nos cuenta cómo Poseidón, por orden de Zeus, trató de poner fin a la existencia humana por aceptar el fuego que Prometeo había robado del olimpo. En esta historia, Prometeo mandó a su hijo Deucalión que construyera un arca donde pudiera salvarse él y su familia, así como una pareja de cada animal, en clara semejanza con el relato bíblico. Algunos de vosotros pensaréis que es algo normal que pueblos tan cercanos tengan los mismos mitos, pues, relativamente, oriente medio y Grecia están cerca. De acuerdo, continuemos alejándonos.
En China, existe una leyenda que, resumiendo mucho (Si alguien quiere ver la leyenda entera que me lo diga y le enseñaré donde la he encontrado), nos dice que un rayo descendió a la tierra oculto con la forma de un dragón, y un campesino la recogió y la metió en una caja. Cuando la abrieron sus descendientes, descubrieron al rayo que les advirtió que iba a venir un diluvio y tenían que construir una barca de hierro para escapar a la muerte. De esta manera se salvaron y pudieron repoblar la tierra después de la destrucción universal.
En América, son muy numerosas las civilizaciones que dejaron registradas sus leyendas respecto a este tema. Los mayas narran la destrucción del mundo con agua por el dios Huracán, los aztecas explican como, en la anterior era del mundo, la diosa Chalchitlicue destruyó el mundo con agua, nuevamente, dando de esta manera comienzo a la era actual de la tierra. Los Uros, una tribu proveniente del lago Titicaca, explican que, después del diluvio, fue en este mismo lago donde se vieron los primeros rayos del sol. Los incas van más allá en la semejanza con el relato bíblico, ellos aseguran que Viracocha destruyó a los gigantes con una gran inundación (gigantes de los que también habla la bíblia en Génesis 6:4 y en Números 13:33 y que también podrían ser los análogos de los titanes griegos, destruídos por Zeus.). Dos personas repoblaron la tierra después de esta hecatombe, Manco Cápac y Mamá Ocllo. Los Kawésqar, en la Tierra del Fuego, dicen que un joven cazó una nutria sagrada para regalársela a su novia. La nutria estaba protegida por el espíritu de las aguas y éste, para vengarse de la humanidad por la afrenta hecha, hizo subir el nivel de las aguas. Al final, los dos jóvenes se salvan subiendo a altas montañas, y son los encargados de repoblar la humanidad después del diluvio. En San Juan, Puerto Rico, hay unos jeroglíficos que narran la historia de cómo el dios Yukiyu creó una gran inundación y que los pocos supervivientes se lograron salvar porque se refugiaron en el bosque fluvial del Yunque. Incluso en la Isla de Pascua en medio del Pacífico, cuesta imaginar un lugar más alejado de Israel que este, tienen la leyenda que sus ancestros llegaron a esta isla huyendo de la gran inundación que asoló su anterior hogar, una isla llamada Hiva.
Hay varios puntos que podemos entrever a la luz de todas estas leyendas. Que en una remota antigüedad, hubo un gran diluvio, presumiblemente enviado por algún dios o ser superior, que esta inundación asoló la tierra, que unos pocos se salvaron, o bien en un gran barco, o bien en una montaña, y que de esta manera también se salvaron las diferentes especies animales. Incluso se podría ver que anteriormente a esta hecatombe, había gigantes de algún tipo que eran dañinos para los hombres. Estos parecen ser los puntos que han “dejado poso” en la conciencia de las culturas y que se han trasmitido de generación en generación desde tiempos inmemoriales hasta poder tener sorprendentemente una imagen tan clara de una situación de hace tantos años. Para mí, esto es prueba suficiente de la realidad de una inundación terrible que destruyó la tierra en el pasado, y de unos pocos que se salvaron. Para mí, insisto, esto es prueba suficiente de la realidad del relato bíblico.
Que cada uno saque sus propias conclusiones.
sábado, 26 de febrero de 2011
viernes, 25 de febrero de 2011
¿Qué opinais?
He puesto a vuestra disposición una encuesta para que me comentéis cuales pensáis que son los temas más interesantes. La idea es no cansaros con mis gustos y preferencias y que escriba más sobre lo que más os interesa.
Viendo las estadísticas de las entradas más visitadas y comentadas. creo que los temas que más os gustan son por este orden: Científico/religiosos y personales, así que supongo que seguiré basando bastante la temática por este camino, aún así, es posible que penséis que también debo centrarme más en otras cosas. La última palabra la tenéis vosotros.
También podéis comentar en esta entrada si queréis alguna cosa que pensáis que puedo cambiar, quitar o añadir para que este proyecto sea cada vez mejor.
Espero vuestros consejos y votaciones.
Un saludo.
jueves, 24 de febrero de 2011
Ciencia vs Dios
Realmente digo que me alegro mucho del interés que ha suscitado mi entrada del 22 de febrero en que denunciaba el engaño que había supuesto durante 150 años en la educación la imagen para ilustrar la evolución de los embriones de Ernst Haeckel. Mi intención al escribir en este blog es que podamos compartir opiniones respecto a varios temas y es algo muy positivo que tengamos esta oportunidad para comunicarnos y expresar nuestros puntos de vista.
Dije que tenía pensado mostrar algunas evidencias científicas que creo que apoyan la existencia de un diseñador inteligente del universo, pero hoy me gustaría centrarme en responder algunas de las opiniones y acusaciones que he recibido con respecto a mi fe cristiana.
En primer lugar, quería preguntar acerca de la acusación de demagogia que he recibido de algunos de vosotros. No niego que esté usando de esto pero realmente no soy consciente, por lo que agradecería que me explicaseis en qué sentido estoy siendo demagogo. Realmente no entiendo muy bien el significado de esta palabra, así que busqué en la R.A.E. donde encontré lo siguiente:
Demagogia.
(Del gr. δημαγωγία).
1.f. Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular.
2.f. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.
Sería muy positivo que me aclaraseis esto para intentar no volver a caer en lo mismo, pidiendo ante todo perdón por este motivo, aseguro que no he sido consciente.
Para continuar, quiero intentar contestar algunos de los puntos que me habéis comentado. Para empezar, y cosa que veréis es la base de todo esto, no comparto ni acepto como bueno todo acto realizado en nombre de Dios o de la religión. Está claro que muchos religiosos, incluso (o mejor podría decir, sobre todo), cristianos, han cometido un sinfín de atrocidades a lo largo de toda la historia, matando gente indiscriminadamente, buscando esconder y luchar contra todo adelanto científico, robando, extorsionando, y tantas y tantas cosas que se han hecho basadas en la perversidad humana y que condeno con todas mis fuerzas. No defiendo ni disculpo sus errores, no me posiciono con ellos en absoluto y reconozco que muchas veces se han cometido tremendos errores. Ante todo quiero dejar eso claro.
En este caso, me gustaría poner un ejemplo para intentar dejarlo claro. Vamos a imaginar que una persona X se mete en un colegio con un arma y comienza a matar niños indiscriminadamente. Cuando es reducido por la policía después de asesinar salvajemente a 13 criaturas, él alega que lo hizo en nombre y bajo el mandato de Miguel Ángel Pozo. Cuando la policía viniera a buscarme y en el posterior juicio, yo no aceptaría la autoría de estos crímenes bajo ningún concepto, por mucho que este señor X diga y asegure que él lo hizo en mi nombre, realmente lo hacía bajo su propio consejo y no bajo mi influencia. Lo que quiero mostrar es que no soy culpable de lo que se hace en mi nombre, sino de lo que realmente haga o influencie para que se haga.
En cuanto a la afirmación de que el evolucionismo no ha hecho daño a nadie ni ha causado guerras, me gustaría aclarar que es completamente incierto. Baste un ejemplo para ilustrarlo, Entre los años 1939 y 1945, se desarrolló la guerra más terrorífica y devastadora que el hombre haya conocido en toda su historia. La Segunda Guerra Mundial, como todos sabréis, surgió como consecuencia de la oposición de los países “aliados” en contra de la barbarie nazi, en general, y de su expansión “pangermanista” en concreto. La ideología nazi, desde un punto de vista biológico, se basaba en la evolución. Ellos pensaban que la cúspide de la mutación y adaptación biológica que llevó a la diversidad presente es el ser humano, y dentro de esta cúspide, el punto más alto es la raza aria. Por lo tanto es de suponer que en un orden lógico de las cosas, el ario debe ser el líder de entre los hombres, y no debe mezclarse con los otros seres humanos inferiores. De esta manera está justificada la matanza de más de 6 millones de judíos, así como su uso para investigaciones científicas por parte de Aribert Heim, apodado el Doctor Muerte. Yo no haré como vosotros, no acusaré a todo aquel que cree en la evolución de asesino y de antisemita, pero solamente quiero que veáis que el peligro está allí también, que la afirmación que el evolucionismo no trajo mal es completamente incierta.
Lo que me gustaría mostraros, no con estas palabras, sino con otras publicaciones que haga más adelante, es que la teología no tiene que estar en contra de las ciencias físicas, astronómicas, matemáticas, paleontológicas, etc. Que simplemente son dos ramas del conocimiento humano que pueden complementarse si se usan de una manera adecuada. Trataré de mostraros que no desprecio la ciencia como algo que tengo que ocultar porque niega la existencia de Dios, sino precisamente que veáis que esta misma ciencia de hecho afirma la existencia de un diseñador inteligente, de alguien que ha colocado todo y lo ha hecho funcionar tan perfectamente, que pensar que todo es producto del azar es un acto de fe infinitamente mayor que afirmar la existencia de un creador.
Dije que tenía pensado mostrar algunas evidencias científicas que creo que apoyan la existencia de un diseñador inteligente del universo, pero hoy me gustaría centrarme en responder algunas de las opiniones y acusaciones que he recibido con respecto a mi fe cristiana.
En primer lugar, quería preguntar acerca de la acusación de demagogia que he recibido de algunos de vosotros. No niego que esté usando de esto pero realmente no soy consciente, por lo que agradecería que me explicaseis en qué sentido estoy siendo demagogo. Realmente no entiendo muy bien el significado de esta palabra, así que busqué en la R.A.E. donde encontré lo siguiente:
Demagogia.
(Del gr. δημαγωγία).
1.f. Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular.
2.f. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.
Sería muy positivo que me aclaraseis esto para intentar no volver a caer en lo mismo, pidiendo ante todo perdón por este motivo, aseguro que no he sido consciente.
Para continuar, quiero intentar contestar algunos de los puntos que me habéis comentado. Para empezar, y cosa que veréis es la base de todo esto, no comparto ni acepto como bueno todo acto realizado en nombre de Dios o de la religión. Está claro que muchos religiosos, incluso (o mejor podría decir, sobre todo), cristianos, han cometido un sinfín de atrocidades a lo largo de toda la historia, matando gente indiscriminadamente, buscando esconder y luchar contra todo adelanto científico, robando, extorsionando, y tantas y tantas cosas que se han hecho basadas en la perversidad humana y que condeno con todas mis fuerzas. No defiendo ni disculpo sus errores, no me posiciono con ellos en absoluto y reconozco que muchas veces se han cometido tremendos errores. Ante todo quiero dejar eso claro.
En este caso, me gustaría poner un ejemplo para intentar dejarlo claro. Vamos a imaginar que una persona X se mete en un colegio con un arma y comienza a matar niños indiscriminadamente. Cuando es reducido por la policía después de asesinar salvajemente a 13 criaturas, él alega que lo hizo en nombre y bajo el mandato de Miguel Ángel Pozo. Cuando la policía viniera a buscarme y en el posterior juicio, yo no aceptaría la autoría de estos crímenes bajo ningún concepto, por mucho que este señor X diga y asegure que él lo hizo en mi nombre, realmente lo hacía bajo su propio consejo y no bajo mi influencia. Lo que quiero mostrar es que no soy culpable de lo que se hace en mi nombre, sino de lo que realmente haga o influencie para que se haga.
En cuanto a la afirmación de que el evolucionismo no ha hecho daño a nadie ni ha causado guerras, me gustaría aclarar que es completamente incierto. Baste un ejemplo para ilustrarlo, Entre los años 1939 y 1945, se desarrolló la guerra más terrorífica y devastadora que el hombre haya conocido en toda su historia. La Segunda Guerra Mundial, como todos sabréis, surgió como consecuencia de la oposición de los países “aliados” en contra de la barbarie nazi, en general, y de su expansión “pangermanista” en concreto. La ideología nazi, desde un punto de vista biológico, se basaba en la evolución. Ellos pensaban que la cúspide de la mutación y adaptación biológica que llevó a la diversidad presente es el ser humano, y dentro de esta cúspide, el punto más alto es la raza aria. Por lo tanto es de suponer que en un orden lógico de las cosas, el ario debe ser el líder de entre los hombres, y no debe mezclarse con los otros seres humanos inferiores. De esta manera está justificada la matanza de más de 6 millones de judíos, así como su uso para investigaciones científicas por parte de Aribert Heim, apodado el Doctor Muerte. Yo no haré como vosotros, no acusaré a todo aquel que cree en la evolución de asesino y de antisemita, pero solamente quiero que veáis que el peligro está allí también, que la afirmación que el evolucionismo no trajo mal es completamente incierta.
Lo que me gustaría mostraros, no con estas palabras, sino con otras publicaciones que haga más adelante, es que la teología no tiene que estar en contra de las ciencias físicas, astronómicas, matemáticas, paleontológicas, etc. Que simplemente son dos ramas del conocimiento humano que pueden complementarse si se usan de una manera adecuada. Trataré de mostraros que no desprecio la ciencia como algo que tengo que ocultar porque niega la existencia de Dios, sino precisamente que veáis que esta misma ciencia de hecho afirma la existencia de un diseñador inteligente, de alguien que ha colocado todo y lo ha hecho funcionar tan perfectamente, que pensar que todo es producto del azar es un acto de fe infinitamente mayor que afirmar la existencia de un creador.
miércoles, 23 de febrero de 2011
La perla rota
Hagamos un ejercicio de imaginación. Cuarenta años han pasado en nuestra ciudad. La nieve ha seguido cayendo en invierno, las estaciones han continuado su curso, el mundo ha seguido cambiando, nosotros mismos hemos ido envejeciendo.
Hemos envejecido, y hoy dedicamos la soleada tarde de domingo a pasear por las ruinas de la ciudad de Béjar, por las calles que nos vieron crecer, que nos enseñaron a madurar, que nos hicieron caer y nos alentaron a levantar, por aquellas que nos acogieron cálidamente en la desnuda ignorancia del nacimiento y nos enseñaron a vivir, aquellas que, seguramente, disten mucho de ser las mejores, pero son las nuestras.
Y paseando, recordamos el pasado de Béjar viendo sus calles maltrechas, los restos apenas reconocibles de la antaño orgullosa ciudad textil, del ducado de un grande de España, de la perla roja de Castilla, de la cuna de grandes pensadores, de deportistas, de sabios, de ilustres artistas, de músicos, de humoristas, de ministros. Con sus telas abastecía a España de lanas, en sus calles se libraron revoluciones gloriosas, de ella se supo por su proverbial riqueza, albergó a una de las mayores juderías de Castilla, miró frente a frente a las ahora mayores ciudades de nuestro país, y les sostuvo la mirada.
Pero estas ruinas, que hablan de poder y gloria, nos hacen llorar de desesperación. Apenas son piedras derruidas, el paisaje imponente que recordábamos de niños fue suplantado por enormes edificios insulsos y desnudos, sin más honra que la horrenda ambición humana. Sus palacios, fábricas, murallas, calles fueron abandonados a las ratas y a la podredumbre. Vimos con nuestros propios ojos y sin mover un solo dedo cómo caían, roca a roca, inexorablemente, y ni nos molestamos en apartar las piedras de la calle.
Béjar tuvo orgullo, tuvo belleza exuberante, tuvo historia, tuvo gloria. Ya nada queda de aquello salvo el recuerdo.
Sus jóvenes tuvieron que irse buscando pan dejando atrás su corazón. La que fuera hogar de miles de familias trabajadoras se transformó en un geriátrico cuyos ocupantes fueron cayendo como las hojas secas en otoño. Los ruidos de los niños jugando en los parques fueron sustituidos por el silencio más sepulcral. El turismo que pudo atraer la rica historia bejarana murió. Solo quedó una Cáparra sin valor envuelta en mastodónticos y horribles edificios vacíos. La ciudad se transformó en pueblo, y el pueblo en ruina. La vida se extinguió y no se supo más de ella.
Al ver la maleza cubriendo la ruina de las murallas, imaginamos que aquello es parecido a como estaba en tiempos en que Béjar fue tomada por los bereberes. Al ver al ganado pastando en plena Corredera, pensamos que así sería cuando aún poblaban nuestra tierra los Vettones, cuatro siglos antes de nuestra era. Parece como si la historia volviera a comenzar, parece que por nuestra estupidez y nuestra vaciedad hemos dejado escapar más de dos milenios de historia, sin sacar nada más que dolor y la consciencia de nuestra derrota y nuestra sepultura. Como pudimos ver en nuestros libros de historia cuando éramos niños, nuestros ojos son testigos de cómo el ciclo que atrapó a otras grandes joyas de la antigüedad nos engulle. Como ocurrió con los templos egipcios, con las colonias griegas, con el férreo control romano, y con tantos y tantos otros, después de nuestra gloria vino nuestra desgracia, y después, el olvido. Y todo por nuestra ineptitud.
Y lloramos por haber perdido nuestra tierra. Heredamos un paraíso y dejamos en herencia una yerma tierra, sin más consuelo que la memoria. Fuimos cómplices de cómo vendieron nuestras raíces a forasteros con vanas promesas, contribuimos a hacer de Béjar un campo de batalla entre colores que solo buscaban destruir los de nuestros montes, y cambiarlos por el vacuo gris, que únicamente ansiaban expoliarla. Y ahora nos lamentamos amargamente. Nos preocupamos más por buscar enemigos entre nosotros, culparnos unos a otros sin pararnos a razonar ni a pensar que por el bien y el progreso de la ciudad. Nos interesaba más ver a nuestros hermanos como enemigos y procurar acabar con ellos con mentiras y falsedades para acallar nuestra frustración por estar perdiéndolo todo que reconocer que no podemos hacerlo sin ellos y apoyarnos. Dimos prioridad a las ideas que nos vendieron extraños antes que a nuestro corazón. Y acabamos pagándolo.
Porque lo cierto es que sí tuvimos oportunidad de cesar esta atrocidad, en nuestras manos estuvo el atar las zarpas de los que querían robarnos, el conservar la vida y la belleza de nuestro entorno, el salvar el recuerdo de nuestros padres, el conseguir reaccionar ante la muerte de nuestra historia física, de nuestras fábricas, palacios, jardines históricos, la judería, las murallas, las antiguas calles cargadas de recuerdo vivo, el no rendidos ante el monstruo que devoraba nuestro trabajo y nuestro pan y obligaba a nuestros hijos a huir de su tierra.
“Si solo me hubiera dado cuenta antes”, nos decimos, derrotados. “Si hubiera conservado la fe en mi tierra, en la que recuerdo, en la verde, en su historia, en la orgullosa, en la grande.”
“Si hubiera pretendido dejar la mejor herencia a mis nietos, en lugar de permitir esta destrucción. Si hubiera apreciado la herencia de mis padres, no como un objeto que se compra y se vende, sino como la propiedad de mis hijos. Si no hubiera preferido estar de brazos cruzados mientras veía día a día, año a año, cómo destruían los colores de los montes que antaño me recibían cada mañana. Si no hubiera admitido estos pactos con el maligno y hubiera luchado por mi tierra y por mi alma...” Y estas lágrimas no nos salvarán de nuestra ruina. Hemos perdido la partida, agotado las monedas. Jamás volveremos a jugar. Solo quedará el dulce pasado y la amargura presente.
Y al volver de nuestro viaje imaginario, podemos ver que aún estamos a tiempo, que podemos luchar. Que nuestra tierra sigue siendo verde, que podemos hacer que nuestros nietos se sientan tan orgullosos de sus raíces como lo estuvieron nuestros abuelos.
Pero solo lo lograremos si conseguimos que no se cumpla este futuro. Si reaccionamos con determinación y unidad. Si dejamos de rendir cuentas a los colores que nos han sido impuestos desde afuera y que reclaman nuestra ruina mediante mentiras. Si dejamos de lado nuestra guerra fratricida para tratar de salir a flote. Si dejamos de tirar piedras a nuestros tejados por órdenes de afuera. Si, como un solo hombre, nos unimos para rescatar nuestra historia y nuestro recuerdo, tanto el físico como el cultural, dando honor a la ciudad de Béjar, Muy Noble, Muy Leal, Liberal y Heroica. Si no dejamos que nuestro verde manto caiga en manos de especuladores destructores de bosques, si no abandonamos a nuestra juventud y no los obligamos a abandonar su hogar por la incompetencia y la desidia de quienes deben velar por su bien.
Estamos a tiempo de recuperar nuestro papel de cabeza comarcal que tuvimos, debemos lograr una sanidad digna, una buena educación para nuestros hijos, tenemos que unirnos para que todo el mundo sepa que Béjar no ha muerto, que aún se puede invertir en nuestra tierra sin tener que destruir nuestros montes, que la riqueza de nuestro patrimonio volverá a resplandecer, que nos negamos a aceptar el futuro que nuestros ojos auguran. Porque yo creo que si nos deshacemos de las etiquetas y prejuicios que nos hemos ido poniendo, salvo de la de “bejaranos”, y comprendemos la fuerza que podemos tener todos juntos, lograremos ahuyentar el fantasma del fracaso y de la ruina que nos asola.
Este será nuestro futuro si no reaccionamos, inexorablemente así será nuestro mañana.
Seguramente ha habido mucho que se ha podido hacer en el pasado y no se ha hecho. Está claro que ya se ha causado mucho mal a Béjar, podemos ver calles de la zona histórica completamente abandonadas a su suerte, y cómo poco a poco van cayendo. Podemos sentirnos abatidos al ver que, tal y como está nuestra ciudad, el futuro que hemos imaginado está más cerca incluso que los cuarenta años que dimos de plazo. Podemos pensar que no llegamos a tiempo para salvarla. Mucho hemos perdido por este camino que hemos elegido vivir, demasiado tiempo hemos andado por la senda que conduce a la destrucción. Estamos a tiempo de evitarlo, estamos a tiempo de rescatarnos, estamos a tiempo de dar a nuestros descendientes la mejor herencia.
Hemos envejecido, y hoy dedicamos la soleada tarde de domingo a pasear por las ruinas de la ciudad de Béjar, por las calles que nos vieron crecer, que nos enseñaron a madurar, que nos hicieron caer y nos alentaron a levantar, por aquellas que nos acogieron cálidamente en la desnuda ignorancia del nacimiento y nos enseñaron a vivir, aquellas que, seguramente, disten mucho de ser las mejores, pero son las nuestras.
Y paseando, recordamos el pasado de Béjar viendo sus calles maltrechas, los restos apenas reconocibles de la antaño orgullosa ciudad textil, del ducado de un grande de España, de la perla roja de Castilla, de la cuna de grandes pensadores, de deportistas, de sabios, de ilustres artistas, de músicos, de humoristas, de ministros. Con sus telas abastecía a España de lanas, en sus calles se libraron revoluciones gloriosas, de ella se supo por su proverbial riqueza, albergó a una de las mayores juderías de Castilla, miró frente a frente a las ahora mayores ciudades de nuestro país, y les sostuvo la mirada.
Pero estas ruinas, que hablan de poder y gloria, nos hacen llorar de desesperación. Apenas son piedras derruidas, el paisaje imponente que recordábamos de niños fue suplantado por enormes edificios insulsos y desnudos, sin más honra que la horrenda ambición humana. Sus palacios, fábricas, murallas, calles fueron abandonados a las ratas y a la podredumbre. Vimos con nuestros propios ojos y sin mover un solo dedo cómo caían, roca a roca, inexorablemente, y ni nos molestamos en apartar las piedras de la calle.
Béjar tuvo orgullo, tuvo belleza exuberante, tuvo historia, tuvo gloria. Ya nada queda de aquello salvo el recuerdo.
Sus jóvenes tuvieron que irse buscando pan dejando atrás su corazón. La que fuera hogar de miles de familias trabajadoras se transformó en un geriátrico cuyos ocupantes fueron cayendo como las hojas secas en otoño. Los ruidos de los niños jugando en los parques fueron sustituidos por el silencio más sepulcral. El turismo que pudo atraer la rica historia bejarana murió. Solo quedó una Cáparra sin valor envuelta en mastodónticos y horribles edificios vacíos. La ciudad se transformó en pueblo, y el pueblo en ruina. La vida se extinguió y no se supo más de ella.
Al ver la maleza cubriendo la ruina de las murallas, imaginamos que aquello es parecido a como estaba en tiempos en que Béjar fue tomada por los bereberes. Al ver al ganado pastando en plena Corredera, pensamos que así sería cuando aún poblaban nuestra tierra los Vettones, cuatro siglos antes de nuestra era. Parece como si la historia volviera a comenzar, parece que por nuestra estupidez y nuestra vaciedad hemos dejado escapar más de dos milenios de historia, sin sacar nada más que dolor y la consciencia de nuestra derrota y nuestra sepultura. Como pudimos ver en nuestros libros de historia cuando éramos niños, nuestros ojos son testigos de cómo el ciclo que atrapó a otras grandes joyas de la antigüedad nos engulle. Como ocurrió con los templos egipcios, con las colonias griegas, con el férreo control romano, y con tantos y tantos otros, después de nuestra gloria vino nuestra desgracia, y después, el olvido. Y todo por nuestra ineptitud.
Y lloramos por haber perdido nuestra tierra. Heredamos un paraíso y dejamos en herencia una yerma tierra, sin más consuelo que la memoria. Fuimos cómplices de cómo vendieron nuestras raíces a forasteros con vanas promesas, contribuimos a hacer de Béjar un campo de batalla entre colores que solo buscaban destruir los de nuestros montes, y cambiarlos por el vacuo gris, que únicamente ansiaban expoliarla. Y ahora nos lamentamos amargamente. Nos preocupamos más por buscar enemigos entre nosotros, culparnos unos a otros sin pararnos a razonar ni a pensar que por el bien y el progreso de la ciudad. Nos interesaba más ver a nuestros hermanos como enemigos y procurar acabar con ellos con mentiras y falsedades para acallar nuestra frustración por estar perdiéndolo todo que reconocer que no podemos hacerlo sin ellos y apoyarnos. Dimos prioridad a las ideas que nos vendieron extraños antes que a nuestro corazón. Y acabamos pagándolo.
Porque lo cierto es que sí tuvimos oportunidad de cesar esta atrocidad, en nuestras manos estuvo el atar las zarpas de los que querían robarnos, el conservar la vida y la belleza de nuestro entorno, el salvar el recuerdo de nuestros padres, el conseguir reaccionar ante la muerte de nuestra historia física, de nuestras fábricas, palacios, jardines históricos, la judería, las murallas, las antiguas calles cargadas de recuerdo vivo, el no rendidos ante el monstruo que devoraba nuestro trabajo y nuestro pan y obligaba a nuestros hijos a huir de su tierra.
“Si solo me hubiera dado cuenta antes”, nos decimos, derrotados. “Si hubiera conservado la fe en mi tierra, en la que recuerdo, en la verde, en su historia, en la orgullosa, en la grande.”
“Si hubiera pretendido dejar la mejor herencia a mis nietos, en lugar de permitir esta destrucción. Si hubiera apreciado la herencia de mis padres, no como un objeto que se compra y se vende, sino como la propiedad de mis hijos. Si no hubiera preferido estar de brazos cruzados mientras veía día a día, año a año, cómo destruían los colores de los montes que antaño me recibían cada mañana. Si no hubiera admitido estos pactos con el maligno y hubiera luchado por mi tierra y por mi alma...” Y estas lágrimas no nos salvarán de nuestra ruina. Hemos perdido la partida, agotado las monedas. Jamás volveremos a jugar. Solo quedará el dulce pasado y la amargura presente.
Y al volver de nuestro viaje imaginario, podemos ver que aún estamos a tiempo, que podemos luchar. Que nuestra tierra sigue siendo verde, que podemos hacer que nuestros nietos se sientan tan orgullosos de sus raíces como lo estuvieron nuestros abuelos.
Pero solo lo lograremos si conseguimos que no se cumpla este futuro. Si reaccionamos con determinación y unidad. Si dejamos de rendir cuentas a los colores que nos han sido impuestos desde afuera y que reclaman nuestra ruina mediante mentiras. Si dejamos de lado nuestra guerra fratricida para tratar de salir a flote. Si dejamos de tirar piedras a nuestros tejados por órdenes de afuera. Si, como un solo hombre, nos unimos para rescatar nuestra historia y nuestro recuerdo, tanto el físico como el cultural, dando honor a la ciudad de Béjar, Muy Noble, Muy Leal, Liberal y Heroica. Si no dejamos que nuestro verde manto caiga en manos de especuladores destructores de bosques, si no abandonamos a nuestra juventud y no los obligamos a abandonar su hogar por la incompetencia y la desidia de quienes deben velar por su bien.
Estamos a tiempo de recuperar nuestro papel de cabeza comarcal que tuvimos, debemos lograr una sanidad digna, una buena educación para nuestros hijos, tenemos que unirnos para que todo el mundo sepa que Béjar no ha muerto, que aún se puede invertir en nuestra tierra sin tener que destruir nuestros montes, que la riqueza de nuestro patrimonio volverá a resplandecer, que nos negamos a aceptar el futuro que nuestros ojos auguran. Porque yo creo que si nos deshacemos de las etiquetas y prejuicios que nos hemos ido poniendo, salvo de la de “bejaranos”, y comprendemos la fuerza que podemos tener todos juntos, lograremos ahuyentar el fantasma del fracaso y de la ruina que nos asola.
Este será nuestro futuro si no reaccionamos, inexorablemente así será nuestro mañana.
Seguramente ha habido mucho que se ha podido hacer en el pasado y no se ha hecho. Está claro que ya se ha causado mucho mal a Béjar, podemos ver calles de la zona histórica completamente abandonadas a su suerte, y cómo poco a poco van cayendo. Podemos sentirnos abatidos al ver que, tal y como está nuestra ciudad, el futuro que hemos imaginado está más cerca incluso que los cuarenta años que dimos de plazo. Podemos pensar que no llegamos a tiempo para salvarla. Mucho hemos perdido por este camino que hemos elegido vivir, demasiado tiempo hemos andado por la senda que conduce a la destrucción. Estamos a tiempo de evitarlo, estamos a tiempo de rescatarnos, estamos a tiempo de dar a nuestros descendientes la mejor herencia.
martes, 22 de febrero de 2011
¡Mentira!
Yo creo en Dios, esto es algo que jamás he tratado de ocultar y que más de una vez me ha traído problemas. Hay gente que me ha tomado por poco inteligente y ha habido otros que me han confesado abiertamente que no entienden como alguien tan inteligente como yo, cosa que dudo, puede creer los mitos que aparecen en la Biblia.
Recuerdo cómo, en el instituto, el hecho de ser cristiano me llevaba a estar en contra de lo que nos enseñaban los profesores. Desde pequeños, nos enseñaron que la creencia en un ser superior ya no es necesaria, no solamente esto, sino que realmente es poco menos que una tontería. La teoría de la Evolución de Darwin nos ha sido enseñado como un hecho científico, a pesar de ser una teoría, para nada demostrada, que trata de explicar la existencia de todo lo que existe sin vernos en la obligación de recurrir a ningún ser superior.
No digo que este intento de la explicación de la naturaleza sea buena o mala, eso es algo de lo que intentaré hablar más adelante. Pero me gustaría hoy denunciar algo de lo que recientemente me he enterado, y realmente me ha indignado mucho. Algo que me parece vergonzoso es que para tratar de demostrar esta teoría se recurra a mentiras. Y hoy quiero hablaros de una mentira que he sufrido en mis propias carnes. Recuerdo en mis clases de filosofía en la Escuela de Artes y Oficios de Salamanca, cómo el profesor organizaba debates, Creación contra Evolución, en la que los contendientes eran toda la clase, incluido el profesor, contra mí.
Como muchos de vosotros habréis visto en la imagen y habréis reconocido, quiero hablar de una de las principales pruebas en favor de la evolución, quiero hablar de “Los bocetos de embriones de Ernst Haeckel”.
La idea de este cuadro, es demostrar que en la fase embrionaria más primaria de los animales, se puede reproducir la manera en que los diferentes seres vivos tenemos un ancestro común y que a lo largo de los millones de años nos hemos ido diferenciando de la misma manera que podemos ver en los embriones, que van tomando las diferentes formas partiendo de una misma base embrionaria. Es algo así como una muestra express de la Evolución. Esta prueba es algo inequívoco que nos muestra que la Evolución es más que una teoría y que todos los que piensan que hay razón para creer en un diseñador universal realmente están equivocados y solamente creen en Dios porque son seres débiles que no saben aceptar la realidad y necesitan una esperanza para poder afrontar la crudeza de la vida.
Pues bien, y aquí llega mi indignación. Todo este cuadro, esta suposición de que podemos encontrar las secuelas de nuestro ancestro común en las fase más básica de los embriones de las diferentes especies animales es una gran mentira. Un engaño, un fraude, una distorsión de la realidad para servir a un fin.
Nuestro amigo, el señor Haeckel, usó el mismo grabado para imprimir todos los embriones porque estaba tan seguro de su tesis que no creyó necesario que tuviera que dibujarlos separados. Ya en 1860, cuando Ernst presentó los resultados de su investigación, sus colegas le acusaron de fraude. Pero lo más grave es que hoy en día esto se sigue enseñando a los chicos. Se sigue enseñando como real algo que ya hace 150 años se sabe que es mentira. Debajo os enseño las imágenes reales de estos mismos embriones y su crecimiento para que veáis hasta qué punto llega el engaño.
Y esto es lo que realmente me ha indignado, lo que me ha hecho enfadar. ¿Cómo es posible que tantos años después, se siga enseñando esto como un hecho científico, comprobado y prueba de la evolución?. ¿Cómo se puede estar engañando a los estudiantes, a las nuevas generaciones con mentiras tan abiertas, sabiendo que lo son, únicamente para que crean como cierta y como ley científica una teoría?.
En el momento que yo me enteré de esto, realmente me enfurecí, me indigné, no sé expresar francamente lo que sentí, pero realmente considero esto como el “equivalente académico a un asesinato”. Cosa que se sigue haciendo hoy en día. Tendríamos que preguntarnos qué clase de educación nos intenta engañar para adoctrinarnos en la idea que compartía al principio, que es una tontería la creencia en Dios.
Recuerdo cómo, en el instituto, el hecho de ser cristiano me llevaba a estar en contra de lo que nos enseñaban los profesores. Desde pequeños, nos enseñaron que la creencia en un ser superior ya no es necesaria, no solamente esto, sino que realmente es poco menos que una tontería. La teoría de la Evolución de Darwin nos ha sido enseñado como un hecho científico, a pesar de ser una teoría, para nada demostrada, que trata de explicar la existencia de todo lo que existe sin vernos en la obligación de recurrir a ningún ser superior.
No digo que este intento de la explicación de la naturaleza sea buena o mala, eso es algo de lo que intentaré hablar más adelante. Pero me gustaría hoy denunciar algo de lo que recientemente me he enterado, y realmente me ha indignado mucho. Algo que me parece vergonzoso es que para tratar de demostrar esta teoría se recurra a mentiras. Y hoy quiero hablaros de una mentira que he sufrido en mis propias carnes. Recuerdo en mis clases de filosofía en la Escuela de Artes y Oficios de Salamanca, cómo el profesor organizaba debates, Creación contra Evolución, en la que los contendientes eran toda la clase, incluido el profesor, contra mí.
Como muchos de vosotros habréis visto en la imagen y habréis reconocido, quiero hablar de una de las principales pruebas en favor de la evolución, quiero hablar de “Los bocetos de embriones de Ernst Haeckel”.
La idea de este cuadro, es demostrar que en la fase embrionaria más primaria de los animales, se puede reproducir la manera en que los diferentes seres vivos tenemos un ancestro común y que a lo largo de los millones de años nos hemos ido diferenciando de la misma manera que podemos ver en los embriones, que van tomando las diferentes formas partiendo de una misma base embrionaria. Es algo así como una muestra express de la Evolución. Esta prueba es algo inequívoco que nos muestra que la Evolución es más que una teoría y que todos los que piensan que hay razón para creer en un diseñador universal realmente están equivocados y solamente creen en Dios porque son seres débiles que no saben aceptar la realidad y necesitan una esperanza para poder afrontar la crudeza de la vida.
Pues bien, y aquí llega mi indignación. Todo este cuadro, esta suposición de que podemos encontrar las secuelas de nuestro ancestro común en las fase más básica de los embriones de las diferentes especies animales es una gran mentira. Un engaño, un fraude, una distorsión de la realidad para servir a un fin.
Nuestro amigo, el señor Haeckel, usó el mismo grabado para imprimir todos los embriones porque estaba tan seguro de su tesis que no creyó necesario que tuviera que dibujarlos separados. Ya en 1860, cuando Ernst presentó los resultados de su investigación, sus colegas le acusaron de fraude. Pero lo más grave es que hoy en día esto se sigue enseñando a los chicos. Se sigue enseñando como real algo que ya hace 150 años se sabe que es mentira. Debajo os enseño las imágenes reales de estos mismos embriones y su crecimiento para que veáis hasta qué punto llega el engaño.
Y esto es lo que realmente me ha indignado, lo que me ha hecho enfadar. ¿Cómo es posible que tantos años después, se siga enseñando esto como un hecho científico, comprobado y prueba de la evolución?. ¿Cómo se puede estar engañando a los estudiantes, a las nuevas generaciones con mentiras tan abiertas, sabiendo que lo son, únicamente para que crean como cierta y como ley científica una teoría?.
En el momento que yo me enteré de esto, realmente me enfurecí, me indigné, no sé expresar francamente lo que sentí, pero realmente considero esto como el “equivalente académico a un asesinato”. Cosa que se sigue haciendo hoy en día. Tendríamos que preguntarnos qué clase de educación nos intenta engañar para adoctrinarnos en la idea que compartía al principio, que es una tontería la creencia en Dios.
lunes, 21 de febrero de 2011
Cómo cazar un lobo
En el ártico, hay una tribu de esquimales que han encontrado un método impresionantemente sencillo y eficaz para cazar lobos.
Lo primero que tienen que hacer es afilar un cuchillo con ahínco, el filo tiene que estar muy trabajado. Después deben cazar una foca (cazar focas es relativamente fácil, a diferencia de cazar lobos, que es mucho más complicado y, por supuesto, peligroso). El siguiente paso del proceso es mojar el filo del cuchillo en la sangre de la foca hasta que esté bien empapado, después lo sacan y esperan a que se congele, a continuación repiten lo mismo varias veces más, de tal manera que al final habrá varias capas de sangre de foca congelada recubriendo el afilado filo del cuchillo. Un sangriento “polo” que entierran en la nieve, en algún lugar que sepan que pasan lobos, de tal manera que el filo quede afuera de la nieve. La idea es que el “helado para lobos” quede al descubierto y sea lo más accesible posible para las bestias. Entonces se vuelven a sus casas.
Un lobo llega atraído por el irresistible olor de la sangre en el cuchillo. Para el lobo aquello es un regalo. Lo huele más detenidamente. Realmente es sangre buena, apta para alegrarle la tarde. Comienza a lamer el sorbete de sangre de foca. Le gusta. Conforme sigue lamiendo, su placer va creciendo, al mismo ritmo que su lengua se va enfriando, y, por lo tanto, comienza a perder la sensibilidad.
Después de un rato lamiendo la sangre de la foca, llega al cuchillo tan cuidadosamente afilado. Y entonces es cuando, aunque él no lo sepa, el lobo firma su sentencia de muerte. Con la lengua completamente insensibilizada, roza el filo del cuchillo, corta su propia lengua, y comienza a sangrar. En un principio, para él es una alegría encontrar al fin sangre caliente que corre por su garganta, aparentemente dando nuevas fuerzas a su cuerpo. El descubrimiento de la sangre caliente le da más ansia por seguir lamiendo el manjar que acaba de convertirse en algo aún mejor. Al tiempo que la nueva y caliente sangre llena su estomago, se vacían sus venas, y poco a poco el lobo nota cómo las fuerzas que aparentemente le daba el festín de sangre que se estaba dando le abandonan, dejándolo cada vez más cansado, cada vez más somnoliento, cada vez más derrotado.
Sus últimos pensamientos son de lo rica que está la sangre caliente, de la siesta tan merecida que se va a echar.
El esquimal vuelve al día siguiente, él sabe que su lobo estará ahí, muerto. El lobo sencillamente no puede escapar a esta trampa. Su propia naturaleza le obliga a morir saboreando su propia sangre. No tiene escapatoria.
Lo primero que tienen que hacer es afilar un cuchillo con ahínco, el filo tiene que estar muy trabajado. Después deben cazar una foca (cazar focas es relativamente fácil, a diferencia de cazar lobos, que es mucho más complicado y, por supuesto, peligroso). El siguiente paso del proceso es mojar el filo del cuchillo en la sangre de la foca hasta que esté bien empapado, después lo sacan y esperan a que se congele, a continuación repiten lo mismo varias veces más, de tal manera que al final habrá varias capas de sangre de foca congelada recubriendo el afilado filo del cuchillo. Un sangriento “polo” que entierran en la nieve, en algún lugar que sepan que pasan lobos, de tal manera que el filo quede afuera de la nieve. La idea es que el “helado para lobos” quede al descubierto y sea lo más accesible posible para las bestias. Entonces se vuelven a sus casas.
Un lobo llega atraído por el irresistible olor de la sangre en el cuchillo. Para el lobo aquello es un regalo. Lo huele más detenidamente. Realmente es sangre buena, apta para alegrarle la tarde. Comienza a lamer el sorbete de sangre de foca. Le gusta. Conforme sigue lamiendo, su placer va creciendo, al mismo ritmo que su lengua se va enfriando, y, por lo tanto, comienza a perder la sensibilidad.
Después de un rato lamiendo la sangre de la foca, llega al cuchillo tan cuidadosamente afilado. Y entonces es cuando, aunque él no lo sepa, el lobo firma su sentencia de muerte. Con la lengua completamente insensibilizada, roza el filo del cuchillo, corta su propia lengua, y comienza a sangrar. En un principio, para él es una alegría encontrar al fin sangre caliente que corre por su garganta, aparentemente dando nuevas fuerzas a su cuerpo. El descubrimiento de la sangre caliente le da más ansia por seguir lamiendo el manjar que acaba de convertirse en algo aún mejor. Al tiempo que la nueva y caliente sangre llena su estomago, se vacían sus venas, y poco a poco el lobo nota cómo las fuerzas que aparentemente le daba el festín de sangre que se estaba dando le abandonan, dejándolo cada vez más cansado, cada vez más somnoliento, cada vez más derrotado.
Sus últimos pensamientos son de lo rica que está la sangre caliente, de la siesta tan merecida que se va a echar.
El esquimal vuelve al día siguiente, él sabe que su lobo estará ahí, muerto. El lobo sencillamente no puede escapar a esta trampa. Su propia naturaleza le obliga a morir saboreando su propia sangre. No tiene escapatoria.
sábado, 19 de febrero de 2011
Mene, Mene, Tekel, Uparsin
Los instrumentos más exóticos sonaban, tocados por los más virtuosos de todos los confines del imperio de Beltsasar, Gran Rey de los babilonios, y del mundo. El fastuoso palacio construido por Nabucodonosor el Grande era testigo de una de las mayores fiestas de las que se tenía memoria. Miles eran los invitados de entre los príncipes de todas las regiones del gran imperio que se extendía allá donde la razón daba cabida. Los líderes de cientos de pueblos subyugados por el poder de La Rosa, celebraban en aquel día el formar parte de la corte de Beltsasar, y lo celebraban con los manjares más exquisitos, con la presencia de las doncellas más bellas del imperio, escogidas de entre las más preciosas mujeres de cada nación, con la mejor música, servían el vino en los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor mandó expoliar del templo de Jerusalén. Incluso habían traído para que les acompañasen a los dioses de oro, de plata, de bronce, de madera y de piedra para que fueran testigos de la gloria del rey y para que los príncipes vieran la honra que los mismos dioses habían dado al emperador.
Era una fiesta en las que estás obligado a divertirte. Los terciopelos más exquisitos, las mejores sedas, las joyas más caras, los mejores licores, todo era poco para la celebración del Gran Rey. Hinchado de sí mismo, el propio Beltsasar bebía y bailaba sin parar, luciendo en cada salto y en cada caída, producto del vino, su enorme barriga y su poca vergüenza.
Hubo un momento, en pleno éxtasis alcohólico, satírico y sexual, en que uno de los sirvientes tuvo la mala suerte de estar en la trayectoria del rey en plena espectacular caída etílica. El gordo emperador, reunió toda la dignidad que le quedaba, pese a la aparatosidad de la caída, y en pleno ataque de risas de los asistentes, mandó matar al sirviente, había derramado un poco de vino sobre la preciosa seda del traje real. El pobre sirviente egipcio falleció al momento desangrado al haberle cortado las manos un guardia también borracho. Su sangre sirvió de manjar líquido para el rey y su familia.
En una de las estancias del palacio, un grupo de siervos reales procedentes de la conquistada Israel, intentaban mantener una conversación normal, tratando de permanecer ajenos a la brutalidad y al ansia de exceso que reinaba en el gran comedor que acogía aquella debacle. Los judíos, liderados por Daniel, habían sido raptados cuando eran niños, castrados para que el rey pudiera confiar plenamente en ellos, y puestos entre la servidumbre real. Daniel, había demostrado sobradamente al padre de Beltsasar, Nabucodonosor, en numerosas ocasiones, que era alguien en quien se podía confiar y que el mismo Dios de los cielos estaba con él. De hecho, Daniel fue de gran influencia sobre el padre del rey y éste le llegó a amar como a un hijo. Pero a su muerte, el joven Beltsasar solamente supo entregarse a la lujuria y al exceso. Pensaba que el imperio que regía existía para satisfacer su barriga, y así actuaba.
De repente, un silencio sepulcral llenó el palacio. Los ancianos hebreos dejaron de hablar y pusieron toda su atención en qué había ocurrido para justificar aquel cambio en los invitados a la fiesta. Instantes antes, el griterío era ensordecedor. Y ahora, hasta la música había enmudecido.
Por el pasillo se oyeron voces de un hombre que llamaba a gritos y con un tono bastante impaciente a los magos, a los caldeos y a los adivinos. Los jóvenes se miraron. Algo iba mal. Lo podían sentir en el ambiente.
En muchas otras ocasiones, cuando las cosas se ponían feas,había habido algo que les había venido realmente bien, y no solamente para calmar los nervios. Habían orado. Habían pedido ayuda al dios de sus padres. Sabían que les escuchaba, que en todo momento estaba preparado para ayudarlos. Así que se arrodillaron y, guiados por Daniel, comenzaron a alabar a Adonai y a pedirle que les ayudara en aquella hora, sin duda, siniestra.
Una hora después, un guarda abrió toscamente la puerta de la sala donde estaban los israelitas. El rey hacía llamar a Daniel por consejo de la reina. Daniel miró con nerviosismo a sus amigos. Probablemente, aquella era la última vez que los veía. Una llamada directa del rey significaba que o le impresionabas en sobremanera o él mismo bebería tu sangre. Y eso solía pasar en circunstancias normales, en aquel momento el rey estaba completamente borracho, y eso solo incrementaba las posibilidades de una muerte dolorosa. Pero Daniel sabía que su vida no dependía únicamente de los caprichos del emperador, por mucho poder que tuviese. Daniel confiaba en el dios que le había liberado en otras ocasiones durante tantos años en que había servido en tierra extranjera, sabía que sin su aprobación Beltsasar no le rozaría un pelo. Así que irguió la cabeza y siguió al guardia en dirección al comedor donde se celebraba el banquete.
El olor a perfumes caros, mezclados con alcohol, sudor y sangre inundaron las fosas nasales del anciano sirviente. Realmente aquello era vomitivo y Daniel seguía sin comprender en qué medida este tipo de celebraciones eran tan famosas y apreciadas por todo el imperio. Para él, aquello simplemente era repugnante.
Al cruzar las cortinas de seda negra que flanqueaban la entrada, lo primero que vio fue que todos los invitados estaban apiñados contra una pared del gran comedor, en el medio estaban el rey y su mujer. A su alrededor, yacían los cadáveres de los magos, los caldeos y los adivinos. La sangre regaba todo alrededor. Juntos, todos miraban fijamente a la otra pared. Daniel miró y vio sobre los adoquines con escenas de guerra de Nabucodonosor que adornaban la pared practicada una gran inscripción.
“Supongo que serás Daniel, de los que fueron traídos cautivos de Judea por mi padre. Jamás te ví, pero tengo entendido que mi padre te tenía en gran estima. “ El rey, con una clara palidez, era obvio que lo estaba pasando realmente mal. Se le veía francamente asustado por la inscripción, a lo que había que sumar que se encontraba en un estado de embriaguez bastante importante. “He oído de labios de mi mujer que el espíritu de los dioses santos descansa en ti, y que mi padre halló en ti entendimiento, sabiduría y luz. Y ahora, en medio de nuestra celebración, una gran mano ha aparecido con un gran destello y ha escrito esa inscripción en la pared. Llamé a mis adivinadores, magos y caldeos y ninguno supo de donde venía o qué quería decir. Así que te ofrezco lo mismo que les ofrecí a ellos. Si eres capaz de averiguar qué pone en la inscripción, así como de interpretarla, pondré un collar de oro en tu cuello y una capa púrpura sobre tus hombros, y tú serás señor del reino, después de mi reina y de mí mismo. Si no eres capaz de satisfacerme, entonces de nada me vales y tu cuerpo yacerá como el de los falsos videntes y astrólogos que acaban de morir.”
Daniel era consciente de la amenaza que pesaba sobre su cabeza, así que se dio la vuelta y contempló la escritura que había en la pared. Mientras miraba la pared, pidió con todas sus fuerzas a su dios que lo ayudara en aquella ocasión como había hecho en las anteriores. Francamente, Daniel estaba aterrado, pero debía permanecer entero delante del rey. La amenaza era tan real que sus pies estaban encharcados de la sangre de sus predecesores.
“Tus dones sean para ti, y da las recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.” Daniel no podía creer que esas palabras estuvieran saliendo de su boca, estaba claro que Yahweh había decidido escuchar su plegaria, era como si no fuera dueño de sus labios. “El Dios Altísimo, oh rey, le dio a tu padre la gloria, la honra y el poder sobre todo el mundo. Tenía la autoridad de quitarle la vida a quién quería y dársela a quién le placía. Pero su corazón se enorgulleció y olvidó quién le entregó todo, pensó que el mundo le pertenecía para servirle y mi dios le quitó la capacidad de razonar. Estuvo conviviendo con los animales como un vulgar asno y privado de su reino hasta que supo reconocer que si algo tenía era porque Dios mismo se lo había entregado, y que quién realmente pone y quita a placer es él mismo y no un rey. Y tú, su hijo, Beltsasar, jamás has bajado la mirada de tu propia barbilla. Piensas que tienes poder de quitar la vida a tu voluntad, piensas que no ocurrirá nada por usar los vasos del templo de Dios para beber vino y emborracharte junto a tus concubinas y prostitutas. No aprecias la vida de tus propios sirvientes y rindes culto a muñecos de oro, de plata y de madera. Mientras, al dios que te dio la vida y que te mantiene, el dios en cuya mano están todos los caminos, le desprecias. Él mismo envió esa mano que rubricó tu final en la celebración de tu desgracia. Y los trazos que ves en la pared se leen como: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
El significado de Mene es: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. El significado de Tekel es: Has sido pesado en balanza, y hallado falto. Y el significado de PERES es: Tu reino ha sido roto, y ha sido dado a los medos y a los persas.
Espero haber satisfecho las expectativas de mi rey, pues todo lo que me ha pedido, se lo he revelado.”
El rey miraba pálido, con los ojos y la boca abiertos hasta extremos casi grotescos y con problemas para sostenerse en pie. En lo más profundo de su corazón, sabía que las palabras de Daniel eran completamente ciertas, y de negarlas y asesinar a aquel hombre, solo acrecentaría la furia de su dios. Así que cumplió su palabra para sorpresa de todos los presentes, mandó traer el manto púrpura y el collar que Daniel había rechazado y le obligó a vestirse con ello. Daniel no se negó con demasiado ahínco, después de todo, sabía que no pertenecería por mucho más tiempo a aquel rey.
En medio de la ceremonia, se desató la alarma en la ciudad. Las trompetas comenzaron a sonar por todas las torres de la muralla. Los medas atacaban con un enorme ejército. Beltsasar, en cuanto escuchó el ruido de las trompetas, se apresuró a la cámara especial donde guardaba la Rosa. Cuando abrió la puerta, vio a Darío, rey de Media con el poderoso objeto. En ese momento, Beltsasar, mirando fijamente a su adversario, fue completamente consciente de su derrota. Rápidamente, trató de darse la vuelta y huir corriendo aprovechando los pasadizos secretos de su padre. Una flecha acabó con su huida acertando en pleno corazón.
Caía Babilonia, se levantaba Persia.
Era una fiesta en las que estás obligado a divertirte. Los terciopelos más exquisitos, las mejores sedas, las joyas más caras, los mejores licores, todo era poco para la celebración del Gran Rey. Hinchado de sí mismo, el propio Beltsasar bebía y bailaba sin parar, luciendo en cada salto y en cada caída, producto del vino, su enorme barriga y su poca vergüenza.
Hubo un momento, en pleno éxtasis alcohólico, satírico y sexual, en que uno de los sirvientes tuvo la mala suerte de estar en la trayectoria del rey en plena espectacular caída etílica. El gordo emperador, reunió toda la dignidad que le quedaba, pese a la aparatosidad de la caída, y en pleno ataque de risas de los asistentes, mandó matar al sirviente, había derramado un poco de vino sobre la preciosa seda del traje real. El pobre sirviente egipcio falleció al momento desangrado al haberle cortado las manos un guardia también borracho. Su sangre sirvió de manjar líquido para el rey y su familia.
En una de las estancias del palacio, un grupo de siervos reales procedentes de la conquistada Israel, intentaban mantener una conversación normal, tratando de permanecer ajenos a la brutalidad y al ansia de exceso que reinaba en el gran comedor que acogía aquella debacle. Los judíos, liderados por Daniel, habían sido raptados cuando eran niños, castrados para que el rey pudiera confiar plenamente en ellos, y puestos entre la servidumbre real. Daniel, había demostrado sobradamente al padre de Beltsasar, Nabucodonosor, en numerosas ocasiones, que era alguien en quien se podía confiar y que el mismo Dios de los cielos estaba con él. De hecho, Daniel fue de gran influencia sobre el padre del rey y éste le llegó a amar como a un hijo. Pero a su muerte, el joven Beltsasar solamente supo entregarse a la lujuria y al exceso. Pensaba que el imperio que regía existía para satisfacer su barriga, y así actuaba.
De repente, un silencio sepulcral llenó el palacio. Los ancianos hebreos dejaron de hablar y pusieron toda su atención en qué había ocurrido para justificar aquel cambio en los invitados a la fiesta. Instantes antes, el griterío era ensordecedor. Y ahora, hasta la música había enmudecido.
Por el pasillo se oyeron voces de un hombre que llamaba a gritos y con un tono bastante impaciente a los magos, a los caldeos y a los adivinos. Los jóvenes se miraron. Algo iba mal. Lo podían sentir en el ambiente.
En muchas otras ocasiones, cuando las cosas se ponían feas,había habido algo que les había venido realmente bien, y no solamente para calmar los nervios. Habían orado. Habían pedido ayuda al dios de sus padres. Sabían que les escuchaba, que en todo momento estaba preparado para ayudarlos. Así que se arrodillaron y, guiados por Daniel, comenzaron a alabar a Adonai y a pedirle que les ayudara en aquella hora, sin duda, siniestra.
Una hora después, un guarda abrió toscamente la puerta de la sala donde estaban los israelitas. El rey hacía llamar a Daniel por consejo de la reina. Daniel miró con nerviosismo a sus amigos. Probablemente, aquella era la última vez que los veía. Una llamada directa del rey significaba que o le impresionabas en sobremanera o él mismo bebería tu sangre. Y eso solía pasar en circunstancias normales, en aquel momento el rey estaba completamente borracho, y eso solo incrementaba las posibilidades de una muerte dolorosa. Pero Daniel sabía que su vida no dependía únicamente de los caprichos del emperador, por mucho poder que tuviese. Daniel confiaba en el dios que le había liberado en otras ocasiones durante tantos años en que había servido en tierra extranjera, sabía que sin su aprobación Beltsasar no le rozaría un pelo. Así que irguió la cabeza y siguió al guardia en dirección al comedor donde se celebraba el banquete.
El olor a perfumes caros, mezclados con alcohol, sudor y sangre inundaron las fosas nasales del anciano sirviente. Realmente aquello era vomitivo y Daniel seguía sin comprender en qué medida este tipo de celebraciones eran tan famosas y apreciadas por todo el imperio. Para él, aquello simplemente era repugnante.
Al cruzar las cortinas de seda negra que flanqueaban la entrada, lo primero que vio fue que todos los invitados estaban apiñados contra una pared del gran comedor, en el medio estaban el rey y su mujer. A su alrededor, yacían los cadáveres de los magos, los caldeos y los adivinos. La sangre regaba todo alrededor. Juntos, todos miraban fijamente a la otra pared. Daniel miró y vio sobre los adoquines con escenas de guerra de Nabucodonosor que adornaban la pared practicada una gran inscripción.
“Supongo que serás Daniel, de los que fueron traídos cautivos de Judea por mi padre. Jamás te ví, pero tengo entendido que mi padre te tenía en gran estima. “ El rey, con una clara palidez, era obvio que lo estaba pasando realmente mal. Se le veía francamente asustado por la inscripción, a lo que había que sumar que se encontraba en un estado de embriaguez bastante importante. “He oído de labios de mi mujer que el espíritu de los dioses santos descansa en ti, y que mi padre halló en ti entendimiento, sabiduría y luz. Y ahora, en medio de nuestra celebración, una gran mano ha aparecido con un gran destello y ha escrito esa inscripción en la pared. Llamé a mis adivinadores, magos y caldeos y ninguno supo de donde venía o qué quería decir. Así que te ofrezco lo mismo que les ofrecí a ellos. Si eres capaz de averiguar qué pone en la inscripción, así como de interpretarla, pondré un collar de oro en tu cuello y una capa púrpura sobre tus hombros, y tú serás señor del reino, después de mi reina y de mí mismo. Si no eres capaz de satisfacerme, entonces de nada me vales y tu cuerpo yacerá como el de los falsos videntes y astrólogos que acaban de morir.”
Daniel era consciente de la amenaza que pesaba sobre su cabeza, así que se dio la vuelta y contempló la escritura que había en la pared. Mientras miraba la pared, pidió con todas sus fuerzas a su dios que lo ayudara en aquella ocasión como había hecho en las anteriores. Francamente, Daniel estaba aterrado, pero debía permanecer entero delante del rey. La amenaza era tan real que sus pies estaban encharcados de la sangre de sus predecesores.
“Tus dones sean para ti, y da las recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.” Daniel no podía creer que esas palabras estuvieran saliendo de su boca, estaba claro que Yahweh había decidido escuchar su plegaria, era como si no fuera dueño de sus labios. “El Dios Altísimo, oh rey, le dio a tu padre la gloria, la honra y el poder sobre todo el mundo. Tenía la autoridad de quitarle la vida a quién quería y dársela a quién le placía. Pero su corazón se enorgulleció y olvidó quién le entregó todo, pensó que el mundo le pertenecía para servirle y mi dios le quitó la capacidad de razonar. Estuvo conviviendo con los animales como un vulgar asno y privado de su reino hasta que supo reconocer que si algo tenía era porque Dios mismo se lo había entregado, y que quién realmente pone y quita a placer es él mismo y no un rey. Y tú, su hijo, Beltsasar, jamás has bajado la mirada de tu propia barbilla. Piensas que tienes poder de quitar la vida a tu voluntad, piensas que no ocurrirá nada por usar los vasos del templo de Dios para beber vino y emborracharte junto a tus concubinas y prostitutas. No aprecias la vida de tus propios sirvientes y rindes culto a muñecos de oro, de plata y de madera. Mientras, al dios que te dio la vida y que te mantiene, el dios en cuya mano están todos los caminos, le desprecias. Él mismo envió esa mano que rubricó tu final en la celebración de tu desgracia. Y los trazos que ves en la pared se leen como: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
El significado de Mene es: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. El significado de Tekel es: Has sido pesado en balanza, y hallado falto. Y el significado de PERES es: Tu reino ha sido roto, y ha sido dado a los medos y a los persas.
Espero haber satisfecho las expectativas de mi rey, pues todo lo que me ha pedido, se lo he revelado.”
El rey miraba pálido, con los ojos y la boca abiertos hasta extremos casi grotescos y con problemas para sostenerse en pie. En lo más profundo de su corazón, sabía que las palabras de Daniel eran completamente ciertas, y de negarlas y asesinar a aquel hombre, solo acrecentaría la furia de su dios. Así que cumplió su palabra para sorpresa de todos los presentes, mandó traer el manto púrpura y el collar que Daniel había rechazado y le obligó a vestirse con ello. Daniel no se negó con demasiado ahínco, después de todo, sabía que no pertenecería por mucho más tiempo a aquel rey.
En medio de la ceremonia, se desató la alarma en la ciudad. Las trompetas comenzaron a sonar por todas las torres de la muralla. Los medas atacaban con un enorme ejército. Beltsasar, en cuanto escuchó el ruido de las trompetas, se apresuró a la cámara especial donde guardaba la Rosa. Cuando abrió la puerta, vio a Darío, rey de Media con el poderoso objeto. En ese momento, Beltsasar, mirando fijamente a su adversario, fue completamente consciente de su derrota. Rápidamente, trató de darse la vuelta y huir corriendo aprovechando los pasadizos secretos de su padre. Una flecha acabó con su huida acertando en pleno corazón.
Caía Babilonia, se levantaba Persia.
jueves, 17 de febrero de 2011
¿Democracia?
En nuestro país, la institución que más confianza ofrece a los ciudadanos es el ejército, seguido de la monarquía. Los partidos políticos son la institución que menos apreciamos, apenas un 2,88 es la nota que ponemos a los que teóricamente nos están representando, a los que deciden qué va a ser de nosotros. Tres cuartas partes de los españoles opinan que los políticos solamente buscan sus intereses particulares y que nada o casi nada se preocupan del interés general.
Con nuestros propios ojos podemos ver cómo, a marchas forzadas, nuestra sociedad y sobre todo las nuevas generaciones están perdiendo interés en todo lo que tiene que ver con la política y lo más escuchado en este sentido es la idea de que “da lo mismo a quién votar o incluso, da lo mismo votar o no, después de todo, siempre será todo igual” o incluso que “el PP y el PSOE son el mismo perro con distintos collares”. Las notas de los líderes políticos han alcanzado mínimos históricos, Rajoy tiene un 3,25 y Zapatero un 3,30 sobre 10.
Yo no sé cómo será en el resto de España, pero al menos en el ámbito en que me muevo, la idea más generalizada es que nos están tomando el pelo, que ambos equipos políticos que se turnan el poder de una manera tan descarada realmente no cuentan con los españoles que les ceden el poder, que este intento del 78 está saliendo francamente mal. Yo mismo me siento frustrado al ver que aún en mi juventud, lo cierto es que estoy perdiendo la fe en los que teóricamente me representan. Puedo ver tanto en mi ciudad como en mi país cómo los que podrían ser los líderes más aptos, los que sería posible que cambiaran las circunstancias, son dejados aparte porque no sirven a los propósitos de los que realmente sí que ostentan el poder, de los que buscan que la masa de la población desconozca los hilos que usan para movernos a todos como marionetas.
El otro día hablaba de la supuesta libertad que pensamos que tenemos y no es así. En este tema podemos verlo más que en ninguno. Los que nos representan se ríen de nosotros, o al menos esa es la impresión que dan, así que si no nos están tomando el pelo, la verdad es que lo disimulan muy bien. No somos libres de tener los líderes que queremos, el plan que vemos es: puedes elegir entre este o este, ambos elegidos por otros en unos procesos que no entendemos y que sabemos que no son buenos líderes, no hay más que ver sus notas. ¿Tenemos a nuestro 3,30 o a nuestro 3,25 como nuestro líder, como aquel que teóricamente nos sacará de esta crisis?.
Este es un juego muy peligroso, realmente la tomadura de pelo que están haciendo a los españoles es peligrosa. Veo cómo la gente es apática ante esto, se limitan a quejarse y a indignarse contra nuestros superiores, pero al ritmo que vamos, no sé a dónde vamos a llegar. Me acusarán de catastrofista, pero el clima que precedió a la Guerra Civil era bastante parecido. Está claro que no tenemos razón para quejarnos cuando nosotros mismos elegimos a nuestros gobernantes, pero el caso es que no tenemos esa opción. Y la gente se empieza a cansar de esta broma.
Mi intención de hoy es que recapacitemos un poco, que meditemos sobre la idea de si realmente hemos cumplido el deseo de aquellos que derramaron su sangre para darnos libertad, si tenemos la capacidad real de ser soberanos, si el pueblo posee eso que en teoría tiene y que está recogido en nuestra Constitución.
¿Realmente vivimos en una democracia?
lunes, 14 de febrero de 2011
¿Libres?
2005: 91187, 2006: 99197, 2007: 100608, 2008: 83191, 2009: 88261.
Ahí arriba tenéis los datos oficiales de número de afectados en accidentes de tráfico, ya sean heridos o muertos, desde el 2007 hasta hoy. Hasta ahí bien, a nadie le sorprenden estas cifras porque son bien sabidas y de conocimiento popular. Está claro que son excesivas, pero todos estamos muy concienciados de esto, tanto que desde hace muchos años se llevan haciendo programas para luchar contra estas cifras. No así como con los suicidios que ya han alcanzado a los muertos por el tráfico como ya comenté recientemente.
Pero lo que a mí me llama poderosamente la atención es lo cercanas que están estas cifras, es decir, una diferencia de 13000 afectados en una población total de 45000000 es algo ínfimo. Se supone que un accidente de tráfico, como su propio nombre indica, es un acto accidental, no está preparado, teóricamente fortuito y aleatorio, ¿porqué son tan similares?.
Y esto mismo podemos preguntárnoslo de cualquier otro dato del que tengamos las estadísticas a mano. Por poner otro ejemplo, en 2007, la lacra de la violencia machista, dejó por el camino 71 vidas, en el 2008 fueron 84 mujeres las asesinadas por sus parejas o ex parejas, en 2009 78 mujeres y en 2010 se contabilizaron 85 muertes por esta barbarie. 14 vidas de diferencia en una población que roza el medio centenar de millones de personas. Y esto en algo abiertamente repudiado por la sociedad, sin que los asesinos o las asesinadas se conozcan entre sí y sin ningún tipo de relación. ¿cómo puede ser esto?, ¿cómo puede haber tal “coincidencia” en una población tan vasta, tan diversa, en un tema tan accidental?.
Esto me hace ver claramente que no somos tan libres como pensamos. No sé si será algún tipo de programación oculta en lo más remoto de nuestro cerebro, la manipulación de alguien que desconocemos o una gran conspiración de algún ente alienígena, eso ya lo dejo a vuestras potentes imaginaciones, pero el caso seguro es que no somos libres por mucho que nos empeñemos en simularlo. Llevamos puestos unos grilletes invisibles pero férreos que nos impiden pensar, sentir, actuar de una manera exenta.
En la actualidad, según estimaciones, el 10% de la población es homosexual. Dejo a cada uno que interprete si es bueno o malo, pero el caso es que si hubiéramos hecho esta estimación 40 años atrás, la respuesta habría sido un 0%, obviamente, la represión influiría decisivamente, pero aunque se hubiera eliminado el acto represivo del gobierno en aquellos años, estaría claro que los datos no serían tan abultados como los actuales, en que casi 4 millones y medio de españoles son homosexuales.
Y esto me hace pensar otra cosa, la represión que sufrimos los españoles con la dictadura de Francisco Franco, no dejó libertad a la sociedad de expresarse, cohibió las libertades de los españoles, y esto puede servir perfectamente de prueba.
Pero también actualmente se está llegando al otro punto, podemos ver en las series de televisión cómo los personajes homosexuales son los más buenos, simpáticos, guapos y educados, en los programas de televisión vemos cómo para triunfar en la vida, un punto muy importante es ser homosexual, es algo favorable para ser alguien mejor, para ser alguien libre, libre de ataduras de la cultura, la costumbre, la religión, una persona librepensadora, desatado y emancipado.
Y esto es lo que vemos en los medios de comunicación, desde arriba, igual que antes se nos vendía que un homosexual es alguien depravado en quien no se puede confiar y mucho menos darle la espalda, actualmente es todo lo contrario, y estoy convencido que este hecho influye también en el despegue de esta situación. Estoy convencido que el número de homosexuales seguirá creciendo, porque la influencia a la que estamos expuestos nos convence que es una opción incluso mejor que la heterosexualidad, eso es lo que vemos a nuestro alrededor. Y nosotros nos lo creemos y seguimos adelante con ello. Otra prueba más de que en absoluto somos libres, pero en este caso sí que sabemos, como en otros muchos casos que los grilletes invisibles son obra y labor del ser humano.
Mi intención hoy es que, aunque sea brevemente, nos demos cuenta que en absoluto somos libres, que de alguna manera u otra, nuestros actos, nuestros pensamientos, incluso los actos presumiblemente aleatorios y accidentales, no lo son tanto, que la vida no es tan sencilla como hemos aprendido en el colegio. Al menos para mí, está claro que algo hay más allá que nuestros ojos no pueden ver, o que sí pueden ver y tratan por todos los medios de ignorar.
Ahí arriba tenéis los datos oficiales de número de afectados en accidentes de tráfico, ya sean heridos o muertos, desde el 2007 hasta hoy. Hasta ahí bien, a nadie le sorprenden estas cifras porque son bien sabidas y de conocimiento popular. Está claro que son excesivas, pero todos estamos muy concienciados de esto, tanto que desde hace muchos años se llevan haciendo programas para luchar contra estas cifras. No así como con los suicidios que ya han alcanzado a los muertos por el tráfico como ya comenté recientemente.
Pero lo que a mí me llama poderosamente la atención es lo cercanas que están estas cifras, es decir, una diferencia de 13000 afectados en una población total de 45000000 es algo ínfimo. Se supone que un accidente de tráfico, como su propio nombre indica, es un acto accidental, no está preparado, teóricamente fortuito y aleatorio, ¿porqué son tan similares?.
Y esto mismo podemos preguntárnoslo de cualquier otro dato del que tengamos las estadísticas a mano. Por poner otro ejemplo, en 2007, la lacra de la violencia machista, dejó por el camino 71 vidas, en el 2008 fueron 84 mujeres las asesinadas por sus parejas o ex parejas, en 2009 78 mujeres y en 2010 se contabilizaron 85 muertes por esta barbarie. 14 vidas de diferencia en una población que roza el medio centenar de millones de personas. Y esto en algo abiertamente repudiado por la sociedad, sin que los asesinos o las asesinadas se conozcan entre sí y sin ningún tipo de relación. ¿cómo puede ser esto?, ¿cómo puede haber tal “coincidencia” en una población tan vasta, tan diversa, en un tema tan accidental?.
Esto me hace ver claramente que no somos tan libres como pensamos. No sé si será algún tipo de programación oculta en lo más remoto de nuestro cerebro, la manipulación de alguien que desconocemos o una gran conspiración de algún ente alienígena, eso ya lo dejo a vuestras potentes imaginaciones, pero el caso seguro es que no somos libres por mucho que nos empeñemos en simularlo. Llevamos puestos unos grilletes invisibles pero férreos que nos impiden pensar, sentir, actuar de una manera exenta.
En la actualidad, según estimaciones, el 10% de la población es homosexual. Dejo a cada uno que interprete si es bueno o malo, pero el caso es que si hubiéramos hecho esta estimación 40 años atrás, la respuesta habría sido un 0%, obviamente, la represión influiría decisivamente, pero aunque se hubiera eliminado el acto represivo del gobierno en aquellos años, estaría claro que los datos no serían tan abultados como los actuales, en que casi 4 millones y medio de españoles son homosexuales.
Y esto me hace pensar otra cosa, la represión que sufrimos los españoles con la dictadura de Francisco Franco, no dejó libertad a la sociedad de expresarse, cohibió las libertades de los españoles, y esto puede servir perfectamente de prueba.
Pero también actualmente se está llegando al otro punto, podemos ver en las series de televisión cómo los personajes homosexuales son los más buenos, simpáticos, guapos y educados, en los programas de televisión vemos cómo para triunfar en la vida, un punto muy importante es ser homosexual, es algo favorable para ser alguien mejor, para ser alguien libre, libre de ataduras de la cultura, la costumbre, la religión, una persona librepensadora, desatado y emancipado.
Y esto es lo que vemos en los medios de comunicación, desde arriba, igual que antes se nos vendía que un homosexual es alguien depravado en quien no se puede confiar y mucho menos darle la espalda, actualmente es todo lo contrario, y estoy convencido que este hecho influye también en el despegue de esta situación. Estoy convencido que el número de homosexuales seguirá creciendo, porque la influencia a la que estamos expuestos nos convence que es una opción incluso mejor que la heterosexualidad, eso es lo que vemos a nuestro alrededor. Y nosotros nos lo creemos y seguimos adelante con ello. Otra prueba más de que en absoluto somos libres, pero en este caso sí que sabemos, como en otros muchos casos que los grilletes invisibles son obra y labor del ser humano.
Mi intención hoy es que, aunque sea brevemente, nos demos cuenta que en absoluto somos libres, que de alguna manera u otra, nuestros actos, nuestros pensamientos, incluso los actos presumiblemente aleatorios y accidentales, no lo son tanto, que la vida no es tan sencilla como hemos aprendido en el colegio. Al menos para mí, está claro que algo hay más allá que nuestros ojos no pueden ver, o que sí pueden ver y tratan por todos los medios de ignorar.
sábado, 12 de febrero de 2011
Alejandro El Grande
12 de junio del 323 a. C.
Alejandro miraba al techo de su habitación del palacio de Nabucodonosor II mientras las gotas de sudor le recorrían todo el cuerpo.
La repentina enfermedad que le hacía arder las entrañas lo tenía postrado en cama desde hacía apenas 10 días y había hecho estallar la alarma entre todos los estratos del inmenso ejército de El Grande y preparado el terreno para un batallón de rumores sobre conspiraciones entre los generales o incluso de los mismos dioses.
El mismo Alejandro no podía evitar sospechar de cada persona que estuvo a su lado la noche de la fiesta en que cayó enfermo, aunque sabía quienes eran los responsables, cualquiera podría haber sido el artífice. La resaca de la borrachera pasada parecía, en un principio, ser la causa del terrible dolor de cabeza y del malestar general del primer día de la afección, pero eso fue solamente el principio. El día posterior le fue imposible levantarse de la cama y desde entonces los dolores solo habían aumentado.
Para él era seguro que alguien le había envenenado. Deseaban su imperio, su oro, su ejército, sus esclavos, deseaban todo lo que él representaba. Pero sabía qué era lo más valioso que atesoraba. Había unos pocos que conocían el secreto del Gran Alejandro, y los pocos que lo sabían le servían fielmente, esperando la oportunidad de robarle. Él lo sabía, los vigilaba, y había fallado.
Los altísimos techos hechos de ladrillos cromados con grandes dibujos de la grandeza de reyes pasados eran testigos de la caída de Alejandro III. Un gran rey no debía morir postrado en cama, un conquistador debería haber caído en una gran batalla, bajo el filo de un enemigo implacable, con el honor de una muerte de héroe. Desde la gran ventana, el verdor exuberante de los jardines colgantes se burlaban del moribundo, del altivo cadáver.
En su mente, mientras los miles de soldados pasaban delante de su agonizante cuerpo para dar la última despedida al gran capitán de Grecia mientras seguía vivo, solo había sentimientos de odio hacia los traidores con los que había compartido sudor, sangre, muertes y su misma mesa y le habían asestado una cruel puñalada por la espalda para conseguir su bien más preciado. Ahora ya no tenía ninguna manera de deshacerse del instrumento divino que le había otorgado la llave de toda Persia y del imperio mayor de la historia, y que a su vez le había condenado a muerte a la temprana edad de 32 años.
Alejandro ni siquiera podía hablar ya, el dolor era tal que, según los médicos, no debería seguir vivo. Pero para él, cualquier minuto que pudiera vivir más, era necesario para apartar a los sucios predadores del objeto que tantas victorias le había dado. Solamente podía sentir odio hacia sus asesinos. Ni un sentimiento de orgullo al haberse hecho un nombre que se recordaría durante milenios, ni de lástima por su imperio que se quedaba sin cabeza, ni de ganas de vivir tantos años como le tendrían que quedar. Solo odio.
Recordaba aquel día, hacía ya más de 10 años en que aquel ateniense, Jenofonte, uno de los héroes que volvieron del corazón de Persia, le dio aquella espada, según él, creada por el mismo Ares. Decía que se la robó al Gran Rey de Persia Artajerjes en la gran batalla que les condenó al largo peregrinaje para salir de aquel infierno. Contaba que durante meses el mismo Rey les persiguió con su vasto ejército, y que en aquella ocasión fue cuando vio el enorme poder de la espada. Cada vez que el ateniense levantaba la espada y atacaba a sus enemigos, el ejército se hacía invulnerable, los escudos griegos no eran flanqueados y las lanzas de sus enemigos reventaban al chocar contra sus armaduras. Vencer los vientos, las nieves y el abrasador sol fue mucho más difícil, pero los dioses les regalaron aquello para que pudieran salir con vida de aquellas tierras. También le contó que en sueños, el mismo Ares le dijo que la espada se la había dado para que se la legara a Alejandro de Macedonia, era el instrumento que usaría el mismo dios para vengarse de las afrentas hechas por los persas a los griegos y a su misma persona.
Jenofonte no sobrevivió a la conquista de los persas pero el regalo que le hizo al emperador fue la clave de la campaña. Cuando Alejandro portaba aquella espada, la victoria estaba asegurada, era como si el mismo Ares estuviera luchando por cada uno de su ejército. Con aquel regalo de los dioses, la conquista del mundo era tan solo cuestión de tiempo.
Pero fue engañado. Como en la mayoría de los imperios, la ruina de Tre-Qarnayia llegó de su mismo corazón, de su gente de confianza, de los cuales a quienes había legado su máximo secreto, pero ya no podía hacer nada, solo odiarles. Y eso pensaba hacer, les odiaría hasta que pudiera sacarles los ojos él mismo en el Hades.
Abrazado a su espada agonizaba hasta morir el más grande de toda Grecia, el conquistador del mundo. Al menos hasta que el aire abandonara su frágil cuerpo, nadie le robaría su joya.
Entre los generales, sentados en una mesa cercana a la cama del Magno, Casandro se relamía. La conquista del mundo estaba en sus manos. Había destruido lo único que le alejaba de su destino, pasar a la historia como el Gran General, el Máximo Rey. Se le compararía con un dios, se diría de él que era descendiente de la mismísima Atenea.
En cuanto el rey diera un último respiro, robaría la llave de la divinidad, y a él nadie se la arrebataría.
jueves, 10 de febrero de 2011
Te veo
Hoy quiero dedicarle esta entrada a quien me enseña a ver todo lo que es hermoso, quien me ilumina el camino al paraíso, a quien ofrezco mi vida como sacrificio.
Caminando a través de un sueño,
Te veo.
Mi luz en la oscuridad respirando esperanza de nueva vida.
Ahora vivo a través de ti y tú a través de mí.
Encantador
Rezo en mi corazón para que este sueño nunca acabe.
Me veo a través de tus ojos.
Viviendo a través de la vida volando alto.
Tu amor me ilumina el camino al paraíso,
Así que ofrezco mi vida como un sacrificio.
Vivo a través de tu amor.
Me enseñas como ver todo lo que es bello.
Mis sentidos tocan tu mundo de una manera que nunca me imaginé.
Ahora te entrego mi esperanza, me rindo.
Rezo en mi corazón que este mundo nunca termine.
Me veo a través de tus ojos.
Viviendo a través de la vida volando alto.
Tu amor me ilumina el camino al paraíso,
Así que ofrezco mi vida, ofrezco mi amor, para ti.
Cuando mi corazón nunca fue abierto
(Y mi corazón nunca fue liberado)
Al mundo que me has enseñado.
Pero mis ojos no podían vislumbrar
Todos los colores del amor y de la vida eterna.
Eterna
Me veo a través de tus ojos.
Viviendo a través de la vida volando alto.
Tu amor me ilumina el camino al paraíso,
Así que ofrezco mi vida como un sacrificio.
Vivo a través de tu amor.
Caminando a través de un sueño,
Te veo.
Mi luz en la oscuridad respirando esperanza de nueva vida.
Ahora vivo a través de ti y tú a través de mí.
Encantador
Rezo en mi corazón para que este sueño nunca acabe.
Me veo a través de tus ojos.
Viviendo a través de la vida volando alto.
Tu amor me ilumina el camino al paraíso,
Así que ofrezco mi vida como un sacrificio.
Vivo a través de tu amor.
Me enseñas como ver todo lo que es bello.
Mis sentidos tocan tu mundo de una manera que nunca me imaginé.
Ahora te entrego mi esperanza, me rindo.
Rezo en mi corazón que este mundo nunca termine.
Me veo a través de tus ojos.
Viviendo a través de la vida volando alto.
Tu amor me ilumina el camino al paraíso,
Así que ofrezco mi vida, ofrezco mi amor, para ti.
Cuando mi corazón nunca fue abierto
(Y mi corazón nunca fue liberado)
Al mundo que me has enseñado.
Pero mis ojos no podían vislumbrar
Todos los colores del amor y de la vida eterna.
Eterna
Me veo a través de tus ojos.
Viviendo a través de la vida volando alto.
Tu amor me ilumina el camino al paraíso,
Así que ofrezco mi vida como un sacrificio.
Vivo a través de tu amor.
miércoles, 9 de febrero de 2011
No estaría mal...
Ahora que me voy a vivir a Madrid capital, no estaría mal alguna cosa que otra.
No estaría mal que encontrara un buen trabajo, si es que existe.
No estaría mal que encontrara una buena mujer por la que mereciera la pena arriesgarse.
No estaría mal que me tocara la lotería, por ejemplo.
No estaría mal que me sacara un 9 y pico en el examen de hoy.
No estaría mal que os animarais y me comentaseis algo en el blog para darle algo de vidilla.
No estaría mal que cambiase alguna cosa que otra en mi vida.
No estaría mal que la próxima asignatura fuera por lo menos tan buena como las dos anteriores.
No estaría mal que aprendiese a ver la verdad entre tanta mentira.
No estaría mal que comenzase a confiar en quien debo debo de una vez, y me dejara de tonterías.
No estaría mal que viese felices a las personas que me importan.
No estaría mal que todo estuviera donde y como debe estar.
No estaría mal que muchas cosas cambiasen, pero a pesar de todo lo que no estaría mal que cambiase en mi vida, la verdad es que...
Tampoco está tan mal.
No estaría mal que encontrara un buen trabajo, si es que existe.
No estaría mal que encontrara una buena mujer por la que mereciera la pena arriesgarse.
No estaría mal que me tocara la lotería, por ejemplo.
No estaría mal que me sacara un 9 y pico en el examen de hoy.
No estaría mal que os animarais y me comentaseis algo en el blog para darle algo de vidilla.
No estaría mal que cambiase alguna cosa que otra en mi vida.
No estaría mal que la próxima asignatura fuera por lo menos tan buena como las dos anteriores.
No estaría mal que aprendiese a ver la verdad entre tanta mentira.
No estaría mal que comenzase a confiar en quien debo debo de una vez, y me dejara de tonterías.
No estaría mal que viese felices a las personas que me importan.
No estaría mal que todo estuviera donde y como debe estar.
No estaría mal que muchas cosas cambiasen, pero a pesar de todo lo que no estaría mal que cambiase en mi vida, la verdad es que...
Tampoco está tan mal.
martes, 8 de febrero de 2011
Una pequeña vela en la noche
Acabo de estar leyendo que el número de suicidios en España, por primera vez en su historia, superó al número de muertos en la carretera en el 2008, y desde entonces todos los años ha ido aumentando, al contrario que el de fallecidos en accidentes de tráfico, que más o menos se encuentran estables, sino han bajado. La razón es tan sencilla como que se han puesto medios para intentar bajar la tasa de muertos en las carreteras, mientras que jamás hemos visto una campaña o un guardia alertándonos contra el suicidio.
Como ayer comentaba, nuestra sociedad se ha especializado en hacer que no tengamos que pagar por nuestros errores, diluyendo nuestra responsabilidad y dejándonos en un estado de constante adolescencia. Hemos mejorado considerablemente nuestra capacidad de vivir mejor cada día, hoy en día no es un problema qué comer, o cómo vestirse. Hoy en día vivimos en hogares climatizados, tenemos neveras llenas, viajamos en costosos vehículos que nos facilitan la movilidad, podemos comunicarnos con quien sea en cualquier lugar del mundo. Podríamos presumir que tenemos más facilidades para ser felices que en cualquier otra época de la historia, y sin embargo, la tasa de suicidios y depresiones es la mayor de la historia, y sigue subiendo. ¿Qué puede ser lo que está fallando?
Supongo que coincidirán conmigo en que la principal, sino la única causa de suicidio es la desesperanza. Encontrarse en un estado mental y psicológico traumatizado, en el que no encuentras la salida, que nada tiene sentido, que todo está en tu contra y piensas que no puedes salir de ahí. La desesperación puede llegar a nublar nuestra mente de tal manera que nos hace ver que la única solución está en morir, que nada ni nadie podrá ayudarnos.
También según las estadísticas podemos ver que en el mundo, cada 40 segundos hay un suicidio, es la mayor causa de muerte violenta del mundo, por encima de las guerras, los asesinatos o los accidentes.
Vivimos en un mundo desesperado, sin ningún rumbo y a la deriva. Como dijo Séneca, ningún viento le será favorable al que no sabe a qué puerto se dirige. Creo que no debemos conformarnos a ser meros espectadores de este mundo mientras vemos tantas cosas que no están como deberían. Millones de personas se suicidan cada año porque no tienen esperanza, porque no tienen ganas de vivir. Esa multitud es un grito que debería despertarnos de nuestra somnolencia y hacernos recapacitar, hacernos ver que ciertamente es imprescindible una luz entre tanta oscuridad, que realmente es necesario que desbrocemos los caminos que merecen la pena.
Está claro que tal y como vamos, vamos muy mal. Que este camino que hemos tomado, y seguimos tomando nos conduce a algún lugar desconocido, oscuro y hostil. Pero ahí no debemos quedarnos, ese no es nuestro destino.
¿Tenemos claro a qué puerto nos dirigimos? Porque si la respuesta es negativa, ninguna duda nos quepa que ningún viento nos será favorable.
Como ayer comentaba, nuestra sociedad se ha especializado en hacer que no tengamos que pagar por nuestros errores, diluyendo nuestra responsabilidad y dejándonos en un estado de constante adolescencia. Hemos mejorado considerablemente nuestra capacidad de vivir mejor cada día, hoy en día no es un problema qué comer, o cómo vestirse. Hoy en día vivimos en hogares climatizados, tenemos neveras llenas, viajamos en costosos vehículos que nos facilitan la movilidad, podemos comunicarnos con quien sea en cualquier lugar del mundo. Podríamos presumir que tenemos más facilidades para ser felices que en cualquier otra época de la historia, y sin embargo, la tasa de suicidios y depresiones es la mayor de la historia, y sigue subiendo. ¿Qué puede ser lo que está fallando?
Supongo que coincidirán conmigo en que la principal, sino la única causa de suicidio es la desesperanza. Encontrarse en un estado mental y psicológico traumatizado, en el que no encuentras la salida, que nada tiene sentido, que todo está en tu contra y piensas que no puedes salir de ahí. La desesperación puede llegar a nublar nuestra mente de tal manera que nos hace ver que la única solución está en morir, que nada ni nadie podrá ayudarnos.
También según las estadísticas podemos ver que en el mundo, cada 40 segundos hay un suicidio, es la mayor causa de muerte violenta del mundo, por encima de las guerras, los asesinatos o los accidentes.
Vivimos en un mundo desesperado, sin ningún rumbo y a la deriva. Como dijo Séneca, ningún viento le será favorable al que no sabe a qué puerto se dirige. Creo que no debemos conformarnos a ser meros espectadores de este mundo mientras vemos tantas cosas que no están como deberían. Millones de personas se suicidan cada año porque no tienen esperanza, porque no tienen ganas de vivir. Esa multitud es un grito que debería despertarnos de nuestra somnolencia y hacernos recapacitar, hacernos ver que ciertamente es imprescindible una luz entre tanta oscuridad, que realmente es necesario que desbrocemos los caminos que merecen la pena.
Está claro que tal y como vamos, vamos muy mal. Que este camino que hemos tomado, y seguimos tomando nos conduce a algún lugar desconocido, oscuro y hostil. Pero ahí no debemos quedarnos, ese no es nuestro destino.
¿Tenemos claro a qué puerto nos dirigimos? Porque si la respuesta es negativa, ninguna duda nos quepa que ningún viento nos será favorable.
lunes, 7 de febrero de 2011
Sociedad adolescente
Vivimos en una sociedad avanzada, plural, racional y adaptada a nuestras necesidades. Que nos apoya para que saquemos lo mejor de nosotros mismos sin reprimir nuestra conducta, nuestras creencias o nuestros intereses.
Esa es la idea que se supone que debemos tener de nuestra civilización. Somos un pueblo adulto que ha sabido adaptarse al ritmo de los tiempos y que ha madurado, aprendiendo de nuestros errores. Una sociedad que apoya nuestras individualidades sin rechazar nuestra pertenencia a grupos.
Pero eso es solamente la teoría, al menos en mi opinión, nuestra sociedad no es ni mucho menos lo que debería ser. Y considero que nuestro principal problema es que no somos tan adultos como pensamos. Vivimos en una sociedad que cada vez es más adolescente.
Personalmente considero madurar como el proceso en que vamos tomando cada vez más responsabilidades, en que vamos siendo más conscientes que nuestros actos traen consecuencias y que, por una parte, tenemos que actuar conociendo y previendo esas consecuencias y por otra parte, tenemos que afrontar y dar la cara ante esas consecuencias.
Responsabilidad, según la R.A.E., es la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
Y este es nuestro problema en la sociedad en que vivimos. Nos hemos especializado en que no tengamos que reconocer y mucho menos aceptar las consecuencias de los hechos que libremente realizamos. Nos negamos a madurar, nos negamos a ver que nuestros actos pueden hacer daño a lo que nos rodea.
Y me gustaría poner un ejemplo para este hecho. Según he estado leyendo, cada año aumentan el número de abortos un 10%, lo que significa que en los últimos 10 años, se han duplicado el número de abortos anuales. Esto significa que cada año, hay 100000 interrupciones voluntarias del embarazo, según datos del 2008, lo que significa que si ha seguido creciendo, ya rondaremos los 120000. No quiero entrar en el eterno debate de si es una buena noticia o una mala noticia, quienes me conocen saben que personalmente no me hace mucha gracia el asesinato masivo de bebés no-natos bajo la responsabilidad y consentimiento de sus padres, pero ese será un debate para otra ocasión. El caso que nos ocupa es que hemos puesto todos los medios a nuestro alcance para no tener que afrontar las consecuencias de nuestros actos. El hecho es que es algo completamente normal, lícito e incluso sano (a ojos de nuestra sociedad) el tener sexo con quién nos parezca oportuno en el momento que nos venga bien, y, aunque todos sabemos que para estos casos ya hemos inventado otro método para eludir responsabilidades (método que en absoluto critico o considero dañino) llamado preservativo, siempre podemos argumentar que en ese momento no lo usamos apelando a la excusa del “calentón”. Y aún dentro de nuestra evidente irresponsabilidad, no tenemos que aceptar las consecuencias lógicas de nuestros actos, para eso mismo hemos inventado otro mecanismo para eludirlas, un método que pondrá fin al problema que nosotros mismos nos hemos creado. Asunto resuelto, no tengo que pagar las consecuencias de mis actos.
Y como este, podemos ahondar en nuestra civilización aparentemente madura, para contemplar cómo está favoreciendo nuestra eterna adolescencia. La idea está muy clara, no tenemos porqué responsabilizarnos por las consecuencias de nuestros actos, ya hemos inventado una serie de mecanismos que sirven para eludirlas, mecanismos aceptados por todos y todas, de un uso completamente normalizado y que a nadie le parecen extraños.
Si nos casamos, jurando incluso en muchas ocasiones ante los ojos de Dios y vemos que la cosa no funciona, o que hemos cometido un tremendo error, o una cadena de ellos, no ocurre absolutamente nada, hemos inventado algo precioso llamado divorcio que pondrá fin a nuestra responsabilidad, ahora incluso nos podemos divorciar por internet, prueba del avance de estos mecanismos adolescizantes.
Pero claro, el problema de todo esto, es que, como consecuencia de no vivir las consecuencias de nuestros actos, estamos empezando a difuminar la naturaleza de estos, es decir, que al no ver que lo que yo haga puede perjudicarme, comienzo a pensar que realmente no es tan malo como podía pensarse, y no solo eso, sino que puede llegar a ser algo positivo. Solamente me trae buenas sensaciones sin pedirme nada a cambio, pase lo que pase por el camino. Estamos comenzando a llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno, y esta maquinaria sigue en funcionamiento, incitándonos a no madurar y avanzando a velocidades vertiginosas.
Yo no sé hasta qué punto llegaremos o cómo mejorará el uso de estas herramientas, pero la verdad es que me da un poco de miedo, no por los hechos en sí o las consecuencias físicas que pueden traer, que ya son bastante devastadoras, sino por el impacto que tienen en nosotros y más aún el que tendrá en las futuras generaciones. Generaciones que crecerán sabiendo a ciencia cierta que hagan lo que hagan, siempre saldrán beneficiados.
Esa es la idea que se supone que debemos tener de nuestra civilización. Somos un pueblo adulto que ha sabido adaptarse al ritmo de los tiempos y que ha madurado, aprendiendo de nuestros errores. Una sociedad que apoya nuestras individualidades sin rechazar nuestra pertenencia a grupos.
Pero eso es solamente la teoría, al menos en mi opinión, nuestra sociedad no es ni mucho menos lo que debería ser. Y considero que nuestro principal problema es que no somos tan adultos como pensamos. Vivimos en una sociedad que cada vez es más adolescente.
Personalmente considero madurar como el proceso en que vamos tomando cada vez más responsabilidades, en que vamos siendo más conscientes que nuestros actos traen consecuencias y que, por una parte, tenemos que actuar conociendo y previendo esas consecuencias y por otra parte, tenemos que afrontar y dar la cara ante esas consecuencias.
Responsabilidad, según la R.A.E., es la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
Y este es nuestro problema en la sociedad en que vivimos. Nos hemos especializado en que no tengamos que reconocer y mucho menos aceptar las consecuencias de los hechos que libremente realizamos. Nos negamos a madurar, nos negamos a ver que nuestros actos pueden hacer daño a lo que nos rodea.
Y me gustaría poner un ejemplo para este hecho. Según he estado leyendo, cada año aumentan el número de abortos un 10%, lo que significa que en los últimos 10 años, se han duplicado el número de abortos anuales. Esto significa que cada año, hay 100000 interrupciones voluntarias del embarazo, según datos del 2008, lo que significa que si ha seguido creciendo, ya rondaremos los 120000. No quiero entrar en el eterno debate de si es una buena noticia o una mala noticia, quienes me conocen saben que personalmente no me hace mucha gracia el asesinato masivo de bebés no-natos bajo la responsabilidad y consentimiento de sus padres, pero ese será un debate para otra ocasión. El caso que nos ocupa es que hemos puesto todos los medios a nuestro alcance para no tener que afrontar las consecuencias de nuestros actos. El hecho es que es algo completamente normal, lícito e incluso sano (a ojos de nuestra sociedad) el tener sexo con quién nos parezca oportuno en el momento que nos venga bien, y, aunque todos sabemos que para estos casos ya hemos inventado otro método para eludir responsabilidades (método que en absoluto critico o considero dañino) llamado preservativo, siempre podemos argumentar que en ese momento no lo usamos apelando a la excusa del “calentón”. Y aún dentro de nuestra evidente irresponsabilidad, no tenemos que aceptar las consecuencias lógicas de nuestros actos, para eso mismo hemos inventado otro mecanismo para eludirlas, un método que pondrá fin al problema que nosotros mismos nos hemos creado. Asunto resuelto, no tengo que pagar las consecuencias de mis actos.
Y como este, podemos ahondar en nuestra civilización aparentemente madura, para contemplar cómo está favoreciendo nuestra eterna adolescencia. La idea está muy clara, no tenemos porqué responsabilizarnos por las consecuencias de nuestros actos, ya hemos inventado una serie de mecanismos que sirven para eludirlas, mecanismos aceptados por todos y todas, de un uso completamente normalizado y que a nadie le parecen extraños.
Si nos casamos, jurando incluso en muchas ocasiones ante los ojos de Dios y vemos que la cosa no funciona, o que hemos cometido un tremendo error, o una cadena de ellos, no ocurre absolutamente nada, hemos inventado algo precioso llamado divorcio que pondrá fin a nuestra responsabilidad, ahora incluso nos podemos divorciar por internet, prueba del avance de estos mecanismos adolescizantes.
Pero claro, el problema de todo esto, es que, como consecuencia de no vivir las consecuencias de nuestros actos, estamos empezando a difuminar la naturaleza de estos, es decir, que al no ver que lo que yo haga puede perjudicarme, comienzo a pensar que realmente no es tan malo como podía pensarse, y no solo eso, sino que puede llegar a ser algo positivo. Solamente me trae buenas sensaciones sin pedirme nada a cambio, pase lo que pase por el camino. Estamos comenzando a llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno, y esta maquinaria sigue en funcionamiento, incitándonos a no madurar y avanzando a velocidades vertiginosas.
Yo no sé hasta qué punto llegaremos o cómo mejorará el uso de estas herramientas, pero la verdad es que me da un poco de miedo, no por los hechos en sí o las consecuencias físicas que pueden traer, que ya son bastante devastadoras, sino por el impacto que tienen en nosotros y más aún el que tendrá en las futuras generaciones. Generaciones que crecerán sabiendo a ciencia cierta que hagan lo que hagan, siempre saldrán beneficiados.
viernes, 4 de febrero de 2011
Los Golquis
Dejadme que os presente a los golquis.
Estos simpáticos seres microscópicos viven entre nosotros desde tiempos inmemoriales. Sus diminutos cuerpos llevan miles de años pasando desapercibidos entre nuestros mastodónticos ojos y jamás hemos sabido que los golquis están ahí.
Su fisionomía es básicamente bufonesca, son de color verde, tienen un solo ojo que se separa de la gran cabeza por una antena rodeada de una pequeña mata de pelo que parece un matojo rojo, una gran boca siempre sonriente llena el espacio de su enorme cara, dos brazos bastante largos para su tamaño que terminan en 3 dedos rechonchos y 4 patas terminadas en otros 3 dedos cada una que salen de un rollizo tronco. Se suelen vestir con pequeñas telas de colores que fabrican en las factorías que suelen construir entre las arrugas aprovechando los pequeños pedazos de piel que se desprenden de nuestro pellejo.
Suelen organizarse en pequeñas tribus lideradas por el más anciano del lugar, que suele tener entre los 30 y los 35 años. No se diferencian por sexos y se reproducen mediante una especie de esporas que se clavan en la cera de nuestros oídos y se alimentan de sus nutrientes hasta que son lo suficientemente grandes para poder salir y alimentarse de nuestro sudor.
Siempre parecen alegres porque siempre sonríen y se comunican entre ellos con bromas. Jamás ha salido un comentario negativo de sus labios, de hecho, en golquiano, el idioma de nuestros amigos, no existen las palabras feas o que digan algo malo, si siquiera saben decir que no.
Su vida es bastante aburrida, se pasan todo el tiempo andando por nuestros cuerpos buscando algo interesante que hacer, pero rara vez encuentran algo que les guste. Al ser tan pocos viviendo en cada hombre, muy pocas veces se encuentran entre ellos y, de hecho, no conocen a ningún golqui que no viva en su mismo humano.
Una de las labores más importante que tiene el jefe golqui de la tribu es el de usar las “paletas rojas”. Estos instrumentos son algo así como unos megáfonos que introducen en una esquina especial de nuestros oídos, cerca de donde nacen sus crías. Allí dan órdenes al humano que les da la vida y que les sirve de hogar, alimento y protección. Con estas herramientas, los golquis ordenan a su benefactor qué es lo que deben hacer, hacia dónde dirigirse, qué tipo de alimentos comer para que el sudor sea lo suficientemente nutritivo para ellos, etcétera.
Es curioso cómo los humanos no saben absolutamente nada acerca de los golquis, ni siquiera conocen su existencia, es curioso porque realmente los humanos están siendo controlados por estos minúsculos seres, es curioso porque los hombres y las mujeres, cuando creen que están pensado y tomando decisiones cada día, realmente están siendo marionetas de quienes desean que tengan un sudor más rico. Es curioso cómo los hombres y las mujeres, realmente somos producto de los deseos de un ser microscópico, realmente somos ellos sin saberlo.
Y el jefe de los Golquis, aquel que nos ordena qué debemos hacer, desconoce la identidad de los otros jefes, de hecho, desconoce completamente a otros golquis que no sean los de su tribu en el humano donde viven. Realmente nuestra civilización es la civilización de los golquis, jefes de tribus que controlan a hombres y mujeres para relacionarse con otros sabiendo que son dominados por otros jefes de tribus, a los cuales ni siquiera conocen.
Pero lo cierto es que los golquis, aunque se pueda pensar que tienen todo para ser felices, son muy desdichados. Sus grandes caras sonrientes solo ocultan la amargura de su corazón, pero nunca pueden dejarse ver como realmente son, criaturas solitarias y tristes que gastan sus vidas en alimentarse y pasear, que dominan a unos seres enormes que no llegan a verlos y mucho menos a comprenderlos. Los humanos jamás sabrán de su existencia, jamás podrán apreciarlos. Pero lo peor de todo es su aparente felicidad. Así como ningún jefe golqui sabe quién es el que controla a los otros hombres con los que interactúa su marioneta, ningún golqui sabe que tan triste como él es, así son sus compañeros. Pero todos los golquis deben seguir siendo felices, no pueden expresar lo que realmente sienten porque en su idioma no existen palabras para hacerlo. Todos tienen miedo a que si dicen lo desgraciados que son, el resto los desprecien por no saber ser felices, por no saber ser golquis.
Estos seres tan minúsculos y graciosos, que no solamente viven en nosotros, sino que además se aprovechan de nuestras pieles, cera o sudor, están siempre tan tristes que su sonrisa de felicidad realmente es una mueca, una máscara que se ponen para no enfrentarse a su realidad, que cuanto más felices quieren aparentar, más triste está su corazón.
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