viernes, 6 de mayo de 2011

Testimonio

Es algo que todos sabemos que cuando tenemos una meta en la vida a largo plazo, o incluso a medio o a corto, una vez lo hemos conseguido, nos sentimos vacíos. En seguida necesitamos otra meta que perseguir para dar sentido a nuestras vidas.

Hoy quiero hablar acerca de alguien que una vez tuvo una meta, tuvo un sueño y fue a por ello como la base de su existencia. Esta persona es Juan Luis Guerra. Este dominicano, menor de tres hermanos, aunque tuvo una guitarra desde los 10 años, no comenzó a interesarse seriamente en la música hasta la mitad de sus estudios de filosofía en 1975.

Desde el principio quiso ser el mejor, llegar a la cima de la música mundial. Después de muchos años de intenso trabajo, de cosechar innumerables éxitos gracias a su trabajo y su innegable talento, llegó a ser el artista con más grammys de todo el mundo latino, llegando a ganar incluso 3 de estos premios, considerados los Oscar de la música, de la academia norteamericana. Ha vendido más de 20 millones de discos en todo el mundo. Poca gente hay que no conozca canciones tan famosas como “Ojalá que llueva café en el campo” o “La bilirrubina”. Humanamente había logrado todo lo que habría podido soñar cualquier músico, estaba en la cima de la cima de cualquier pretensión.

Y ahí estaba, un artista en lo alto de su carrera, de hecho, en lo alto de cualquier carrera imaginable. Entonces vio que su vida no merecía la pena. Durante varios años estuvo alejado de la música, incluso intentó suicidarse varias veces.

¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede alguien con más éxito y dinero de lo que cualquiera de nosotros pudiera soñar, de repente, decidir que no merece la pena seguir viviendo su vida?

Durante este tiempo, Juan Luis aprendió una lección muy importante sobre el sentido de su existencia. Aprendió que el dinero, la fama, el ruido, los violines, cualquier cosa en que base su vida no servirá de nada mientras su corazón se encuentre vacío. Mientras tenga que seguir rebuscando entre su propia basura para encontrar un sentido a su vida, nada merecerá la pena. Incluso el mayor éxito será una derrota. Con el corazón vacío, el oro se convierte en estiércol.

Después de este tiempo, Juan Luis sacó un nuevo disco en el año 1998, llamado “Ni es lo mismo ni es igual”. En este disco, se podía apreciar un completo cambio en su manera de ver la vida, en la manera de interpretar el mundo. Hablaba de un corazón con un propósito, de una vida con sentido y de alguien junto al que sí merece la pena vivir, aún en medio de las dificultades. De este disco es la canción que os pongo para que escuchéis. Dedicada a esta persona junto a quien hasta las mayores dificultades son transformadas en alegría, y que sin él hasta las mayores glorias nos pueden llevar al suicidio. Que lo disfruten.

Testimonio
Juan Luis Guerra

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